LAS HORMIGAS (Mi poema)
Alfonso Moreno Mora (Mi poeta sugerido)

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MI POEMA… de medio pelo
 

¡Curioso por demás, el hormiguero!
Contempla como avanzan las hormigas
absortas en fila india tras las migas
que, indolente, ha olvidado el panadero.

Cual rebaños son de ovejas, sin pastor
que les silbe, ni perros que les ladre,
lo opuesto a lo moderno que es desmadre,
un ejemplo social de pundonor.

Artrópodos, clasistas, es la reina
la que manda y que corta el bacalao
¡pobres machos, papel que os ha tocao!
si has chingao es la muerte quien te peina.

¡A currar todo el mundo! Las obreras
son esclavas por derecho natural.
Son igual que las abejas, sin panal,
de quien manda en su reino prisioneras.

Hormigas obedientes y hacendosas
que nunca rechistáis aunque ello os duela,
tampoco que engañáis por ver si cuela,
sin malicia, maldad, ni caprichosas.

Quizás todo se base en el aroma
que les incita a hacer así el trayecto,
que lo hagan tan derecho, tan perfecto
y de ese laborar la hormiga coma.

A los humanos, ¡ay, mal no vendría!
de ellas aprender aunque les duela,
su humildad y constancia y la cautela
son manantiales de sabiduría.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO: Alfonso Moreno Mora

Alfonso Moreno Mora

ELEGÍA DEL DESEO

Subimos la colina. . . Era la vida
que cantaba a compás de viento y fronda,
a pesar del crepúsculo y de la honda
soledad de la tierra anochecida.

En mis hombros su brazo, distraída
miraba de luciérnagas la ronda;
mi mano descansaba en su redonda y
mórbida cadera endurecida.

A la máxima luz de las estrellas,
por un mismo deseo arrebatados
confundimos suspiros y querellas. . .

y al sentirnos por Eros atraídos,
como caen dos álamos tronchados,
caímos en los céspedes mullidos. . .

El lecho

Este lecho de hierro testigo es de mis sueños
de oro y rosas de niño. Hoy mi hijo duerme en él.
Familiar beben serle mirajes halagüeños:
en su boca las hadas viértenle, acaso, miel.

Como perla en la concha, su cabeza en la ropa
descansa suavemente, llena de languidez;
y mientras mi cariño solícito le arropa,
el mismo éxodo miro por milésima vez.

Después de algunos años le vendrá muy estrecho
y tendrá qu dejarlo por otro nuevo lecho:
vivir es ir cambiando de lechos, nada mas.

El último, el postrero, el que da un sueño manso,
lo hallamos bajo tierra: la tierra es el remanso
supremo de la vida que se agita en su faz.

Ensueño póstumo

Carpintero, la caja en que me encierren
hazla suave de un árbol de esta senda:
¡así podré soñar, cuando me entierren,
que estoy de vacaciones en la hacienda!

Este árbol dióme sombra, cuando niño,
a su abrigo pasé días enteros;
en el hogar fue todo de cariño
el resinoso olor de los gomeros.

En sus bosques vagué, de adolescente,
oyendo los lamentos casi humanos
que lanzan con el viento, de repente.

¡Cuántas horas de ensueño y de locura!
¡Cuántos nombres grabados con mi mano
en su corteza sonrosada y dura!

Eugenia

El jardín verde claro. El manzano florido
con parásitas grises. Algunas ramas de una
con sencillez decoran la casa vuelta nido,
el nido tan soñado donde el amor se incuba.

Ella, tras la ventana, mira los campos, sola…
Su amado un nuevo disco pone a girar con miedo,
pues teme que en la música frívola de la vitrola
no se ahoguen bien los gritos que a ratos lanza el tedio.

Ella se desespera y a él le pasa lo mismo.
Con maneras corteses, con prudente mutismo,
van tejiendo las horas ya casi por un mes;

hasta que un día advierten con espanto y locura
que el éxodo triste, grávido de amargura,
en el barco del tedio no son dos sino tres.

Del tiempo pasado

Tuve un tiempo una novia -no sé si fue soñada- tuve un
libro de versos, manuscrito galante; una ventana abierta
–quizás medio entornada- y la sombra de un árbol cariñosa
y fragante.
Fui feliz…, ya no soy…, ya no puedo… La vida tiene
crueldades…, tiene inmisericordias…Tiene… ¡yo no sé lo
que tiene, pero duele esta herida… y la clara esperanza
hace años que no viene!
¿Quiénes verán los pinos balsámicos desde esa ventana,
en cuyo alféizar fuimos yo y la tristeza? ¿A quién
presagia el vuelo blanco de las palomas?
Con los ojos abiertos a una azul teoría, de tarde, en la
ventana, de ensueño me moría, mientras se iban dorando
los pinos y las lomas…

Las ventanas

Yo tengo para mí que tienen alma las ventanas antiguas;
un arcano espíritu aletea dentro del vano que cubren las cortinas.
Cómo ensalma divagar en románticos motivos,
arrimado al alféizar, viendo sombras que, del jardín al ir
por las alfombras, cobran aspectos de otros seres vivos.
¿Qué me conmueve ahora? ¿Qué despierta tan lejanos
recuerdos? La desierta sala no está, no puede estar vacía.
Hay alguien que me nombra en un suspiro, y en la cortina,
entre los pliegues, miro como una sombra azul de poesía.

Marfil

Su cuerpo de ágata perdido en la fronda fue la visión
rosa de ese mediodía;
cantando en las gárgolas la fuente redonda deshojaba
nardos, lirios florecía.
La miraba apenas, qué emoción tan honda! se plasmaba
un sueño de mi fantasía:
el seno apretado; la melena blonda; desdeñosa y fresca
la boca reía.
En alto los brazos, el talle cimbreado peinaba su
ondeante cabello dorado, sus ojos azules miraban un
nido;
y en tanto que el peine subía y bajaba— esquife de
nácar—el sol le besaba los mórbidos hombros de mármol pulido.

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Donaciano Bueno Diez
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