HUÉRFANO (Mi poema)
Miguel Calvo Morillo (Mi poeta sugerido)

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MI POEMA… de medio pelo

 

Entre el sol y la luna hay un espacio
que abarcar no consigo, aunque lo intento,
lo mismo que no acierto al sentimiento,
arrimando los polos muy despacio,
acercarlos los dos. Crean no miento.

Y es que yo aunque lo estiro y tiro y tiro
y aunque tanto lo alargo no lo siento,
seguro mentiría si contento
dijera que amo al aire que respiro,
así que me resigno y me lamento.

Que esas que hoy veis cenizas fue una madre
que quiso pervivir y en ese intento
se fue hacia el vacío como el viento
sin que nadie tuviera que le ladre
dejando a mi alma ayuna de sustento.

Y hoy aquí ya tan sólo y sin abrigo
abandonado de mi y a paso lento
no quisiera pecar, pero presiento
que estoy ya preparado como el trigo
a ser segado presto en un momento.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Miguel Calvo Morillo

La Alameda

Paseo por la Alameda. Nuevamente
los recuerdos caminan a mi altura.
Quimeras de romántica hermosura
que acuden al concilio de mi mente.

El viento me saluda alegremente
con manojos de rosas. Se apresura
la mañana y despierta la frescura
del agua silenciosa de la fuente.

Acaricio al olmo solitario
a cuya sombra acude con presteza
el tañer de un lejano campanario.

Transmina las Bernardas su nobleza
y la Puerta del Ángel es notario
que testimonia de Jaén tanta belleza.

Muy entrañable

Hacia el olvido
Como gorriones ateridos
se me han muerto en las manos
un puñado de palabras.

Se me han muerto
trillo, barcina, bieldo, narria.

Se me están muriendo
asno, carbón, cal, cencerro.

Apenas si respiran
alhóndiga, algibe, alcuza, albarda.

Quizá hoy se me mueran
amistad, amor, entrega, sacrificio

Poema sobre un poeta

Decían que era poeta
y que no tenía donde caerse muerto.
Se vestía de distinto, y por sus ojos
descendían como dos chorros de luz casi dorada.
Tenía otras palabras y sus manos
parecían palomas enamoradas.
Apuntaba sus versos en un viejo cuaderno
y hablaba con los árboles y llamaba
a las libélulas que huían.
Sabía muchos decires y era como un león
antiguo que perdiera las garras
luchando por el pan que regalo a los otros.
Y miraba a los ojos igual que los valientes
y nunca malvendió una sola palabra.
Decían que era bueno y que pudo haber sido,
tal vez, otro gran hombre,
pero no les hacía caso, el sabía ciertamente,
que todo lo ignoraba. Y enfermó como un olmo
y quemó sus poemas una tarde de invierno
y aventó las cenizas, y se hizo semilla,
y lo acogió la tierra, y olvidaron su nombre,
y tan solo un soneto que perdiera una tarde
palpita en mi memoria igual que un arroyuelo.
( Retablo de la Memoria Encontrada. 1991)

INDIFERENCIA

Gastaron sus tardes en el casino
mientras la lluvia detenía sus brazos
y los caminos se hacían intrasitables.

Gastaron y gastan sus tardes en las tabernas,
quedando tanto por hacer,
tanto por recobrar desde el pasado,
tanto por aprender para el futuro.

Y es que nadie les dijo: ¡Así de esta manera!
Nadie les dijo: !Pueblo, levántate y anda,
camina hacia adelante con la ilusión
prendida como una flor sobre tu pecho!

Y es que nadie quiso roturar sus almas,
ni decirles que también los hombres
tienen primaveras que pueden renovarse.
Era mejor así.
Brazos sin frente, frente sin pensamientos.
Solo ríos de sudor a bajo precio
para regar la tierra.

Y otra vez al lento discurrir de los días,
y a matar el tiempo, y a enterrarlo en la nada,
y a desangrarse por las heridas del ocio
hasta la anemia total
hasta el olvido.
(Palabras en el Pueblo, 1978)

DOMINGO, 6 DE MAYO DE 2012

La Peña se vistió de primavera,
florecida de rojas amapolas
de sangre, por el campo-mar sin olas,
se entristeció la parda barbechera.
Agosto levantaba su bandera
y las tierras con el sol quedaban solas.
la muerte hizo sonar sus caracolas
asomando plural su calavera,
Y un clamor elevose hasta los cielos
proclamando blancores de azucena
para un linaje limpio como el oro;
Mas quebró la injusticia los anhelos,
Y el pueblo, consumada la condena,
en la Cruz engarzó su amargo lloro.

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Cerraron sus ojos,
que aún tenia abiertos;
taparon su cara
con un blanco lienzo;
y unos sollozando,
y otros en silencio,
de la triste alcoba
todos se salieron.
Gustavo Adolfo Bécquer

Autores
Donaciano Bueno Diez
Miguel Calvo Morillo
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
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Aquí la vida pasa lentamente,con lánguida sordina, y…
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