UN SIMPLE E-MAIL (Mi poema)
Efraín Barquero (Mi poeta sugerido)

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MI POEMA… de medio pelo

 

Ella de mi se fue, yo aun no me creo.
Se fue disimulando, lentamente.
Me dijo ya no ver lo que yo veo
y cree no es correcto si se miente.

Yo, que era la alegría en su recreo,
de sus ansias de amar un indigente,
excusas me ha enviado en un correo,
un simple e-mail diciéndome lo siente.

No respondas la nota, me decía,
no es posible, no existe remitente.
¡Ladrona, me ha robado la alegría!

Aún la busco desesperadamente.
No me dijo donde ahora viviría,
fue incapaz de decírmelo de frente.
©donaciano bueno

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Lo que antes era pasar un mal trago, ahora se ha solucionado con un simple mensaje de despedida en 144 caracteres. 

MI POETA SUGERIDO:  Efraín Barquero

RECETA PARA EL AMOR

Para males de amores
dormir tres días,
dormir con ropa puesta
y luz prendida.

¿Y luz prendida?

Dormir tres días,
sus manos y sus ojos
que desvivían,
desprender su fragancia
con agua fría,
en la mañana
de los tres días.

¿De los tres días?

¡De tres mujeres
con que dormiste estos tres días!
(Del Libro «Maula»)

TEMA 14

LA EXTRAÑA NOCHE DE MI SANGRE, LA EXTRAÑA PATRIA
ninguna mesa me es tan silenciosa
ninguna pradera me es tan sola
mirar en ella es engendrarme, reconocer mi cuerpo
yo elijo mis muertos al vivir, mis parientes terribles.

Somos los más poseídos, los más conquistados
los seres más lentos que contemplan el cielo
me esperan los desconocidos
los convidados más rojos de este sol
me esperan en el lecho mis eternas formas
mis sueños, hijos de un desierto sin nombre
mi carne es un caballo pastando
cuya soledad me aterra si despierto.

Lo asombroso del mundo es este cuerpo lento
con cada uno de sus órganos parecidos a mi rostro
en un lugar la noche es igual a la luz
desde la sombra aparecieron los que amo
como si mis ojos los crearan
como repetir un gesto total como las manos.

Una noche es cada ser que recupero
una puerta cuya entrada son todas las puertas
yo estoy aquí donde se tuvo la sombra
como una mesa en lugar de mis muertos.

De esta sangre, de esta noche ecuatorial
voy a morir de algo más dulce que un pájaro
del único valle imborrable de la tierra
donde nadie habita, donde esta casa no existe
voy a morir sin jamás atravesar mis aguas
sin vivir todo el rumor de mis árboles
voy a morir de un fruto más desconocido que mi cuerpo
de una leche más pura que mi madre.
(Del Libro «Epifanías»).

CANTO A ESTA MUJER

Canto a esta mujer que me acompaña
hija, hermana y madre ella misma,
tierra de donde me alzo al sol primero
y después dulzura que llena mis frutos.

Canto a esta mujer que está en silencio
como millares de hijos en el vientre,
pero que silenciosa viene y va
más liviana que un pájaro en el viento.

Canto a esta mujer que está tejiendo,
a esta otra que está amamantando,
canto en ellas a la fertilidad
y a la eternidad de mis huesos en la tierra.

Canto a esta mujer que ahí me espera
como puerta en la inmensidad del mundo,
a estos cabellos donde se enreda el viento
que empuja nuestras banderas al combate.

Canto a esta mujer de larga cabellera
y a estos de donde nace el agua,
canto a su sexo de donde volveré a nacer
y a su sangre que regará sin término.

Canto a esta mujer que me acompaña
con los senos henchidos por mi anhelo.
Canto a esta mujer, todas las mujeres,
y dejo la esperanza perseguida del hombre
en la tierra sagrada de sus vientres.
(Del Libro «La Compañera»)

SI HE DE TENER CONTIGO UN HIJO

Si he de tener contigo un hijo,
que éste llegue
cuando nuestra casa sea toda la tierra.

Si hemos de dejar un heredero,
que éste venga
para mirar sin asco nuestro mundo.

Si he de hacerte madre,
que sea con amor
y no con verguenza de vivir y de ser hombre.

Si hemos de traerlo, conquistemos para él
el derecho de ser libres
para que después no nos maldiga.

Conquistemos la tierra donde habrá de crecer,
para que después no nos olvide
al no encontrar nuestras raíces.

Conquistemos la paz en que habrá de construir,
para que después no nos desprecie
al impedírselo sus propios hermanos.

Que nuestro hijo rasgue en dos tu vida
y tu grito de dolor conmueva las estrellas;
hienda en dos mi canto, y por mi herida
entre el sol a todas las conciencias.
(Del Libro «La Compañera»)

PUERTAS DE CHINA

Extranjero, detente en mis murallas
contengo tantos muertos que entera soy de cal y espinas
mi tempestad será de cenizas extinguidas hace siglos
te quemaré como al caballo de la estepa.

Sarmentosa soy como la más pura claridad
fiera como un terrible leprosario
no verás mi desnudez que el viento cuida
conmigo dormirás sin conocerme
en mis rodillas dormirás el sueño devastado del invierno
oirás sólo el tifón
el puñado de los huesos enemigos que en mí no encuentran el reposo.

Para tí seré ausencia de raíces
un río turbio, un fruto descarnado
en mi manto hay un tambor que batiré por ti mientras existas
hueso contra hueso morderás el arroz podrido del esclavo.

Olvidarán los hijos y los padres
todo aquel que en mi pecho exprimido se formó
en ti seré siempre este fragor del tifón en las estepas milenarias
la sequedad, el frío de mis uñas
el coro de mi hambriento en tus oídos.

En el hombre encontrarás refugio
en el templo hallarás el aire que te niego
junto a Buda la oscuridad de mi memoria
de mí saldrás como has venido
no verás sino mi anchura inabarcable
no tendrás otra cosa que el silencio.
(Del Libro «El Viento de los Reinos»).

EL ANTIHOMBRE

Tú, sacrificador impuro
verás surgir la mirada del dios terrible de los brazos amputados
del rostro más humano que nos has visto nunca
has roto algo tibio, suave nocturno
has provocado el corazón secreto de la tierra
has desgarrado el lienzo de los vivos y los muertos
has negado al hombre su condición divina
poseerás el mundo
jamás la muerte de los inocentes
esta es más grande que ninguna patria conocida
debajo de cada muerto hay una estrella de fuego
debajo de cada estrella hay mil signos extraños.

Hombricida, te irás cubriendo de rugosas escamas
tus manos se convertirán en tenazas
tus pies en pezuñas
la boca se te alargará con la blasfemia
los dientes te cubrirán como armadura
crecerá tu cuerpo como cápsula gigante
lleno de una materia blanda, pegajosa, que arrastrarás como una cola
te rodeará una niebla gaseosa
un plasma blanquecino se derretirá como un amanecer ante ti
estarás solo, rodeado de aletas metálicas
solo en un mundo de máscaras, de escafandras, de cicatrices volcánicas
sólo un salar, en una tierra de raíces.

Como los boxeadores jadeantes masticas, masticas goma
con tu uniforme de jugador de rugby golpeas las ventanas, las puertas
eres el molde, el recipiente donde fermenta un licor dulzón desvaído
eres un engendro de niño y de arma moderna, de perro faldero y
de mujer hombruna
eres el violador de los muertos cuyo sexo adornas con trajes de muñeca
cuerpo deforme alimentado con hormonas
ídolo rodeado de ancianos cancerosos
paloma con pestañas postizas, carnívoras
tus ciudades son la armazón de un monstruo inútil
manicomio, prisión de cavernosas carcajadas
la soledad es tu tesoro
la soledad es un jardín de endurecidas flores
donde los niños juegan con los avaros un juego reglamentado, triste
los locos son las piezas sueltas de un gran artefacto que gobierna el mundo
tu crueldad irritada como un órgano
quiere hacer de la mujer una fuente de energía mecánica
quiere ambientar los genes en una redoma de vidrio
en esa vasta cámara de hielo llena de peces humanos
estás solo y armado con tu rostro de goma, tus manos radioactivas y azules.

De violencia te acuso
de resucitar a Cristo con otras ropas
no desnudo, sangrante, dulce
no colgado en una cruz
extendido en un mesón
carne blanca, negra, cobriza
toda carne de animal terrestre era la suya
todo paño obscurecido de sudor era su rostro
todo vendaje de enfermos
toda sábana nupcial
a todos nos miraba desgarrado por los clavos
nos miraba con cada parte de su cuerpo
con su vientre, con su sexo, con su pecho, con las palmas de sus manos
con su larga, poderosa, quebradiza delgadez
con el peso del madero, el silencioso espanto de sus rasgos
nos miraba con su cuerpo
nos hablaba con su cuerpo
en él luchaban la rebelión, la dulzura, la piedad, la cólera
era joven, viejo, sereno, triste
incorruptible como el sol, como el fruto, como el pan
era lo más desnudo que pudo existir.
(Del Libro «El Viento de los Reinos»).

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Autor es esta páginna

Donaciano Bueno Diez
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