UN SIMPLE AMIGO (Mi poema)
Líber Falco (Mi poeta sugerido)

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MI POEMA… de medio pelo
 

Amigo suena bien, suena bonito,
palabra tan afable y con solera,
que inunda en el ambiente y pega un grito.

Amigo, ese vocablo, requisito
a nexo ser de un diálogo cualquiera,
precede a ese llamado, yo te invito,
amiga es lo contrario a forastera.

Amigo más que un nombre es un piropo,
un modo de atraer a la empatía,
que acerca hasta el oído en que me arropo,
si siento ya mi alma está vacía.

Qué hará que hasta el mísero mendigo
al oírlo enardece de alegría,
y hasta Dios que reclama ser tu amigo.
©donaciano bueno

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Los amigos se eligen, cosa que generalmente no ocurre con la familia, que viene en el paquete.

MI POETA SUGERIDO: Líber Falco

Líber Falco

Despedida (Falco)

La vida es como un trompo, compañeros.
La vida gira como todo gira,
y tiene colores como los del cielo.
La vida es un juguete, compañeros.

A trabajar jugamos muchos años,
a estar tristes o alegres, mucho tiempo.
La vida es lo poco y lo mucho que tenemos;
la moneda del pobre, compañeros.

A gastarla jugamos muchos años
entre risas, trabajos y canciones.
Así vivimos días y compartimos noches.
Mas, se acerca el invierno que esperó tantos años.

Cuando el Sol se levanta despertando la vida
y penetra humedades y delirios nocturnos,
cómo quisiera, de nuevo, estar junto a vosotros
con mi antigua moneda brillando entre las manos!

Mas, se acerca el invierno que esperó tantos años.
Adiós, adiós, adiós, os saluda un hermano
que gastó su moneda de un tiempo ya pasado.
Adiós, ya se acerca el invierno que esperó tantos años.

Destino (Falco, 1954)

La tarde declinaba
buscando lentamente
los pliegues de la noche.

Las gentes pasaban presurosas.
Todo en el mundo cumplía su destino.
Sólo tú y yo quedamos en sus bordes.
Mas, miré a mi costado, te busqué,
y ya no estabas a mi lado.

Esta calle vieja

Esta calle vieja
de viejas paredes
de aire viejo y triste
de muros y musgos.

Calle amarga
donde es triste vernos
vestidos de fantasmas
donde todo es triste
porque fue
y no ha sido.
Porque ya ha pasado
y porque el tiempo es triste.

El abismo

Estoy debajo de mis sueños.
Ya ni estrellas ni pájaros nocturnos
levantarán mi canto.

Puente de plata y oro es el amor.

Amada, tú eras el único asidero
pero yo he mirado al abismo
donde ondula (libre de nosotros)
el limo de mis sueños y tus sueños.

Desde entonces ah!
qué solo estoy en la tierra.
Y tú, qué sola.
No lo sabes y disuelves tus lágrimas en risas.
Desde entonces,
cuando apoyo mi frente
en el tibio regazo de tu seno,
algo quiero olvidar que no conozco todavía.
Y crece mi ternura para ahuyentar el miedo.

Lejana erra mi alma
y en sus flancos llueve la tristeza.
Deja que te llore y que me llore allá.

Infancia (Falco)

Vivías en una casa grande.
Grandes pájaros asomaban a tus ventanas.
Y como su todo por primera vez
por vez primera todo se aprestara a vivir
cada mañana de nuevo y siempre
descubrías las cosas y los seres del mundo,
de nuevo y siempre cada mañana siempre.

Mas, el tiempo pasó.
Pasaron días y días; tiempo y tiempo.
Y vino, y sobrevino la noche.

Oración de la desesperanza

Noche sin luna
y yo aquí.
Ni velamen ni vientos,
ovillado en la noche
interrogante signo sin frase

Y este dolor
sin raigambre en las cosas
?fantasma sin memoria?
¿vino de un mundo donde no hay ojos,
que velen a la muerte?

Quiero solamente,
en bautismos de alegría y de dolor,
apretarme a la Tierra
bajo el ala quebrada del desvelo.

Ahora

Dame tu mano y vamos
entre la tarde, tristes,
a recordar los días
que se fueron.

Aquella mi pobre casa
donde en dura pobreza
bebimos la dulzura,
aquélla ya no existe.

Eras alegre entonces
y a veces eras triste.

Mas, dame tu mano ahora,
oh, amor, dame tu mano y vamos
a recordar siquiera,
lo que ya no existe.

Nuestra España

Ahí yacen y esperan debajo de la tierra,
muertos que por las noches escuchan una estrella.
Mas, son millones los astros y en el silencio ruedan.
Son millones los muertos y en el silencio esperan.

Ahí yacen.
Bajo la tierra gime, no acabada,
endurecida en su último gesto,
la risa confiada de los niños
y aquel soldado, Pedro Rojas,
vivando un canto fraternal y nuestro.

Ahí yacen.
Oh! amor de siempre, sepultado.
Oh! dulce rostro de lo amado y bueno.
Pueblo, piedras, árboles.
Pueblo y pueblo, ya olvidado.

Ahí yacen.
Oh! madre nuestra
muerta y rediviva,
siempre.

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Autor es esta páginna

Donaciano Bueno Diez
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