Yo te busqué entre las palabras raras de un crucigrama, las salidas inexistentes de un laberinto, hurgando en los muros medievales de la catedral de Burgos,..
Escribir cada día es un suplicio, escribir cada día es placentero, la forma de sacarte a ti de quicio, dejando a tu relajo sin resquicio, igual que un pordiosero.
Caía la nieve, lenta, suavemente, encima el tejado, sobre las iglesias, los huertos humildes y los cementerios, caía sin ruido, volando indolente, cual ser que es cautivo de sus anestesias...
¿Qué veis? pues no soy yo, todo es postizo, las gafas, el bigote y un sombrero, que el pelo no se vé pues lo prefiero, confieso que no tengo el de un erizo mas no me desespero.
Los toros no me gustan, lo confieso, ¿matar para comer? me causa pena, la flor cuando marchita es mi condena e incluso cuando miro y veo a un preso el alma se me encoge, a mi me apena.
Yo tengo un coche viejo que no para de echar ventosidades, si alguna vez reprocho se me para o finge no entender, no da la cara y escupe por un tubo suciedades.
El pasado es pasado y ya no existe, se ignora si el futuro existirá, el presente, aquí y ahora, está muy triste, pues no logra entender por qué te fuiste si a tu ausencia al final resistirá.
Que el mundo ya la historia no digiere, mejor es se atraganta, se escapa un buen relato a su garganta mostrando solamente lo que quiere, aquello que a él le encanta.
Que yo nunca entendí donde hay ventajas de hablar tantos idiomas. Reprocho a quien lo avala que son bromas y digo a quien reparte esas migajas con pan tu te lo comas.
Las flores nos las echan los de afuera, -conozco a quienes ellos se echan flores- pintando van su vida de colores y luego cual la nuez resultan huera sin chicha y sin sabores.
Yo hablo al viento y el viento me responde, escucho que él me grita que estoy loco, me pone en un aprieto, en un sofoco, que el viento no se oculta ni se esconde, mas miro y no le veo
Si ves las aptitudes te abandonan habrás de recurrir a otras virtudes sacando a relucir tus actitudes, los años, ya lo sabes, no perdonan, mas debes conocer, si te obsesionan....
El que escribe, Donaciano,
como el labriego en Castilla
va esparciendo la semilla
a voleo con la mano.
Lo mismo que hace el cristiano
que a Dios no ha visto y le reza
y espera de su grandeza
que llegado el mes de abril
le riegue con aguas mil
la madre naturaleza.