Ya sé que tú me ignoras, no me importa que el agua ya no bebas de mi fuente, que escuches los reclamos de otra gente, que otro árbol a ti hoy más te reconforta pues piensas que es mejor y
Que hoy el rio sin agua ya no es río y hasta el puente muy triste se ha quedado, sus afluentes, tu corazón y el mío, sin consuelo, no saben qué ha pasado ¿por qué ando yo apenado y siento
Yo soy muy bueno, yo abro mi casa para el que es pobre, para el hambriento, para el que llega, para el que pasa, que me suplica con otro acento, el que no paga o el que se atrasa.
Quizás llegue ese día, tal vez sea mañana en que las golondrinas desde su palomar, bajen a tu ventana, te animen a cantar aupándote al altar de la verdad freudiana.