A ti, Dios, que tantas veces te he buscado, y en lograrlo siempre he puesto un arduo empeño, al que tanto en mis penurias he implorado y he acercado mis pupilas muy risueño.
Entre el sol y la luna hay un espacio que abarcar no consigo, aunque lo intento, lo mismo que no acierto al sentimiento, arrimando los polos muy despacio, acercarlos los dos. Crean no miento.
Aquí la vida pasa lentamente, con lánguida sordina, y es tediosa, sólo existe la calma y el presente se alarga sin cesar eternamente cual agua que resbala de una losa.
Un verso me ha encargado el Presidente en que hable de él, le alabe en su tarea, de forma tal que aquel que a mi me lea su imagen la engrandezca y adecente y amén de que lo entienda que