EL PRIMER AMOR (Mi poema)
Constantino Molina (Mi poeta sugerido)

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MI POEMA… de medio pelo

 

Hoy he vuelto hacia el pasado
y he llorado de emoción,
lo tenía en un cajón
entre gasas ya olvidado.
Lo he cogido, lo he palpado
retornando hacia la infancia
y he sentido la fragancia
de aquel tiempo en que escribí,
los efluvios que sentí
cuando anduve allí a su lado.

Que el amor tan tempranero,
ese amor nunca se olvida,
así muera en la partida,
aunque fuera temporero.
El temblor de aquel te quiero
y los sueños de acetato
me han devuelto a ese retrato
en que el cielo se me abría
y lloré, melancolía,
como un triste pordiosero.

Y he cogido entre mis brazos
a ese trozo de papel
apretándome a su piel
y llenándole de abrazos.
Observando aquellos trazos
de mi humilde poesía
en que ingénuo yo escribía
pues dudaba si el amor
se guardara en alcanfor,
con el alma hecha pedazos.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Constantino Molina

EXTRAÑA VOCACIÓN

Cueva de Catalina de Cardona, Casas de Benítez

En esta oscura cueva
inició una mujer en soledad
su vida de ermitaña.

Aquí vivió, durante varios años
persiguiendo los dones más divinos
y la iluminación espiritual.
Años entre cilicios y pesares,
entre sangre y cadenas.
Vestida con andrajos miserables
y, como un animal, alimentándose
de hierbas y raíces.

Los libros, dicen de ella
que prefirió la vida de eremita
despreciando un palacio,
que sus flagelaciones y tormentos
fueron tantos que a muchos espantó.
Y que la acompañaban visiones
tan terribles como hermosas.

Me pregunto, incapaz de comprender,
qué laberintos trazan
el alma y el espíritu
para engañarse tanto.
Qué tormentos no habrán padecido antes
para buscar refugio en el sufrir.

Qué extraña vocación,
la vocación absurda del dolor.
(Las ramas del azar. Rialp, 2015)

MONEDA AL AIRE

Mientras se lanza y gira
al aire la moneda,
de mis manos, la suerte
cargada de palabras,
ya ha partido al humilde
encuentro con las cosas:
Si pronuncio la lluvia, lloverá.
Si digo sur, vendrá la calidez.
Y, si mantengo oculta
la palabra final entre mis labios,
es para que te acerques
a recogerla entre los tuyos.
Créeme cuando digo que en tus ojos
aúlla la belleza de este mundo,
que el afán que sostiene
nuestra simple existencia
brillará más sincero
si obedece a un lenguaje
hecho de voluntad.
Porque, antes de caer,
las dos caras que giran en el aire
serán ya nuestras.
Las ramas del azar (2014).

TAMBIÉN ACANTILADOS

No siempre acaba el mar
en apacibles playas arenosas.
También acantilados
delimitan las líneas de la costa.
No siempre
el que contempla el mar
obedece al sereno pensamiento
de la docilidad y de la mansedumbre.
Ya que también el vértigo
entiende de placeres y armonías.
Silbando un eco extraño (2016).

EL SUEÑO DE LOS JABALÍES

Duermen los jabalíes sobre el barro
tras mermar la cosecha en los maizales.

Es la serenidad de su descanso
tan solo una apariencia.
Todo en ellos es campo de batalla
y, mientras duermen, saben
de la bala certera que la piel atraviesa
y el corazón detiene.

Es el sueño de bestias que no ignoran
su condición de presas para el hombre,
su lucha y su inocencia,
su alegría de ser en lo salvaje.

OJO DE GALLO

En sus alas no cabe ningún vuelo.

Subido entre las ramas de una higuera,
cuando despunta el día,
hay un gallo que canta, no pelea.

El mundo solo existe si él lo mira.

YA NO DUELE ESTE CANTAR

¿No ves que ya no duele este cantar?

¿No ves que ya es más canto y menos cuento
y entonces vive un pájaro contigo?

¿Ves cómo palabrean en sus cátedras
los pobres estudiosos del saber
y también otros tantos, menos sabios,
comercian con lo cursi en los mercados?

Unos venden el alma en lo barato
y otros piden un pase que la ahuyenta.

Pero no dudes, ven y quédate en lo solo.
Estate en lo que miras,
en eso de la nada que conmueve.

Estate en lo que es tuyo:
un simple tarareo en el vacío,
una canción de cuna
para espantar la voz de lo gregario.

BASILEA

Yo estuve con mi padre en Basilea.

Allí donde un filósofo
majara y vitalista
sembró la inquisición de su cordura,
sembró también mi padre
petunias y caléndulas.

Allí fundó las tierras de su tierra,
y en la distancia fue ganando el campo
que, ya de vuelta, aró en su día a día.

Han pasado los años
y entre la piedra gris de esa ciudad
ya no están ni las flores ni el filósofo.
Solo queda la azada de mi padre
hincándose en sus parques, en el barro
de la Europa Central más avanzada.
Haciendo con su gesto
un hueco en la memoria del exilio.

Porque el frío tiene genealogía
conozco su amenaza.

Porque la nieve existe
los rosales la vieron
caer junto a mi padre en Basilea.

ADENDA

A los dinamiteros del lenguaje,
curas de la palabra,
alevines del canto
y las demás especies del parnaso:

¿Qué tengo aquí en mi mano?
Mirad, es solo un pájaro.
De Cingla. Editorial Visor

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Donaciano Bueno Diez
Constantino Molina
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Quiero besar igual que a mi me besael…
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