UNA LÁGRIMA PARA ISIDORA (Mi poema)
Juan Carlos Bustriazo Ortiz (Mi poeta sugerido)

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MI POEMA… de medio pelo

 

Otra vez hoy la tuerca se atascó,
inútil fue pues que estaba ya oxidada
y su vida duró lo que duró,
que acabó y ya llorar no arregla nada.

Que fue terca una gota quien la hirió
y al agua con la cal la fue mermando.
Del día en que ese tornillo se chafó
hundida en soledad pasó llorando.

Gota del mar que en su naufragio lento
querido hubiera convertirse en llama
para iluminar el alma a esa dama.

Grito es que da la espalda al desaliento
que piedad para esa gota hoy reclama,,
piedad pide al herrero que hoy le llama.
©donaciano bueno

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Ayer se fue Isidora poco tiempo después de que lo hiciera su parternaire en esta vida. Ahora, juntos, podrán por fin disfrutar de la eternidad. D.E.P.

MI POETA SUGERIDO: Juan Carlos Bustriazo Ortiz

esta caja amarilla

desde lo repugnoso del desvelo desde lo colorado de la
sien desde los ábrete porque estoy vivo ay vidalita
desde la guitarra embichada desde el engreimiento del
cielo desde las chaquiras que puse en tus muslos ay
vidalita desde las mesnadas del llanto desde las ínfulas
de lo que es como piedra desde la embustera porfía
desde el abrepuño amarillo ay vidalita desde lo venenoso
del bochorno contra el corazón cabal desde el boato
de la cizaña desde lo contra el cuerpo y contra el alma
ay vidalita desde el racimo del vaso infausto desde
el espejillo donde tus ojos me comen desde la última vi-
sitación desde lo tremebundo de este estar ay vida-
lita desde la musa extraviada desde el tordillo platea-
do que perdió la querencia desde los soles que me
hieren porque soy más de las lunas ay vidalita desde la
sexta que está en un hilo desde esta vihuelada que
en el final es bermellón ay vidalita desde la codicia
del chupasangre desde el santiamén del olvido des-
de la sombra caudalosa desde no sé que, escalofrío y en
el disturbio de los ojos
ay vidalita

Tan huesolita que te ibas

tan envidiada de qué sombras la tierra ardía huesolita
la siesta ardía melodiosa tan como ibas tu sonrisa era
una piedra arrobadora y era otra piedra mi costilla
dulcequeamarga solasola cuajada de alta pedrería eran
tus voces tan palomas eran tus manos piedras finas
guitarra tan azuladiosa eras la piedra que acaricia piedra
te ibas quién te roba última brisa de la brisa o
flauta mía o leja y rota tan huesolita que te ibas tan
de la gracia mucha y poca si cuando vuelvas ves mis
días oh piedra llena llaga

hermosa!

V

Te regalé unas cuentas indias

y había un color de aroma hereje tan sobre mi caía el
cielo amarilleaba su piel verde yo sé que labro joya
oscura sólo por vos que me la entiendes porque a vos
te hablo en esta piedra enrumorada de caldenes quién
sino vos me la naciste y en quién sin vos ella se mece
te di en la tierra qué colores sonorositos magamente
remotas gemas de collares ascuas de piedras de otras
gentes besos de piedras recobradas entre tus manos
vieja fiebre alegría vieja o amoríos de aquella aquel que
están sin frente te regalé gualicheríos piedras de dulces

redondeles

de Elegías de la piedra que canta, 1969

4

y crecía la hornalla hosca
en aquel pueblo de hornos pérfidos
eran mayas eran aztecas
eran quichés de estuco y lágrima?
eran teocallis bermellones
o pirámides de tierra terca?
eran hombres de barro fresco
recién hacidos por el gran padre?
eran esclavos colorados
o eran grietosos cuasi hombres?
pero crecían las hornallas
trabajosamente crecían
empinábanse con dolores
para que cuajaran panes panes
eran palacios de gentes torvas
o con máscaras de barro impuro?
con inocentes mascarillas
gentes que siempre comerán barro?
crecía la hornalla cumplíase
entre colorinches y desvelos

17

y anduve solo y no era la luz
fuíme por duros corredores
por los pasillos pesaroso
y saquéme un papel azafrán
con un saludo de tez granate
“he aquí que llégueme a verte
juancarlos estuvo en esta torre”
y fuíme solo y no era la luz
por los pasillos musitantes
atrás dejé los corredores
negros y más que hechos con cuervos
quedóse el papel inclinado
esperando tus ojos de mora
y como un ciego fui con las manos
interrogando a las paredes
buscando la puerta brillante
los tragaluces del castillo
el aire que andaba en el mundo
“juancarlos estuvo en este cuarzo”
fuíme solo y no era la luz
de Unca bermeja (1973), 1984

Quetral 4

Quetral del salamanquero,
del indio rico Antipán,
de aquel Jesús Calluhueque
borracho en la soledad…

“Los brujos dan sus poderes,
le piden prendas al hombre:
tuve que darles mi matra
bordada con arreboles.”

Quetral del brujo piedroso,
de aquella pipa de piedra,
o del matuasto tejido
por el señor-de-las-sierras…

II

“Y yo les di mi cuchillo
de fino cabo de plata…,
y al poco tiempo murió
mi amor sin besar mi almohada.”

Quetral del pardo mortero,
del raspador transparente,
lengua filosa, luz lanza,
tajo nomás, llaga siempre…

Salamanquero yo fui,
y era Juan Paulo Durazno,
Honorio Manquepillán,
el Nicolás Antenao.

…víbora de colores terribles…,
onduloso chasquido
bajo el abuelo Sol, el Gran Cabeza de Oro…
Sangrecita casi flauta,
torturada, torturada…
Apágame ya
este canto…
Ay, víbora,
tu silbo
rojo.
de Quetrales. Cantos del añorante (1967), 1991

Sexta Palabra

Qué convulsión del cielo me amenaza
en lo creencial del mundo que me enluja
con los errantes velos de la bruja
que ayer quemé, cuya ánima me abrasa
de septentrión a meridión? Me arrasa
el corazón, las testes, si me estruja.

Cuadragésima Primera Palabra

pasa bustriazo el viejo con el joven
bustriazo azul de serle el sentimiento
la flor la luz el agua en el momento
de la enjutez del vago pensamiento
la sangre infiel bustriazo el viejo el joven
en paz en pos de su destino el reto
de su vivir bustriazo el viejo el joven
cristal de roca ya cuarzo coleto
tan pedernal de sí el viejo el joven
bustriazo va le brilla el esqueleto
Ruta 5 y “San Cayetano”.
Domingo de Resurrección)

Cuadragésima Tercera Palabra

Adónde vas, poeta nochernícola,
de austera sal, de halo melancólico?
Y el primo amor, o bien, el tu penúltimo?
Y el vaso azul? Erótico y arqueólogo
te sientes bien, mi vate, muy católico?
Eres o no el juglar, el archimítico,
el hacedor maniático, elegíaco
de tu canción? O estrilas de neurótico
talante, o vas de túnica, de báculo
por la vastura de la noche eólica?
Ay semoviente, austral humano mágico,
nómade Juan, desnudo en lo fonético?
(Ruta 5, divagando bajo el
pánfilo viento)
de Libro del Ghenpín (1977), 2004

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Autor

Donaciano Bueno Diez
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