QUERIDO PADRE MÍO (Mi poema)
Fernando Merlo (Mi poeta sugerido)

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MI POEMA… de medio pelo
 

Padre mío si estás en los cielos
y verdad es tu cielo aun existe,
y es el mismo, el que tú me dijiste,
hoy te quiero contar mis desvelos.

Te confieso no soy muy creyente,
lo lamento, pues tú me inculcaste
ser amable con Dios. Y afirmaste
que perdona y él es indulgente.

Y es que aun dudo que estés bajo el suelo,
pues pegado anduviste a tu tierra
que supiste salir de una guerra
y con ello ganarte ya el cielo.

O es posible que seas la nada
sumergido entre el barro y el lodo,
sin poder empinar nunca el codo
ni gozar de la lluvia dorada.

Tú que fuiste mi guía y sustento,
a tu forma y pensar me educaste,
y a ser hombre también me ayudaste
cuánto debo decir que lo siento.

Hoy este hijo, el que tanto te añora,
y al que pronto su turno le llega
te suplica el perdón si reniega,
ya estando harto de tanta perora.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO: Fernando Merlo

Fernando Merlo

A MIS VENAS

Estos cauces que ves amoratados
y de amarillo cieno revestidos,
eran la flor azul de los sentidos,
que hoy descubre sus pétalos ajados.
Besos verdes de aguja en todos lados
hieren la trabazón de los tejidos
y denuncian los brazos resentidos,
la enigmática piel de los drogados.
Las que llevaban vida y alimento
son tibias cobras de veneno breve,
blanco caballo con la sien de nieve.
Trotando corazón y sentimiento
que por las aguas de la sangre vierte
con rápido caudal la lenta muerte.

ACLARACIONES

todo tiene un significado
todo ha sido meticulosamente
preparado para la gran hora
todo está roto a la perfección.

(sin título)

Acostarse es muy fácil, facilísimo
arrojar la esperanza a la basura
cuando, al fin, no se siente ni se suda
amor, y el hombre se congela vivo.
Pero yo, os lo juro, no estoy muerto;
y no les coloquéis a mis poemas:
«Aquí yace F. Merlo, fue poeta.»
(Poeta, sí, poeta con dos cuernos
enormes, como dos armas en vilo
dispuestas a morder, con agravantes
de chulo, de vulgar, y de asesino
de congéneres cursis, de elegantes
poetisos de salón). Ahí queda el tiro,
y a quien le haya jodido que se aguante.

Aclaraciones

todo tiene un significado
todo ha sido meticulosamente
preparado para la gran hora
todo está roto a la perfección
***
Acostarse es muy fácil, facilísimo
arrojar la esperanza a la basura
cuando, al fin, no se siente ni se suda
amor, y el hombre se congela vivo.
Pero yo, os lo juro, no estoy muerto;
y no les coloquéis a mis poemas:
«Aquí yace F. Merlo, fue poeta.»
(Poeta, sí, poeta con dos cuernos
enormes, como dos armas en vilo
dispuestas a morder, con agravantes
de chulo, de vulgar, y de asesino
de congéneres cursis, de elegantes
poetisos de salón). Ahí queda el tiro,
y a quien le haya jodido que se aguante.
***
Dos cuchillos
son mi pecho.
Uno blanco
y otro negro.
Ayúdame,
que el blanco se está muriendo.

Desde lejos vinimos acarreando vida osamos abrir el tentáculo del miedo

morir no
hacerse cadaver en la noche aullando
uñas con quietas señales que mascu-
llan clorofila o digieren plasma
entre huellas visibles hasta un abis-
mo un detalle un miembro
me bastarian cinco dedos para asesinar
la mano correre como castigo por de-
tenerla cierro cierras castillos de ace-
ro lejos arena palpitantemente fijos
quietos inmoviles solitarios plomo
gas fusil llegando a esfinge des-
pues aire sol temperatura vertigo
caida y agua
los cristales antes palpitantemente
fijos quietos inmoviles solitarios plo-
mo gas fusil llegando a esfinge
anuncian la venida

Inicio de destrucción (Fragmento)

Marchar a La Suiza por un reloj
que nos marque la hora; así el desayuno,
así el autobús, del baile a la canana nos divertimos.
Con nuestro reloj al corazón del brazo vamos
o por él con la intención idéntica cada cual a sus formas vamos
detrás del reloj enigma sobrepasando enigmas,
¿Quieres venirte al reloj de los versos?
A por el reloj, palabras que marcarán la hora.
Tu reloj que germina en la aorta del país.
Dispárale el segundero. Perdimos años en recordarlo.
Donde pusiste el algodón, donde prestaron
el apartamento y nos olvidaron a ti a mí,
donde la colcha. ¿Dónde estabas?
¿Y dónde un reloj encuentra su cicuta?

porque tengo diecimuchos años
y una densa derrota
nunca volvere a enamorarme en ninguna de sus abstracciones
dije
para condenarte solo una balanza
junto al vertice
cerca de un insecto
untoso ante el martirio
no sirvan esas llamas de apaciguo al fuego
que en una carne habita la respuesta
lo sabes
¿has de esperar entonces la lluvia por el mar?
¿o son tus atardeceres los mios menos lluviosos?
¿vuelves a escribir despues de este teatro?
¿que materia?
quien nada tiene que decir
habla del verso
comienzo a preguntarme que tengo que decir
estoy muerto cansado repudiado consumido.

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Donaciano Bueno Diez
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La vida cromos son que vas pegandocon cola…
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