ANDALUCÍA BONITA (Mi poema)
David Trashumante (Mi poeta sugerido)

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MI POEMA… de medio pelo

 

Andalucía tiene arte,
lo sabe to er mundo entero,
tiene gracia y gran salero,
tiene enjundia que reparte.
Su gracejo pinturero
se conoce en cualquier parte,
en humor punto y aparte,
pero no tiene dinero.

Andalucía rural,
de campos llenos de flores
donde hay unas con olores
y otras que huelen muy mal;
donde brilla el sol carnal,
chirigotas no hay mejores,
para gustos los colores
y a Cádiz en carnaval.

Andalucía bonita
blanca de cal y gris de heno,
saetas al Nazareno,
rezos a la virgencita,
de gracia santa bendita
y sufrimiento sereno,
Andalucía está lleno,
sólo de pan necesita.

La mar, la playa y el cielo
y en Sevilla la Giralda,
de volantes, esa falda
que organiza un gran revuelo;
cante jondo arrebujao,
los jardines y la Alhambra,
la Mezquita, esa guirnalda
del dios de los sarracenos.

Tú que inventaste la fiesta,
las casetas, los saraos,
para quedarnos sobaos
ese vicio que es la siesta.
Y el plato en la mesa puesta
hasta ponernos moraos,
flamenco y toros lidiaos
en la ola de la cresta.

Ahora eres prisionera
como buen paño guardado
y hasta el sueño que han robado
en arcones de madera.
Llegará otra primavera
y ese sueño almidonado
a orear será sacado
para envidia de quien quiera.

¡Oh, andaluces que observáis
vuestro entorno alrededor
sin saber por qué hay dolor,
sin conocer donde vais,
pensad cuando camináis
que el ser de allí es un honor
que embellece el resplandor
la tierra a que tanto amáis.

No dejéis que los olivos
los coja gente indigente,
que os saqueen el presente
o que os mientan como a chivos
por algunos tíos vivos
que se dicen dirigentes
mientras que otras pobres gentes
no pueden tenerse vivos.

Andalucía lozana
vestida de verde luna
como vosotras, ninguna
se asoma por la ventana;
que en la tarde se engalana
y ensimismada se acuna,
no conozco, no hay alguna
que luciera tan lozana.
©donaciano bueno

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Andalucía, una de las regiones más bonitas de España, cuna del arte y de la creatividad, lamentablemente está a la cola de casi todos los índices de avances socioculturales. Los andaluces deben despertar de su letargo.

MI POETA SUGERIDO: <strong>David Trashumante</strong>

David Trashumante

BITÁCORA

A Juana González
la pasión hecha preocupación.
En la noche, los remedios, la linterna,
en la noche, la linterna y las escamas
esparcidas por el cuarto, los remedios,
en la noche, la linterna loca en la noche,
simulando luces de naúfrago, los remedios,
en la noche, un zurcido a esta rota noche,
un remedio a la linterna que se apaga
debajo de las sábanas ahora, parpadea,
parpaparpadea, papaparpadea, paraparpadea
lecturas estroboscópicas de los mapas,
quema la bombilla, los remedios
de por para la singladura de la noche,
zurze, zurze, zurze la red de la noche,
una linterna al final del lunes,
remédiame linterna este lunes
que la noche no puede, los remedios
son pocos para tanta noche, parpadea
parpaparpadea, papaparpadea, paraparpadea
la linterna por poca pila, por poca pasta,
llegan más facturas a mi nombre,
la luz se apaga, los remedios, solo la noche,
solo la noche ahora, más cerrada,
las olas rompen contra mi puerta,
cada vez más fuerte, ya es lunes
y mi ojos en blanco
como dos lunas.

A VIVA MUERTE

Lo único que dejamos las personas
cuando nos esfumamos son las palabras.
Antonio Orejudo

Aquí el paredón que vaticina el eco de las balas,
el gran muro sin sombra que oculta las lamentaciones;
aquí la mano que tiembla agarrada a la valla
y el manantial sin alma donde abrevan los buitres.

Aquí donde planea el bombardero del sueño eterno,
donde acontece el calor de la sangre en los charcos,
donde el silencio come sus raciones de miedo,
y caen del árbol las frutas albinas.

Aquí el delta negro, aquí la grieta del mundo
que muestra su entraña que asciende en el humo
que oculta las rejas.

Aquí el butrón en la pared del alma,
la encrucijada ahogada entre alambres de espino.

Aquí los aljibes llenos de agua cruel,
las mordazas manchadas con petróleo reptil.

Aquí los fósiles milenarios de los ejecutados,
el látigo inflamado que todo lo asola,
los zulos estrechos como lombrices ciegas.

Aquí que se oxidan las lluvias de clavos
y supuran veneno por las grietas los nichos.

Aquí donde el polvo da náusea, donde
tanto todo que Hierro dijese para nada;
aquí donde sin lápida la trinchera, la zanja,
la estela, la fosa, la cuneta, la tumba.

Aquí donde se aviva el fuego frío.

Aquí donde se grita a viva muerte.

LA REENCARNACIÓN

Mantened la sangre fría hermanos.
Malcom X
Morí bajo el látigo abrasador de Amón Ra
por no querer arrastrarme más
sin beber un poco de agua.

Morí desangrada a manos de mi padre
por negarme al derecho de pernada de su señor.

Morí en la hoguera por tener fe
en la ciencia y en el saber o por ser bruja, por ser.

Morí en la playa bajo los truenos
de aquellos dioses de plata que llegaron
en casas flotantes y que montaban sobre
enormes cerdos.

Morí colgado del palo mayor,
extraña fruta en agraz,
por romper las cadenas de aquel barco negrero.

Morí ensartado por una bayoneta tomando La Bastilla
y semanas después, también morí dentro de mi madre
cuando le cortó la cabeza la guillotina.

Morí gritando viva Atahualpa, gritando viva Tupac Amaru,
gritando viva Simón Bolivar y viva Zapata, cabrones,
antes de que al galope me desmembraran vivo dos caballos.

Morí electrocutado en los vestuario de aquel estadio,
boqueando dentro de una bolsa en un oscuro calabozo,
enterrado vivo en una cuneta después de cavar mi fosa.

Morí acribillado a tiros en la Plaza de Tian’anmen, en Amritsar,
en Katyn, en Tlatelolco, en Badajoz, en Lonmin, en Vitoria,
en Casas Viejas, en Napalpí, en Guinea, en Zemla, en Génova, en Tahrir…

Morí de hambre por ser Armenio, por ser Kurdo, por ser Palestino,
por ser cubano, tibetano, ucraniano, gitano o Mapuche.

Morí lapidada por querer a otro hombre,
morí desfigurada con ácido por mi pelo suelto,
violada por querer estudiar, acuchillada por querer votar.

Morí apaleado por la policía en cualquier parte del mundo,
desaparecido en Chiapas por militares sin insignias,
torturado en Guantánamo, condenado a la horca en Chicago.

Morí en mayo y en cualquier otro día,
morí por la heroína guiando al pueblo,
roto en mil pedazos por cañones de agua
en una sentada pacífica.

Morí carbonizado frente a la sucursal bancaria,
arrojado al vacío desde el balcón de mi casa desahuciada,
morí de pena, morí con rabia, morí en la jungla
a machetazos contra las máquinas de acero
que me obligaban a abandonar mi poblado.

Morí de un tiro en la nuca
la única forma de hacerme olvidar las razones
por las que me negaba a ponerme de rodillas.

Morí tantas veces
que tengo la piel en carne viva de reencarnarme
y parece que nunca llegará el día
en que viva en un Mundo Nuevo y viva
para contarlo.

LXS FUMIGADORXS

Si tuviera un día entero de paz,
un día como este largo día de verano
con el silencioso crecer de los frutales
acompañando la caída de la sangre
sobre un sol como cualquier otro.

Un día de paz bien vale por una vida entera,
y, sin duda, una sola vida vale más
que lo que vale conseguir su paz duradera.

Pero no, hoy como siempre
el día explota en silencio
y los caballones del huerto
se agrietan imperceptiblemente.

Caen las bombas por donde se pierde el sol,
ese sol cotidiano que aquí fabrica en serie
un arsenal de negras berenjenas y verdes calabacines.

Quién sabe qué terror
habrá iluminado éste sol
con sus cañonazos de luz
al despuntar sobre el mundo.

La misma luz que enrojece los tomates
ha lamido hoy la piel delx insurgente;
ha corrido sus sombras cúbicas, por ejemplo,
por entre los escombros de Damasco
con la misma rapidez que aquí
una lagartija corre a esconderse
debajo de las tejas del tejado.

Tan poca paz no da para un día
ni ha dado nunca suficiente maíz
con el que saciar a lxs asesinxs.

La flor del baladre nace del veneno.

Hoy parecen llevar sangre las acequias.

Las judías se ahorcan colgadas de sus matas.

Hay muertos hacinados en el invernadero.

Tiembla el agua en las regaderas:
gritos en las iglesias,
gritos en las sinagogas,
gritos en las mezquitas,
ahogados gritos en todos los sótanos
donde enmohecen los cadáveres.

Exiliadxs, minorías étnicas, migrantes:
escuálidos frutos de la planta de la persecución,
esquejes de la pobreza, semilleros de metralla, viveros de la guerra,
vosotrxs que atravesasteis el mar de la muerte
para llegar, en el mejor de los casos,
a trabajar en un mar de plástico,
sabéis como yo que un día de paz
bien podría cosecharse a diario…

Pero incluso hasta aquí llega
el olor acre de lxs
fumigadorxs.

CUARENTENA

He limado del cielo las estrellas por punzantes,
he lamido del sexo el agua fuerte de tu grabado,
he limpiado los restos de carne de mi esqueleto
con un mondadientes de rabia y besado
de las piedras desnudas sus líquenes futuros.

He vencido a la nada con mi todo diminuto
y he venido a decirlo, atado al mástil de un poste telefónico,
sin sucumbir a las sirenas de las voces enlatadas,
he venido a dar voz a las plantas, a leer en voz alta
las pintadas sobre los muros más altos.

He bebido del veneno y del néctar,
saboreado la carcoma y el caviar,
he alimentado cada día ese hambre
de amor que nunca se sacia y con mi saliva
he intentado hacer corazas sobre los cuerpos
que solo hiendan los dedos de los niños
y corroan el guano de los pájaros en su vuelo.

He sido, en definitiva, un largo lamento
repleto de alegrías y llegado hasta aquí
sé quién soy, para quién hablo, desde dónde escribo
y aunque en las noche, a veces, el insomnio
me asalte con sus miedos
me abandono a lo que seré, tan lejos
de los hijos robados y la sangre en los platos,
de las ondas lisérgicas de los informativos,
de los likes, de los followers, del bronce de los premios,
de las vanas flores de los cerezos
que encierran las vallas de los cortijos,
definitivamente
soy lo contrario a los brazos amputados
de esta gran escombrera de abrazos.

Fui, soy y seré eso que ya no se estila, que ya no es tendencia, pasado de moda:
carne anónima, blanca escucha, pura sombra tras los pasos vivos de mi muerte.

Un ser sencillo y turbio, resilente en la insondable humanidad
que intenta preservar la vida diversa
en cada verso.

Desde siempre aislado en esta cuarentena que ahora llega
afiebrado por la indignación, enfermo de amor, sin cura alguna.

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Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

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