NO ME TOQUEN LAS MANDANGAS (Mi poema)
Jorge Campos (Mi poeta sugerido)

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MI POEMA… de medio pelo

 

Dejen ya de tocarme las mandangas,
dejen ya de pisarme los talones,
guárdense sus soflamas y pregones,
sus premios, sus sonrisas,  sus pachangas
y falsas bendiciones.

No mancillen las plazas y los foros
con mensajes de voces hilarantes
impropias de hombres buenos. Que farsantes
desnudan, prostituyen sin decoros
para encubrir mangantes.

Váyanse a trabajar a otros terrenos
sedientos de que lleguen quienes vendan
esperanzas o sueños que convengan
y si pueden refocilen en sus cienos
así que estos hediendan.

Pícaros, sinvergüenzas y tramposos
¡huir de aquí, buscaros otras presas!,
vosotros de verdades sois compresas
destilando de líquidos mierdosos
y de heces inconfesas.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Jorge Campos

La ciudad desnuda

En esta ciudad sólo habitan grietas.
Aquí sólo queda el esqueleto de una guerra,
la hora indecisa de la tierra temblorosa,
un lago crecido que apesta a heces,
troncos desnudos sin copa,
la taquicardia de adictos a las balas.

Sólo quedan unos pocos
—cada vez menos—,
los que no se resignan al olvido,
los héroes de mármol con antorchas en sus camas.
Los edificios están vacíos.

Un niño apunta a transeúntes
dibujados en el pavimento
y grita con periódicos en el estómago:
¡La ciudad ha sido destruida!
(De Ruinas del árbol, Editorial 400 Elefantes, 2017)

Derrumbe

Lo triste no es morir.
Es nuestra salvación,
la manera de conceder al destino el privilegio
de resolver lo que no hemos concluido.
Lo triste es quedarnos a punto,
con la miseria ensartada en las manos llenas de mierda,
con el ¡Dios mío! a medio grito,
con la herida de hambre medio abierta,
y la cabeza desnuda y sin techo,
fracturada por el último derrumbe.

Promesa en el abismo

Quizá mañana sí te ame.
No estoy seguro
pero hoy sólo quiero prometerlo,
como me prometo todas las noches
despertar temprano
y no cumplirlo.

La última hora

Quisiera mantener apagada la luz por el resto del tiempo
para no saber del vómito de mi sombra en exilio
para evitar el reclamo lánguido
de la irreversible hora de la muerte repentina
a media luz.

Deslave

De todo lo circunscrito a la penumbra
del paisaje en la cumbre del colapso
sólo quedan las quejas de ancianos
desesperados por respirar
que mucho se esfuerzan por remover las cadenas
de sus fauces llenas de lirios podridos.
Y ahí, abierta la sepultura de sus glorias,
en la esperanza del grito del juicio
nos traspasan la antorcha inútil de vida
prófuga de cantos de revoluciones inconclusas
en la mañana aterida.
Nací enfermo de incertidumbre.
Sigo desnudo
con barro vendando las fracturas de mis guerras.
No tengo madero al que abrazarme
frente al deslave que se avecina.

Credo

Ella es el mundo que otros desgarramos
José Emilio Pacheco

Creo en la piedra que se lanza desde el espacio
para hacerse arena frente al mar.
Creo en la piedra antigua que la palabra usa para esculpirse universo,
y es llave que abre el sepulcro en la gran victoria sobre la muerte

se despedaza
y fracciona
como cráneos que se parten
al ocaso del pensamiento en el cosmos sacrosanto

la poesía es piedra que agrieta,
y vuelta pan del desierto
vislumbra desde el fondo de la propia existencia
provocando nueva luz de luz,
fuego inconsumible:
combustión de vida.

Éxodo

El único remedio contra los amores
sería matarlos.
C. Martínez Rivas

Sólo supe de miradas debajo del mar
al entregarme en el verbo
de la boca de un pez plateado
que enerva olas.

Tu voz partió el mar en dos
colmando cavernas transparentes
para cruzar desde el otro lado,
y fue tu boca la que arrancó
el esqueleto de mi cuerpo
lanzándolo fuera del agua
a caer en playa blanca de peces muertos.

Sed de sal

Hay dos vertientes
que se extinguen en tu cuerpo
y hacen agua en tu boca apacible.

Amo el mimetismo de tu sombra
en la clandestinidad del campo.
Amo tu voz de agua,
la pesadez de tus ojos
agrietados
cuando los cierro
con la palabra en ruinas.

Es tu agua
brote de la vid,
agua salobre que parte mi lengua.

Tengo sed de lo que escapa.
Sed de grietas.
Sed de sal.

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CREDO – Mario Benedetti

De pronto uno se aleja
de las imágenes queridas
amiga
quedás frágil en el horizonte
te he dejado pensando en muchas cosas
pero ojalá pienses un poco en mí

vos sabés
en esta excursión a la muerte
que es la vida
me siento bien acompañado
me siento casi con respuestas
cuando puedo imaginar que allá lejos
quizá creas en mi credo antes de dormirte
o te cruces conmigo en los pasillos del sueño

está demás decirte que a esta altura
no creo en predicadores ni en generales
ni en las nalgas de miss universo
ni en el arrepentimiento de los verdugos
ni en el catecismo del confort
ni en el flaco perdón de dios

a esta altura del partido
creo en los ojos y las manos del pueblo
en general
y en tus ojos y tus manos
en particular.

Comentario

Mario Orlando Hardy Hamlet Brenno Benedetti Farrugia (Paso de los Toros, 14 de septiembre de 1920-Montevideo, 17 de mayo de 2009)1 fue un escritor, poeta y dramaturgo uruguayo, integrante de la generación del 45, a la que pertenecen también Idea Vilariño y Juan Carlos Onetti, entre otros. Su prolífica producción literaria incluyó más de ochenta libros, algunos de los cuales fueron traducidos a más de veinte idiomas.

Autores en esta página

Donaciano Bueno Diez
Jorge Campos
: Autor,
MARIO BENEDETTI
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