EL GATILLAZO (Mi poema)
Sonia Silva Rosas (Mi poeta sugerido)

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MI POEMA…de medio pelo

 

A ese joven pinturero
que un día se le engatilla
toreando una vaquilla,
presumiendo de torero;
que ignora el muy puñetero,
que él problema está en el coco
y no hay que volverse loco
ni entrar en el burladero.

Y es que alguna vez fallar
es normal ¡qué frustración!
no existe una explicación
como te ocurre al hablar
Imagina al platicar
«fallas» cambiando una letra
o que en solfa la retreta
confundas con retratar.

El gatillazo, de que se ríen,
el gatillazo, qué frustración,
es traicionero, nunca se fíen
pues que no tiene una explicación.

Que la pólvora mojada
al maestro es cual borrón
y no existe actuación
que no se encuentre impregnada
de pecados sin licencias,
veniales advenimientos,
que son reconocimientos
a lagunas e indigencias.

Que fallar, eso es normal,
y prueba es de que tú existes
y aunque no sea habitual
no has de evitarlo aun si insistes.
Mas deja de presumir
tú también eres humano
si se vuelve a repetir
piensa en dios conmigo, hermano.
©donaciano bueno
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MI POETA SUGERIDO:  Sonia Silva Rosas

Árbol de ausencia

Me sepultaron a los veintiocho,
durante junio,
inesperadamente cavaron el pozo
y arrojaron sobre mí la tarde.

Ni siquiera el grito,
sólo el canto de la cigarra
en plena liturgia.
Desde entonces,
solitaria en el jardín
y repleta de furia,
germina mi ausencia
en los árboles
que tanto cuida mi madre.

El exilio de Minerva

A Minerva Margarita Villarreal

Serán estas cuatro paredes la hoja
que por años has buscado,
a la vuelta de tus días
escucharé de ellas las palabras
que tropezaron con el ápice de tu lengua
para quedar estancadas en tu mirada.
Exprimirás entonces tus pupilas
necesario es que lo hagas con tal fuerza
que te permita quedar ausente
de paisajes, imágenes y recuerdos
de nada servirán las fotografías
de nada servirá leer tu mano
para recorrer de nuevo el pasado.

Desamparada buscarás entre los telones
de la historia
algún motivo que ayude a descifrarte
algún motivo que te haya obligado a respirar
en esta nube de concreto
y no encontrarás ninguno
ninguno
sólo una bocanada de soledad
huyendo de tus pulmones
sólo la impotencia de saberte en la orilla
de ese otro lado.

¿Quién te pidió permiso para que existieras?
¿Quién demonios dijo
que deseabas el aliento en tu barro mal formado?

En este muro de arcilla
dibujarás los rostros que anhelabas
para tu rostro,
el vacío también lleva una máscara,
sólo es cuestión de mirarse fijamente
en el espejo
para encontrar el gesto preciso de su angustia
sólo necesitas cincel
y un grano de paciencia
para descubrir que te enviaron
sin rostro alguno:

No eres ni fantasma, ni sombra,
ni criatura, ni raíz, ni tiempo en la distancia,
simplemente no eres, nunca fuiste.

Llenarás de ti este otro muro.
De sus esquinas penderán tus sueños
ya coagulados,
y si aún por tus venas fluye algo de sangre,
teñirás con ella los pliegues
que siempre ocultaron la desesperanza,
el error y el exilio.
Tal vez en tu lecho busquen refugio
algunas gotas,
tal vez esas gotas se transformen en mareas
y se lleven entre olas el sordo lamento
de tus fantasmas,
no te preocupes por ellos
sabrán protegerse del olvido
escribiendo su nombre en el tercer muro,
por eso los marcos, las molduras y velas,
para invocar la pesadumbre
que sus huesos vistieron a través de los años.
Cada jueves bajarán los santos
a peinarles el abandono
y cuando la fatiga por estar colgados los abrume,
se dejarán llevar por el viento
y no habrá santo, ni dios ni diablo
que les haga cambiar de parecer.
No te angusties cuando esto suceda,
recuerda el agujero de la pared cuarta,
sólo a través de él contemplarás
cómo tropiezan con árboles, techos y ramas,
sólo por él sentirás cómo su mirada
se clava en tu mirada
y deberás exprimirte con más fuerza
para no dejar en ti palabra e imagen,
ni siquiera algo de aliento que amenace
con llenar de polvo el final de tu obra.

En estas cuatro paredes,
el acrílico de tu mirada

¿En cuál de sus esquinas
contemplaré derramada tu presencia?

Detrás del cristal

A través de este hueco respiro
las palabras que los otros lanzan al exilio,
siento su dolor
en el intento por descoser tardes
a su piel prendidas,
¡cuánta desesperación en sus dedos,
separan las carnes!
resulta difícil cortar los hilos
que sostienen al sol a fuerza de lágrimas.

Detrás del cristal
– gritos mas no palabras-
tardes que se aferran a los hilos
y el dolor de la carne
en su dibujo rutinario
– de muerte prematura-

Huir del olvido

Para Alí Chumacero

Más allá de la primera imagen
de la mirada que arrojó Dios Padre sobre estas piedras
del mármol que revienta las cuencas de los muertos
de las palabras y sílabas
y nombres que faltan por nombrar
de las sombras aún ocultas en el vacío
y los últimos pellizcos de luz
que contemplan los sentenciados.

Ahí, detrás de la lucha circular
entre noches y tardes,
en algún dedo que hábil señala
la caída y renacimiento de las estrellas,
detrás del grito de las parturientas
y del equipaje del viajero
que nunca se decide a partir.

Más allá, justo en el hueco
que deja el dolor,
en el límite preciso entre ruido y silencio
me descubro con mi lápida a cuestas
en franca huida del olvido.

Distancia

La distancia es cementerio de ausencias,
nopal cosido al pecho
cuerpo tendido en la autopista.

Es humo
que lanzan los olvidados
a la noche,
himno a la soledad,
refugio de los trastornados.

Es el bajel que abordan los suicidas.

La distancia arroja sus migajas
a los abandonados,
esos que andamos por el mundo
con el corazón expuesto:

últimamente la distancia
practica el tiro al blanco.

Mejor el respiro

Ya no quiero dormir,
no deseo buscar entre los rescoldos de la noche
la máscara del día siguiente
ni darle tranquilidad a mi espíritu;
para mí la paz es ajena,
no la conozco, nunca la he visto
y no pretendo encontrarla cerrando mis párpados.

¿Qué de bueno puede tener
eso de permanecer inerme por algunas horas
mientras el silencio agrieta mi rostro,
aturde mis ganas y se lleva las fuerzas?

Mejor los ojos abiertos,
fingir la muerte sin descanso alguno
con los sueños tatuados en el tirol
y el remolino de las sombras
haciéndome gestos.

Mejor el respiro de quienes duermen,
de quienes asumen su muerte desde ahora
y se conforman con ser murmullo en la historia.

Yo prefiero no dormir.

¿Qué de bueno puede tener
eso de buscar tranquilidad
detrás de una máscara?

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Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

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