APENAS DOS RENGLONES (Mi poema)
Magdalena Sánchez Blesa (Mi poeta sugerido)

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MI POEMA… de medio pelo
 

Mi vida entre renglones es triste y anodina,
llegué al mundo siquiera sin yo haberme enterado
en un lugar bendito que el cielo me ha otorgado,
ungido de inocencia de gracia que es divina.

Bendita nuestra España, que allí es donde naciera,
malditos los rencores que arrastran su pasado,
-los nuevos pobladores de ayer se han olvidado-
partida en mil pedazos por tu alma pendenciera.

España invertebrada tan llena de prejuicios,
cuidarte has de tus hijos que algunos son traidores,
los mismos que te irritan, y extienden tus temores
tratando de incendiarte por todos tus resquicios.

Tal vez cuatro palabras y apenas cuatro ideas,
de surcos que son tristes trazando un garabato,
creando a mano alzada la imagen de un retrato
donde protagonistas de antaño hoy son peleas.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO: Magdalena Sánchez Blesa

Magdalena Sánchez Blesa

“Instrucciones a mis hijos”.

Jamás un conato de daros la vuelta
Jamás una huida, por muchos que sean
Jamás ningún miedo, y si acaso os diera,
Jamás os lo noten, que no se den cuenta
Jamás un “me rindo”, si no tenéis fuerzas
Aunque fuese a gatas, llegad a la meta
Que nadie os acuse… ¡miradme a la cara!
Que nadie os acuse de dejar a medias un sueño imposible…
(Si es que los hubiera)
Yo no los conozco,
Y mira que llevo yo sueños a cuestas
Jamás, y os lo digo como una sentencia, ¡miradme a la cara!
Jamás en la vida paséis por el lado de cualquier persona sin una sonrisa
No hay nadie en el mundo que no la merezca
Hacedle la vida más fácil, ¡miradme!
A cada ser vivo que habite la tierra
Jamás se os olvide que en el mundo hay guerra
Por pasar de largo sin gloria ni pena delante de un hombre
Y no preguntarnos qué sueño le inquieta
Qué historia le empuja,
Qué pena lo envuelve,
Qué miedo le para,
Qué madre lo tuvo,
Qué abrazo le falta,
Qué rabia le ronda,
Qué envidia lo apresa…
Jamás, y los digo faltándome fuerzas,
Si el mundo se para,
Os quedéis sentados viendo la manera de que otro lo empuje
Remangaos el alma,
Sed palanca y rueda,
Tirad de la vida vuestra y de quien sea,
Que os falte camino,
Perded la pelea contra los enanos
No sed los primeros,
Que os ganen los hombres que no tienen piernas
No sabedlo todo,
Dejad que contesten los que menos sepan
Las manos bien grandes,
Las puertas abiertas,
Anchos los abrazos, fuera las fronteras
Hablad un idioma claro, que se entienda
Si estrecháis la mano, hacedlo con fuerza
Mirando a los ojos,
Dejando una huella
Prestad vuestra vida,
Regaladla entera
Que a nadie le falte ni una gota de ella
¡Cantad!
Que cantando la vida es más bella
Y jamás, os hablo desde donde nazca
El último soplo de vida que tenga,
Jamás una huida,
Por muchos que sean…

Merezco

“Merezco un abrazo conforme amanezca.
Y si cerrara la noche por siempre,
merezco un abrazo con todas las fuerzas.
Merezco la risa más amplia del mundo,
estrenar la vida cada vez que llegas.
Merezco el “te quiero” más noble que encuentres
escrito en colores de pronto en mi puerta,
y un beso infinito, y un cuento bonito
para que me duerma.
Merezco tus manos trenzando las mías.
Merezco que lleguen a un sitio mis días,
merezco que el mundo detenga su guerra.
Levanten su copa, inventen un brindis por mí,
que merezco que el mundo me quiera”

La madre

A veces llego a mi casa
con la prisa
que requiere
hoy en día
la sociedad
y ni siquiera saludo.
Entro rápida
en mi alcoba
y doy un grito
a mi madre.
-¡Mamá, tengo mucha prisa.
¿Se me ha secado la falda?
¿Me has planchado la camisa?
Venga, ponme la comida
que me tengo que ir corriendo.
Y ella, como un soldadito
va mis órdenes cumpliendo.
-¿Dónde están mis botas negras?
¿Dónde has puesto mis pendientes?
¿Por qué me escondes las cosas?
¿Y mi cepillo de dientes?
Tráeme las llaves del coche,
cómprame un tinte del pelo
y luego, si tienes tiempo,
bajas la luna del cielo.
Y ella, como un soldadito,
va restando de sus horas
el tiempo que necesito.
De todas las formas, mi madre,
ya tiene hecha su vida.
Ahora debe dedicarse
a hacerme a mí la comida,
a tener la casa limpia,
a ir los martes al mercado…
En fin, esas tonterías
que a mí me han enamorado.
En fin, esas tonterías
que hacen que mi vida fluya
mientras yo, como un sargento,
voy malgastando la suya.
Yo metiéndome al bolsillo
su rodal de luna llena
y con sus rayos de sol
poniéndome yo morena,
mientras que ella
con la luz de una lámpara fundida
va consumiendo su vida
dando betún a mis botas,
ordenando mis cajones,
cosiéndome calcetines,
planchándome pantalones,
regalándome latidos,
remendándome tristezas…
¿En dónde me acabo yo
y tú, mamá, dónde empiezas?
Quiero que empieces aquí,
donde acaba mi poesía.
Debí haberla escrito antes,
¿verdad que sí, madre mía?
Pero aún nos queda tiempo.
Venga, cierra el costurero.
Ponte guapa que nos vamos,
hoy empezamos de cero.
¡Desenchufa ya esa plancha!
¡Deja la ropa en el balde!
Yo lo haré cuando volvamos,
vamos, mamá, se hace tarde.

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Autor es esta páginna

Donaciano Bueno Diez
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