Una muestra de sus poemas
De Ahora mismo (1953)
Los pájaros ya vuelven
con la ceniza en las alas,
pero el aire te oculta,
sin abrazos ni cárceles.
Te endureces de pronto
como una torre sola
en la quietud del campo.
Y escuchas en silencio
una voz sin sonido
que rueda por la arena,
como señal o nombre
o puñado de sombras
donde se acabe el tiempo.
De Poema para un nuevo libro (1960-61)
Ya comienza a llover.
Llega, por mi ventana
el secreto mensaje
de la lluvia.
Demasiadas promesas
para morir ahora.
– – –
Qué maravilla
la de haber nacido.
Qué maravilla, sí:
haber nacido ciegos.
– – –
Esta noche, velemos.
Realidad o sueño,
todo vale, esta noche.
La mano está segura.
El alma tiembla.
******
Meditemos ahora
en torno a este silencio:
nuestra callada patria.
– – –
Amigos:
esta vida
nos oculta algo.
De Libro provisional (1961-64):
Algo no se resigna
a morir como todo.
Ahora estás a mi lado.
Contemplas: ¿qué contemplas?
Algo no se resigna
a vivir como todo.
De Pequeña anábasis (1962-1964):
MONTSERRAT
Con esta paz
¿se olvida lo que importa?
Se oye crecer la hierba,
si se afina el oído.
Algo, acaso olvidado,
vuelve a crecer también
y a echar raíces.
Sólo una voz se oye.
Todo olvida su nombre.
Un árbol habla.
– – –
Cuando encuentre el silencio
y la palabra
callaré para siempre.
(Quizás entonces hable
lo que hoy calla)
He de callar,
si encuentro una palabra
que baste no decir.
– – –
Voy a marcharme
lejos.
Algo
ya ha madurado.
Voy a marcharme
lejos:
donde se cumplan
todas las promesas.
De La patria que buscábamos (1965-1971):
Todo está solo,
y todo no está solo.
Todo está muerto,
y todo no está muerto,
Todo está lejos,
todo, si lo toco.
Todo perdido, todo,
si lo encuentro.
– – –
Yo me vuelvo a mi verso
Y dejo este triste
campo sin nada, yermo,
las espigas sin grano,
estos ríos sin agua,
palabras sin sentido.
Vuelvo al trabajo solo
del huerto solitario
poblado de cizaña,
con los dos pies hundidos
y las manos vacías.
– – –
Pasan trigos;
luego un hombre.
¿Hacia dónde?
De Ahora mismo (1953)
Los pájaros ya vuelven
con la ceniza en las alas,
pero el aire te oculta,
sin abrazos ni cárceles.
Te endureces de pronto
como una torre sola
en la quietud del campo.
Y escuchas en silencio
una voz sin sonido
que rueda por la arena,
como señal o nombre
o puñado de sombras
donde se acabe el tiempo.
De Poema para un nuevo libro (1960-61)
Ya comienza a llover.
Llega, por mi ventana
el secreto mensaje
de la lluvia.
Demasiadas promesas
para morir ahora.
– – –
Qué maravilla
la de haber nacido.
Qué maravilla, sí:
haber nacido ciegos.
– – –
Esta noche, velemos.
Realidad o sueño,
todo vale, esta noche.
La mano está segura.
El alma tiembla.
– – –
Meditemos ahora
en torno a este silencio:
nuestra callada patria.
– – –
Amigos:
esta vida
nos oculta algo.
De Libro provisional (1961-64):
Algo no se resigna
a morir como todo.
Ahora estás a mi lado.
Contemplas: ¿qué contemplas?
Algo no se resigna
a vivir como todo.
De Pequeña anábasis (1962-1964):
MONTSERRAT
Con esta paz
¿se olvida lo que importa?
Se oye crecer la hierba,
si se afina el oído.
Algo, acaso olvidado,
vuelve a crecer también
y a echar raíces.
Sólo una voz se oye.
Todo olvida su nombre.
Un árbol habla.
– – –
Cuando encuentre el silencio
y la palabra
callaré para siempre.
(Quizás entonces hable
lo que hoy calla)
He de callar,
si encuentro una palabra
que baste no decir.
– – –
Voy a marcharme
lejos.
Algo
ya ha madurado.
Voy a marcharme
lejos:
donde se cumplan
todas las promesas.
De La patria que buscábamos (1965-1971):
Todo está solo,
y todo no está solo.
Todo está muerto,
y todo no está muerto,
Todo está lejos,
todo, si lo toco.
Todo perdido, todo,
si lo encuentro.
– – –
Yo me vuelvo a mi verso
Y dejo este triste
campo sin nada, yermo,
las espigas sin grano,
estos ríos sin agua,
palabras sin sentido.
Vuelvo al trabajo solo
del huerto solitario
poblado de cizaña,
con los dos pies hundidos
y las manos vacías.
– – –
Pasan trigos;
luego un hombre.
¿Hacia dónde?