LAS COSAS COMO SON (Mi poema)
André Cruchaga (Mi poeta sugerido)

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MI POEMA… de medio pelo
 

Escribo porque sé que cuando escribo
no pienso en otras cosas,
algunas que hay amargas, dolorosas,
que pasan por aquí donde ahora vivo
cual fuera se tratara de un castigo,
cayendo como losas.

Y sé que con las letras me perfumo
con ese olor a rosas
que sueltan las palabras orgullosas,
que suaves van mezclándose en el humo,
las mismas de las cuales yo presumo,
resultan son mis diosas.

Lo mismo que aquel sabio no sé nada
pues cada día aprendo,
y sigo a la ignorancia resistiendo,
tratando de salir de la manada,
pegando con dolor una patada
a aquello que no entiendo.

Que encuentro al escribir divertimento
y al tiempo es mi evasión,
lo mismo es al cantante la canción,
al cura en el responso es el lamento,
y yo, si yo, quien goza ese momento,
las cosas como son.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO: André Cruchaga

André Cruchaga

BOCETO

En el fuego de la memoria el país arde.
Allí se reflejan los antifaces de todas las semanas.
El amor como el mar pintan bocetos.
Las fotografías no son necesarias donde hay balcones,
Ni la ambigüedad es necesaria cuando levitan las sombras del invierno.
Lúgubres tambores sustituyen las palabras.
El país es una ráfaga donde se calcinan las sienes.
Como animal muero en un país caduco,
Difuso por esas viejas escopetas de las fábulas.

A MANERA DE PARÉNTESIS

Y hablando de la vida no hay por qué temerle a los fantasmas.
Toda penuria tiene su esperanza y su sigilo.
A veces los sueños nos vienen en una taza de café espeso,
Humeante, sonando al sonido sordo de la madera.
Sé después de andar entre inviernos caóticos,
Que las hormigas mueren viendo espejos inasibles…

LA NOCHE

La noche inunda el lagrimal de los puntos cardinales.
Un tren cae en el precipicio de las horas;
La tormenta de los transeúntes enciende la atmósfera,
Mientras los relámpagos agotan sus cohetes.
Los relojes proyectan semáforos en las hojas de los árboles:
Su fluorescencia se vuelve diminutos balastos y venablos.
La noche salta sobre las verjas y las sombras.
La noche tiene sortijas sobre sus muslos de puerto.
La noche arma su red erótica sobre el horizonte.
La noche abre los periódicos de los techos
Y me prende corbatas grises y espejos de nostalgia.
La noche me pone en las manos pedazos de luna.

Miro largo y tendido hasta penetrar en su piel…

La noche rueda con su piel de antiguas soledades.

OTROS SILENCIOS

El silencio nos arroja rostros reales:
Los cuerpos como son: acres, expirantes.
Su palpitación intensa es bosque descuajado,
Seco pajar sin madera, punzante.
Capaz de sorprenderlo a uno en los cansancios.
El silencio no sólo es serenidad
Y un recurso sutil que usa la memoria,
A veces es la herramienta del fuego, del cansancio,
De la desesperación para disolverse en el alma.
Pero también es un dolor de cabeza,
Igual al rumor dejado por los difuntos.
El silencio desgarra la totalidad del cuerpo:
Es un secreto mortal parecido al de los amantes
Cuando beben fuertemente las palpitaciones del aliento,
Hasta caer al fondo del último abismo.
Ah, este silencio! Nada parecido, por supuesto, a la cobardía.
Funesto quizá. Sutil. Saeta de la noche.
Barrotes ciegos, sí. Ígneo por lo arraigado.
El silencio es profundo en sus bocanadas ardientes.
Tiene el cortinaje de suaves espadas
Y un terciopelo de sigilosas hojas.
Tiene de eco, de viento y de lóbrego mar…

HORAS AGITADAS

Hay horas desordenadas agitando puñales.
Agujas en el aire, lunas líquidas
Tendidas en la piel. Balcones como tumbas hambrientas,
Cierzo de la lluvia removido por los ojos,
Meses parecidos a los ojos de las rejas,
Sueños donde el tiempo no cabe en ti ni en mí,
Porque ya traspasamos la cabalística de los círculos.
A estas horas, donde todos los pájaros son cuervos,
Nos toca morir en un país de gritos,
Chorrear silencio sobre persianas de libélulas,
O interpretar con una sonrisa ciertos atardeceres.
Después de todo, las horas nos llevan al abismo,
Las pupilas pierden su abanico de cometa.
Tiempo de confusión «no sentir el peso de los años».*
Es hora de partir con el sudor a cuestas
Y saber que el tiempo nos habita
Con un deseo interminable de nostalgias.
*El verso entre comillas, pertenece a un poema del poeta Jaime Gil de Biedma.

LOS PÁJAROS TRABAJAN

1
Los pájaros trabajan
en el oficio de urdir el vuelo
el viento en indagar
sus palabras

¡Qué manera de viajar sin voz!

Haciendo que el césped
Se convierta en espejos
Y el tiempo en Nilo de papeles.

2
Me gustan los trenes
Que llevan dormida la ceniza
Del origen

Los que van y van y van
Cruzando la mar de los rieles
Con la memoria de las pequeñas ciudades

Los que se pierden
En su propia distancia
En la barca de los sueños:
Casa que inventé
Sin la consigna de verdadero y falso
Pero que es ráfaga
En el asma de la libertad
Pero que es Pegaso
En el loco remolino de la niñez.

3
Para mi memoria
Escribo sobre las aguas
Los siglos de los siglos
El vuelo de las aves
Moviendo sus alas
Como un calendario
Colmado de balcones
Es la espuma dispersa en el viento
La que llega corrosiva
Y se posa mojada
Por el gris de las pupilas.

4
Entre la hojarasca
El verano cuelga sus palabras
Por la memoria transitan
Ventanas y caballos
Jinetes en la sombra de la luz
Historias de trenes sin palabras
Entre la lentitud de la nostalgia
Barcos perezosos como hojas que caen
Vidrios empañados por la humedad del suspiro

Van vienen
Buscan un lugar
Entre nosotros:

Las manos de la luz
Para que deshagan las redes
Y la memoria inverne
En los platos del alma.

5
Junto al jabalí
El combate del insomnio
El bosque de la infancia
Quemando su incienso:
Espejo y espejismo
Como viento que despeina…

Nostalgia de un cazador
Viendo el arco iris entre la lluvia
Y el aletear de porcelana
Del agua

Veo a través de sus espejos
Surgir las palabras del zodíaco
Y los secretos brazos de los pájaros
Como esos huevos
Del gusano que transforma su abismo.

6
Llegar ya a ninguna parte
Es mi meta. Lo mismo da Itaca
El ayer o el exilio

No se qué nombre tienen las ausencias

Los recuerdos de las sombras a la intemperie

Los caminos que me llevan
A hojarascas de desvelos

Viví una vida oyendo nombres rotos
Palabras en la arena de la vida
Voces sordas sobre el césped

Por eso como mendigo
Sigo en las hormigas del silencio
Esquivando la caligrafía de la memoria.

7
Atisban las ventanas…

También el patio de los muertos:

Caballo de nubes
Los espectros que sueñan
Su duda de alientos
Pupilas que diluyen las calles
Acaso espesas sombras
Desesperadamente volando
En el aguacero vagabundo del vuelo
Vuelo que me evade
Parábola inestable
Oquedad de vacío que asfixia
Destino que me lleva adherido
A su misterio de ceniza.

8
“Rota en mi ternura, presa de mi sed”
Paul Eluard

Tú puedes olvidarlo todo
Mientras yo aprisiono los recuerdos

Tú puedes deshacer las palabras
Yo las recojo como agua en el suspiro

Tú puedes buscar otro sendero
Yo permanezco en el rocío de tus labios

Tú puedes olvidar mi pecho
Yo tirar siempre mis ojos en las mariposas del tuyo.

Tú puedes llamar otras palabras otros nombres
Yo sigo con las mías resumiendo el silencio

Tú puedes buscar tantos pretextos
Yo me quedo perdido en tu imagen
En el beso pronunciado
Que empuja el viento
Tú puedes encender otros pájaros

Yo elevarme en su vuelo
Subvertir los cielos aunque caiga

En la cascada del abismo

Tú puedes en fin ver otras ventanas

No importa

Yo estaré con paciencia abierto a la misma
Como buscando esa luz poderosa de tu alma.

9
Una palabra puede acortarnos la vida:
La palabra abismo del no

Otro nombre

El abismo mismo

Una mirada sin la imagen del paisaje
la locura de estar sin brújula
el árbol de la tristeza
con su paraguas de invierno

una sola palabra
puede ser la despedida

un parpadeo
el hecho de resumir el viento
o alargar esa estela de sonidos
que dejan los ferrocarriles sobre los rieles

una sola palabra puede darnos tiempo
y cambiar los hilos del destino:

el alfabeto rescatando nuestros sueños.

10
En ti la forma completa El confín
Vida de andar Agua en el trueno
Respirando el sendero

Silencio en ti pensado Mi memoria

Luminoso cielo en mis ojos Pájaro verde:

Forma que respira el espejo

Silencio corporal Revelado río
Sobre el césped de los sueños

Completa es la lectura que hago:
Dibujo sin embargo la arena de la voz
En esta sensación del aliento que transcurre

La voz se quiebra…

Ahora se que las distancias son duras
Y que la perpetuidad sólo es una proclama
Para lamer el bosque del instante.

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Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

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