Quien crea que la rima se le escurre que empiece este ejercicio que hoy propongo, rellene una morcilla de mondongo y cuide que al hervir no se espanzurre.
Si un día la palabra se apagara igual que hace el pabilo de una vela, no hubiera algún maestro que en la escuela a hacer de ella un buen uso nos mostrara.
Los hados me legaron un halo de infortunio, que siguen y persiguen pues nunca han olvidado, quisiera se abstuvieran mirando hacia otro lado, pues solo han acertado que yo naciera en junio.
¿Los signos del zodiaco? ¡Que no me chupo el dedo! Quien quiera a mi engañarme que invente otro sistema. Que siembran en baldío, que a bobos con el tema, no creo en las patrañas y no me meten miedo.
El que escribe, Donaciano,
como el labriego en Castilla
va esparciendo la semilla
a voleo con la mano.
Lo mismo que hace el cristiano
que a Dios no ha visto y le reza
y espera de su grandeza
que llegado el mes de abril
le riegue con aguas mil
la madre naturaleza.