EL DÍA EN QUE NACIÓ LA LUNA (Mi poema)
Federico Hernández Aguilar (Mi poeta sugerido)

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MI POEMA… de medio pelo
 

El día aquel en que nació la luna
el cielo dormitaba, estaba oscuro,
las meigas recitaban un conjuro,
ni un atisbo de luz. Y es que hubo un muro
que ciego, se postraba ante su cuna.

Y fue así que comenzaba a aparecer
una bebé sonriente, tan bonita,
tan linda, tan oronda, tan chiquita
para hacerse enseguida alargadita
volviendo su figura a decrecer.

Nadie fue a celebrar su alumbramiento
ni siquiera el sol fue, su contrincante,
que estaba ausente, dicen, ese instante
y nadie le avisó que algún tunante
pretendiera ocultar tal lucimiento.

Mas comentan e, ignoro si es verdad,
que surgieron bailando unas doncellas,
por azar convertidas en estrellas,
relucientes, gloriosas y tan bellas,
que brindaron a la luna su amistad.

Y así nació, cuando las uvas pintan,
sin ruido hacer, casi de tapadillo,
en ese paritorio tan sencillo.
Desde entonces los poetas sacan brillo
y en sus versos la pintan y repintan.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO: <strong>Federico Hernández Aguilar</strong>

Federico Hernández Aguilar

Usted quédese amando al prójimo

A mí la que me gusta es la prójima

Toda próxima
la prójima me gusta más porque sonríe
porque quiere y no quiere con los joos
porque se aprieta el pecho con soltura
y cierra las piernas con codicia

Usted quédese amando al prójimo

Yo prefiero a la prójima que mira
que sabe que toca que prueba

samaritana
magdalena
repentina
la sin piedras
la de nunca por si acaso
la que enseña a dudar de verdad
en salones repletos de prójimos

Quédese pues
usted
amando al prójimo

que yo seguiré a la prójima
prófuga
próxima
pródiga

Del libro Apología del cinismo

PALABRA Y TIEMPO

(Paréntesis kantiano)

Para callar no necesito mi silencio.

Me muevo.
Se mueve la hoja que cae y no lo sabe.
El aire es la denuncia natural del tiempo.

Para callar no necesito mi silencio.

No puedo remover una pestaña
sin tocar un rostro.
La palabra es injusta si la tengo.

Para callar no necesito mi silencio.
Necesito tiempo.

SONETO DEL PERDIDO TIEMPO

Ahí donde el instante es un recado,
donde muere de prisa una palmera,
el reloj es la duda pasajera
de una caricia que aprendió el pasado.

Vivir y haber vivido: ¿Quién —alado—
sobre las crestas de las horas fuera
visitante de honor en cada esfera,
espacio, tiempo, dimensión o estado?

Pues el minuto, sin querer, devora
las entrañas del tiempo en cada hora
que finge el suave rostro de la espera,

es en los huesos donde el alma, ruda,
penetra los abismos y desnuda
con otra exactitud tu vida entera!

Tu pubis

a D…

Invitación a ver lo que no veo.
Desafío que ampara mis locuras.
Razón de mis atléticas posturas.
Todo origen si origen deseo.

Premura constipada que a Teseo
dirige nuevamente a las oscuras
entrañas del misterio. Voz que a duras
penas tiene una lengua. Mi recreo.

Si rincón, el preciso; el necesario,
si refugio. Verdad tan inocente
que no requiere sombra ni escenario.

Rastro -mujer de Lot- de tantas sales.
Antiguo silo de un afán reciente.
Levedad que se erige en mil finales.

Tu poema

A un poeta que anda por ahí

Es bello tu poema. Las musas te han dotado
con la sed del Parnaso y el trino de Castalia:
Erato y Calíope, las luces de Tesalia
-en ansias por el verbo-sin recatos te han dado.

Es lindo tu poema -lo acepto de buen grado-,
pero es lírica muerta, cual verso de ‘Farsalia’;
no es dote de mi musa tu cruel parafernalia…
¡Labor de sastrería es tu verso complicado!

Me gusta su estructura, tu toque delicioso;
me gusta su fineza y lo que tiene de pozo…,
pero me sabe a dulzón delirio de colmena.

Respondo a su figura, me atrae el ritmo raudo;
tiene tiempo, es musical, la métrica la aplaudo…,
pero no me revuelve la sangre tu poema.

Soneto para entender a un neurótico

Nota: Para la composición de este soneto
se utilizaron los más geniales argumentos
que el autor ha escuchado, a manera de exculpación
en los círculos literarios de El Salvador.

La vida en sociedad es un trapecio
que juzga a los que mal se contradicen:
‘-Si soy como prefiero, me maldicen;
si soy como ellos quieren, me desprecio.’

Mentiras y verdades tienen precio
(un precio que suplica le revisen),
y al socio-torpe ritmo en que se dicen,
resulta de buen gusto ser tan necio.

Si podrirnos de absurdo es el esquema,
más vale dar su sitio al anatema
y hundirnos en la luz de una psicosis,

o en el limbo sublime del dislate
-gracioso y sepulcral escaparate-,
dar rienda a la bondad de una neurosis.

Quiero regalarte un collar

Dos notorias promesas en tus senos
vislumbra quien recorre tu fachada,
pues no existe tan torpe una mirada
que no tropiece en ellos…cuando menos.

Pero tú que en los prístinos terrenos
del amor no has caído aprisionada,
esquivas todavía la punzada
del ansia que termina en desenfrenos.

Mas si harta de granizo sobre el lecho
exiges merecida compañía,
imploro -emocionado- mi derecho

de arrancar tus gemidos con porfía,
y ver mi ardiente y líquida osadía
corriendo por tu cuello desde el pecho.

Nadie le habla a mi sombra

Nadie le habla porque saca la lengua a la menor provocación.
¿Quién podría soportar sus caprichos,
su salada fruición de niña?

Es larga, tácita, sepulcral (me refiero a su lengua).
Nadie quierr ser víctima de sus movimientos espontáneos.
Por mucho que lo desee,
no puedo librarla de su propia falacia.

La resignación de los hombres
es la pereza de los astros.
Mi sombra lo sabe.
Lo peor es que lo dice abiertamente
en los bailes, en los torneos, en las fiestas de gala,
en los conciertos, en los clubes deportivos,
en las recepciones que se organizan para dar la bienvenida
a todos los diplomáticos del mundo…

¿Que si me da vergüenza?
Un poco, sí.
Un poco.

No siempre es agradable lidiar con una sombra maleducada.

FREUD

Necesita una hora de llanto
el niño perdido en el bosque
para vengarse toda la vida.

PASIÓN
Porque sabe que hemos venido
a aplastarla nuevamente,
la hierba se pone amarilla al vernos.

ARA
Ponedle un caso en las ramas,
amarradle una pistola al tronco,
cubridle de espeso carmín las hojas,
vendadle cada una de sus raíces…
Y ni por esas
se parecerá al hombre.

EDAD
Veintirrés años de vida,
doce de asombros,
dinco de inquietudes,
ni uno de certezas.

EROTISMO
Mientras bajo con mis labios a otra parte,
¿te comes mi dedo índice?

VERGÜENZA
Tres pudores rozando con el asma
que por la lengua sale a desvestirte.
Un cruel, atrabiliario y gris fantasma
que teme verte amar y divertirte.

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Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

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