ECHANDO UNA CARRERA AL TIEMPO (Mi poema)
Irma Pineda (Mi poeta sugerido)

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MI POEMA… de medio pelo

 

Pensando que hoy el tiempo trae a cuenta
le quise a echar al mismo una carrera,
el tiempo, que es más listo que cualquiera,
del reto fue a cantarme la cuarenta.

Seguro de que el mismo siempre gana
pues juega con las cartas ya marcadas,
no pude superar a sus zancadas
incluso cuando andaba con desgana.

El tiempo, ¿qué es el tiempo. quién lo sabe?
se dice que se alarga o que se acorta,
el tiempo sabe dios si se comporta,
de menos se ha de echar cuando se acabe.

De nada ha de servir ningún regate
que el tiempo, él es el dios, tú el pordiosero,
disfruta mientras te hace prisionero,
que al fin siempre ha de darte el jaque mate.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO: Irma Pineda

No me verás morir

No me verás morir
no podrás olvidarme
Soy tu madre
tu padre
la vieja palabra de tu abuelo
la costumbre de los tiempos
la lágrima que brota de un anciano sauce
la más triste de las ramas
perdida entre las hojas
No me verás morir
porque soy
un cesto de carrizo
donde aún se mueven las tenazas
del papá del camarón
el pescado que Dios comió
la serpiente que devoró un conejo
el conejo que siempre se burló del coyote
el coyote que tragó un panal de avispas
la miel que brota de mis senos
tu ombligo soy
y no me verás morir
Aunque creas que todos se han marchado
no me verás morir
Habrá una semilla
escondida entre los matorrales del camino
que a esta tierra ha de volver
y sembrará el futuro
y será alimento de nuestras almas
y renacerá nuestra palabra
y no me verás morir
porque seremos fuertes
porque seremos siempre vivos
porque nuestro canto será eterno
porque seremos nosotros y tu
y los hijos de nuestros hijos
y el temblor de la tierra
que sacudirá el mar
y seremos muchos corazones
aferrados a la esencia de los binnizá
y no me verás morir
no me verás morir
no me verás
morir.

Cándida

Mi madre descifró para mis ojos
el lenguaje de las estrellas
Depositó en mis oídos los cantos de la gente nube
Me enseñó los signos de mi nombre
A usar el ajo en la comida
a medir el dulce y la canela
a evitar el limón cuando viene la regla
a no temer el crujido del techo de madera y teja
cuando la tierra tiembla
Ella resolvía las dudas
Pero nunca le pregunté a mi madre
cómo trascurre la vida
cuando los soldados se llevan al marido
Cómo se enfrenta lo cotidiano
con la incertidumbre tras los pies a cada paso
Con qué palabras se explica a los hijos
qué es “un desaparecido”
Con qué unidad se mide la ausencia
los días oscuros
Cómo nombrar de un solo golpe
las ciudades recorridas buscando un rostro
los espíritus consultados para tener indicios
de dónde encontrar a un desparecido

Mi madre descifró para mis ojos

el lenguaje de las estrellas
Depositó en mis oídos los cantos de la gente nube
Me enseñó los signos de mi nombre
A usar el ajo en la comida
a medir el dulce y la canela
a evitar el limón cuando viene la regla
a no temer el crujido del techo de madera y teja
cuando la tierra tiembla
Ella resolvía las dudas
Pero nunca le pregunté a mi madre
cómo transcurre la vida
cuando los soldados se llevan al marido
Cómo se enfrenta lo cotidiano
con la incertidumbre tras los pies a cada paso
Con qué palabras se explica a los hijos
qué es “un desaparecido”
Con qué unidad se mide la ausencia
los días oscuros
los oficios sin respuesta
Cómo nombrar de un solo golpe
las ciudades recorridas buscando un rostro
los espíritus consultados para tener indicios
de dónde encontrar un desaparecido.

La luna creciente esperaré

para plantar en tu jardín
flores blancas que se desgranan
como los días de mayo
cuando bailamos en honor de los lagartos
y celebramos la fiesta del jazmín y del ciruelo
para recordar nuestra antigua fe
sobre la que plantamos cruces para engañar a los extraños
Y aquí seguimos
pronunciando los nombres macerados por el tiempo
con las flores en nuestros vestidos
como las aves danzamos
Agua de alegría bebemos
para festejar los ojos ciegos
de quienes nos creyeron muertos.

Me pesa la soledad de las madrugadas

como los párpados a medio sueño
Quiero encontrar tu cuerpo entre los hilos tejidos de la hamaca
Tu ausencia se vuelve un río contenido en mi garganta
Quiero que me nazca un grito
que llegue hasta la nubes
para pedir a mis antiguos padres
que bien guarden la marcha de tus pies
Repito las palabras de mi abuela
frente a la piedra de la memoria
para que recuerdes el camino de vuelta a mí
Te esperaré
sentada en la butaca de la tarde
Contando las manchas en la piel del jaguar
que esta estirpe me dio como padre
Rascaré las escamas del lagarto
para que te duela la piel cuando intentes olvidarnos

Soy la mujer tierra que rasgaste para depositar tu semilla

Lavo mi cuerpo para ahuyentar el miedo
Limpio las huellas de pétalos rojos
sobre la tierna palma del petate
No soy más la niña capullo
que esperaba el día en que las manos de su amado
la hicieran florecer
Te llevaste mi flor
¡Soldado!
Sin piedad la arrancaste
Mis ramas no tuvieron fuerzas para detenerte
La lluvia de mis ojos no será suficiente
para humedecer el suelo
y hacer que mi flor renazca

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Donaciano Bueno Diez
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