AEROPLANOS (Mi poema)
Andrea Valbuena (Mi poeta sugerido)

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MI POEMA… de medio pelo
 

Enrique, hermano mío, tú, allí donde te encuentres,
no sé cómo te sientes, ignoro si hará frío,
si hay chopos en el río, si alguno tiende puentes
mas dime qué simientes causaron desvarío.

Si en ese sitio hay eras para tus aeroplanos
y para con tus manos hacer bellas quimeras,
de balsa si hay maderas, de seda si hay gusanos,
de alpiste si allí hay granos, si existen las moreras.

Por qué dime te fuiste, ni a mi decirme a mi adios
sabiendo ambos los dos que me dejabas triste,
qué fue lo que supiste, dí qué te dijo dios
y que a tus treinta y dos, jugaras al despiste.

Espero si el destino a mí así me lo concede
y el tiempo me precede que he de llevarme vino,
buscando un adivino para atinar tu sede
gozando del encuentro con un brindis divino.
©donaciano bueno

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Este es un humilde homenaje a mi hermano, dos años mayor que yo, a el que estaba muy unido, que a sus 32 años. un mal día, sin saber por qué, decidió deshacerse de ataduras, inteligente él, sabio él, quizá pensando que en este mundo ya no tenía encaje, irse al cielo. Enrique era un experto en aviones, cuando aparecía uno por el cielo sabía identificar la marca, modelo…etc…, y fabricaba maquetas a escala con madera de balsa que hacíamos volar en las eras de pueblo. Algunas con grandes alas tirando de una cuerda hasta que conseguíamos hacerle planear si el viento era favorable y otros más pequeños a los incorporaba un cohete para observar como salía disparado. Qué recuerdos!

MI POETA SUGERIDO: Andrea Valbuena

Andrea Valbuena

La razón del miedo

Entiéndeme, la última vez,
dejé que se esparcieran mis pedazos.
Por eso hoy,
no esperaba encontrarme
tan entera ante tus ojos.

No la conoce

Una vez escribí: «Te quiero porque adoro mi pena».
Me ha inundado la tristeza al releerlo.
Qué ignorancia.
El amor,
cuando merece la pena,
no la conoce.

Recuerda

Ahora que no estás,
mi memoria es un campo de minas.
No hay nadie que me advierta,
nadie que detenga mi curiosidad,
nadie que me haga olvidar dónde explotabas.

Ella es breve

No quieres destapar este desastre.
Hablamos de un barco a la deriva,
que sigue anclado a la orilla que abandona.
Un amante precoz
que acaricia las cadenas de sus errores.
Una trapecista que pierde el equilibrio
y todavía te busca más allá de su red.
Una voz enamorada del silencio.
Un poeta que sólo sabe escribir a su primer amor.
Hablamos de un caos
que adora la brevedad de las cosas eternas
y se ordena omitiendo que ama.
Por las noches no grita
no tiene ganas,
sólo escucha y presta atención a su calma.
Hoy ve a la vida alimentando una soledad divina,
y esa luna que brilla más que nunca
porque, como ella, sólo será esta vez.

Todo está bien

Dos cuerpos que se enciende
avivan la luz de un principio.

Un reloj se para
dando cabida a esta hora muerta
en la que no estás ni apareces.
Y la realidad se presenta desmedida.

Lo único que no muere es la verdad,
amor, y tú la has roto.

Ante la mentira,
yo prefiero desbordarme y acabarme
a ponerle un parche al miedo.
El dolor es un amigo,
porque le doy la mano y me aleja de yi,
Cuando vacilo, me recuerda tus razones,
tu risa, tu humillación y tus silencios.

Pero todo está bien.

Dos cuerpos que se encienden
pueden apagarse,
porque la luz no es el motivo
ni la oscuridad un final.

Desde el dintel de una ventana estrecha

Hacíamos el amor en un cuarto tan pequeño
que ser uno nunca fue tan cierto.
Cuando me fui,
las paredes aún jadeaban tu nombre.
Hoy hay demasiado mundo,
demasiada gente,
demasiada ciudad
y al parecer solo una calle
por la que tú vas a pasar
y yo no voy a verte.

Sin darte cuenta

Es curiosa la memoria:
puedes no recordar cómo era alguien
de quien te enamoraste
y ver aparecer, sin embargo,
la textura de su piel ante tus ojos.
El breve fotograma de una clavícula
que remueve en tu retina
eso a lo que sabía el amor ayer.

Oídos sordos

Miraba sus labios:
subían, bajaban,
movían las palabras.
Me dijo:
un amor conjugado en pretérito
no vuelve a dejarse suceder.
Yo escondí mis ojos
y eché un vistazo atrás:
Cuatro, seis, diez, doce… —dije—.
Prefiero contar besos antes que abandonos.

Ojalá nazcan con tu perfume las flores

Yo quería dibujar tu sombra en cada sílaba
para homenajear aquellas
que nunca pudiste pronunciar.
Yo quiero encontrar las palabras
que supongan la perpetuidad de tus ojos
en todos aquellos que leen.
Escribir los versos que describan la manera
que has tenido de hacerte eterno.
Vivirte sin prisa, una y otra vez,
en los poemas
y en las fotos,
en los cuentos,
las certezas
y el recuerdo de tu felicidad.
Siempre fuimos más familia
cuando peor vino el tiempo.

Tú reblandeciste nuestros corazones
para que, deshechos,
se fundieran en uno solo:
más fuerte,
más capaz,
más entero.
El que hoy nos deja pensarte
y sonreír.
Aunque puedo asegurarte
que en este jardín donde crecen las flores
siempre caerá una lágrima con tu nombre.

Aire

Los muros van cayendo,
las puertas se abren,
esta habitación empieza a ventilarse.

Ya no huele a abandono,
hay alguien que quiere entrar:
soy yo.
Ahora susurro estos poemas
para que lo entiendas.
Bajito,
pero con el propósito de que puedas conocerme
cuando escribo en minúsculas,
porque en aquello que intento
hacer pasar por alto
está el sustantivo de todo lo que soy.

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Autor es esta páginna

Donaciano Bueno Diez
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