RECUERDOS OXIDADOS (Mi poema)
Félix Valencia Vizuete (Mi poeta sugerido)

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MI POEMA… de medio pelo

 

Voy en busca de recuerdos oxidados
que en el aire se han perdido, sin retornos,
fue, quizás, que se marcharon enfadados,
con desprecio pues que oídos hacen sordos.

Son aviesos, se me escapan de las manos.
Cuando clamo se declaran insurgentes,
no consigo yo atraer a esos arcanos
pues algunos hay que fueron indecentes.

Es posible que renieguen del pasado
o que escondan su talante de inocentes,
que no quieran exhibirse ya a mi lado
pues que yo les denuncié por insolventes.

Que, por el paso del tiempo corroídos,
pretendan hoy ocultar su deterioro
pues no quieren asomarse a mis oídos,
mas a todos yo les busco, les adoro.
©donaciano bueno

No es verdad que con el paso del #tiempo los recuerdos se oxidan? Clic para tuitear

Comentario del autor sobre el poema: Los recuerdos son la foto de unos hechos buenos o malos que nos acompañaron a lo largo de nuestra existencia. Aunque, a ser posible, únicamente nos gusta recordar los buenos.

MI POETA SUGERIDO:  Félix Valencia Vizuete

LA GRAN MENTIRA

Cristo y Judas son flores de heroísmo
y la una sombra agranda la otra lumbre;
si Cristo es grande como toda cumbre,
Judas es negro como todo abismo.

Mas los dos por extraño fatalismo,
al predicar amor y mansedumbre,
el uno es presa de ebria muchedumbre
el otro es verdugo de sí mismo.

Mientras tanto el Dios hombre y el suicida,
hasta hoy no pueden con sus muertes rudas
disminuir las miserias de la vida.

¡Y entre tantos horrores no se ha visto
un acto más infame que el Judas,
ni un morir más inútil que el de Cristo.

COMO EL COCUYO

Ríe la tarde con ardiente anhelo,
al resplandor del sol ya moribundo,
que lo mismo que un pájaro errabundo,
cansado de volar serena el vuelo.

Llega la noche y con su oscuro manto,
cual inmenso sudario envuelve al mundo;
entre las cosas un negror profundo
y se encienden los astros en el cielo.

Tal ríe a la ilusión el alma humana
y aún le adora doblando la rodilla,
sin ver que es flor que dura una mañana.

Y, después, con inmensa maravilla,
aunque en notas de llantos se desgarra
la noche del dolor, es cuando brilla.

CUERVOS

Por el inmenso y luminoso cielo,
una legión de cuervos se pasea.
cada ojo es un sol que centellea,
cada ala es un pendón de duelo.

Y es toda su ambición, todo su anhelo,
antes, antes de huir de la pelea,
apagar lo que es lumbre y es idea,
destruir lo que es canto y lo que es vuelo.

¡Y lanzando sus gritos de amenaza,
se arroja la bandada de los cuervos,
para asaltar al águila que pasa!

TU BOCA

Quien al sentir su corazón opreso,
no se enloquece solamente al verla,
ni en el fondo del mar hay tanta perla,
ni en ninguna otra boca tanto beso.

Al dar paso al encanto con que ríes
y se entreabren tus labios virginales,
parecen dos capullos de alelíes,
empapados en sangre de corales,
empapados en sangre de rubíes.

Y cuando la impulsó de hondo desconsuelo,
lloras y con tus lágrimas los mojas,
tiemblan en ellos como perlas rojas,
como tiemblan los astros en el cielo,
como tiembla el rocío entre las hojas.

Si cantas, los arrullos de tu acento,
me hablan con la dulzura de ese idioma,
que toca el corazón y al sentimiento,
y gime, como gime el sufrimiento
y arrulla, como arrulla la paloma.

La ardiente sangre de tus labios rojos,
a beberla en los mismos me provoca.
Yo te quisiera dar en mis antojos,
un mundo por un beso de tus ojos,
un cielo por un beso de tu boca….

Erranza lejana

En vano he mostrado a los cielos una hosca mirada,
un puño crispado que, luego, más flojo ha caído;
el ave siquiera tiene alas, el árbol un nido,
y yo ni esperanzas, ni anhelos, ni cantos, ni nada.

El grito que a veces se escapa se va con el viento
y lejos… la burla del eco convierte en gemido.
El mar tiene horas de clama silencio y olvido
y yo ni descanso, ni tregua, ni fuerza, ni aliento.

Por eso, aunque hollaran mis planas alfombras de raso,
ya nada me atrae, ya nada me gusta, ya nada me alegra;
ni canto a la aurora, ni río a la tarde, ni sueño al ocaso.

Muy triste, muy solo, a medida que el sueño retumba,
por entre las densas tinieblas de noche tan negra,
yo soy un viajero que busca posada en la tumba.

Llora

Cuando te inclinas al recio empuje de tus pesares
y cuando lloras al rudo golpe de tus congojas,
hay en tus ojos hermosas perlas, como en los mares
y en tus pestañas brillantes soles, como en las hojas.

Y cuando sufres y esa tormenta de los titanes
ruge en tu pecho, como el oleaje de las riberas,
hay en tus ojos las grandes llamas de los volcanes
y en tus pestañas las rojas chispas de las hogueras.

Y cuando sientas que te derriten tus amarguras
saliendo fuera de los más hondo de tus entrañas,
hay en tus ojos los grandes lagos de las llanuras
y en tus mejillas se ven torrentes de las montañas…

Llora tranquila por tus pesares, por tus dolores…
después que pasan las tempestades vienen las calmas;
quieren rocío las esperanzas, como las flores,
quieren rocío los corazones, como las almas…

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Autor

Donaciano Bueno Diez
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