YO ESPERO (Mi poema)
Patricio Manns (Mi poeta sugerido)

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MI POEMA… de medio pelo

 

Yo hoy he perdido mi portfolio
en la ciudad de Quito
en un taxi o quizás en un bar. Sólo algún folio
llevaba. Nada de interés. Algún escrito
con ocurrencias de las de andar por casa:
unos poemas sobre el amor, la muerte, dios y alguna guasa
para a la vida echarle algo de sal. Espero
que la persona que lo haya recogido sepa al menos leer
y que, una vez abierto, al ver
su contenido,
reprimido, no haya soltado un exabrupto
recordando a los familiares que yo quiero
o acusándole al azar por su mal fario.
Y al contrario,
aunque ya sé que resulta pretencioso,
quedara de mis poemas prisionero
dándole gracias a dios y al mundo entero
por un hallazgo tan grato y tan valioso
©donaciano bueno

A la hora de escribir este texto, mi portafolios ya ha sido encontrado merced a una señora que lo localizó en un taxi y tuvo la amabilidad de llamar a mi hijo en España, única dirección que aparecía. Así es la gente por estos lares. Gracias.

MI POETA SUGERIDO:  Patricio Manns

Narración de otras heridas y otras muertes

-Venía -dijo José Tum- a levantar venganza
contra los que ahuyentaron a su padre,
los que abrieron en el pecho de sus muchos guerreros
un manantial con largos flechas pardas…

-Venía -dijo- a escarbarnos el vientre
con sus alabardas, a agujerearnos la piel
con la granizada de sus arcabuces,
a tomar posesión de nuestra tierra,
a tomar posesión de nuestras aguas,
o tomar posesión de nuestros templos,
a violar el silencio de las duras pirámides
con el grito que erige lo tortura…

Comenzó por quitarles la vida o los Yobain
encerrándoles en una gran morada
y prendiéndoles fuego hasta
convertirlos en pálido ceniza,
ceniza que flotaba atándose a los vientos,

polvo y polvo y más polvo,
un blanco polvo muerto.

-Y luego refinó sus costumbres bestiales,
modificó sus hábitos de civilizador, su instinto
de matanza, haciendo coger o cien mujeres,
que ordenó colgar de cien árboles, y ordenó
que colgaron de los pies de cada una
el hijo de cada una,
pareciendo el conjunto de los cuerpos colgados,
de lejos y de cerca,
un racimo espectral y silencioso,
apenas conmovido por el viento que venía de/ mar.

La vida en espiral (portugués)

El amor es un orgasmo entre dos lágrimas
La lágrima es un lago rodeado de estertores
El estertor es un volcán de viento
El viento es el camino de los cantos
El canto es un misterio de la boca
La boca es un abismo antes del pecho
El pecho es otro abismo entre dos sangres
La sangre es el motor que nutre el acto
Y el acto es lo que mide los espacios hasta aquí enumerados

La cabeza es un nudo sobre el cuello
El cuello es un largo istmo entre dos selvas
La selva es el ancestro del desierto
El desierto es un cuerpo ya bebido
Beber no amaga el fuego en la conciencia
La conciencia es otro reloj de arena
La arena hace del cacto un rey antiguo
Lo antiguo nos modela como a un niño
Un niño es el pasado de los cuerpos
Y el cuerpo es un combate que se pierde.

Y así

la vida es un espacio exacto entre dos muertes
La muerte es un espacio exacto entre dos fuegos
El fuego es un espacio exacto entre dos fríos
El frío es una llama bajo cero
El cero es el silencio antes del número
El número es el verbo matemático
Lo matemático es el cálculo de la realidad
La realidad es lo único increíble
Lo increíble es lo que no podemos
Y lo que no podemos es lo que queremos

Allende

Presidente:
he marchado por las calles del mundo,
las plazas y los parques,
los lagos, los volcanes,
los ríos memorables,
los páramos, las ruinas,
los trigales, los bosques llenos de voces verdes
en busca de tu nombre
y allá encontré tu nombre.
He pescado botellas en el mar con tu rostro
dibujado en oscuros papeles navegantes,
y poemas tallados a cuchillo en las mesas
de bares infinitos, cerca del fin del mundo,
pero en Chile, tu patria,
no hay nada que te nombre.

Tú no estás en las calles de Chile, ni en sus muros,
no estás en los mercados ni en las escuelas rotas,
pero sí en la memoria de los que defendiste
con tu ideal, tus manos y tu muerte inmortal.

Nada, nada, sólo el amor de tu pueblo.

Allende.

Presidente:
está escrito tu nombre en una estrella,
y Salvador Allende se llaman los tranvías,
los barcos castigados que surcan el oleaje,
los trenes sudorosos de aceites y de lluvia,
pero en tu patria nada lleva tu nombre, Allende.

No volverás jamás puesto que no te has ido.
No partirás jamás puesto que te quedaste.
No borrarán tu gesto ni esconderán tu sangre,
ni harán de tu legado un manuscrito muerto
pues eres parte altiva de la historia de Chile.

Tú no estás en las calles de Chile, ni en sus muros,
no estás en los mercados ni en las escuelas rotas,
pero sí en la memoria de los que defendiste
con tu ideal, tus manos y tu muerte inmortal.

Nada, nada, sólo el amor de tu pueblo, Allende.

Hay que escribirte en las murallas,
hay que sacarte del silencio,
hay que romper la cordillera para que vuelvas a caballo,
hay que abrir huecos en el cielo para que bajes como un rayo,
hay que abrir tumbas y panteones para que subas de la muerte
porque no hay nada que nos una como tú, Salvador Allende.

El cautivo de Til-Til

(Dedicado al General guerrillero Manuel Rodríguez Erdoíza, ejecutado en Til-Til el 26 de mayo de 1818)

Por unas pupilas claras
que entre muchos sables
viera relucir,
y esa risa que escondía
no sé qué secretos,
y era para mí.
Cuando altivo se marchó
entre gritos de alguacil
me dolió un presentimiento
al verlo partir.

Dicen que es Manuel su nombre
y que se lo llevan
camino a Til-Til,
que el gobernador no quiere
ver por La Cañada
su porte gentil.
Dicen que en la guerra fue
el mejor y en la ciudad
le llaman el Guerrillero
de la libertad.

Sólo sé que ausente está,
que le llevan los soldados,
que amarrado a la montura
la tropa lo aleja de su General.
Sólo sé que el viento va
jugueteando en sus cabellos
y que el sol brilla en sus ojos
cuando le conducen
camino a Til-Til.

Dicen que era como un rayo
cuando galopaba
sobre su corcel
y que al paso del jinete
todos le decían
por nombre: Manuel.

Yo no sé si volveré
a verle libre y gentil,
sólo sé que sonreía
camino a Til-Til.

Cuando me acuerdo de mi país

Cuando me acuerdo de mi país
me sangra un volcán.

Cuando me acuerdo de mi país
me escarcho y estoy.

Cuando me acuerdo de mi país
me muero de pan,
me nublo y me voy,
me aclaro y me doy,
me siembro y se van,
me duele y no soy,
cuando me acuerdo de mi país.

Cuando me acuerdo de mi país
naufrago total.

Cuando me acuerdo de mi país
me nieva la sien.

Cuando me acuerdo de mi país
me escribo de sal,
me atraso de bien,
me angustio de tren,
me agrieto de mal,
me enfermo de andén,
cuando me acuerdo de mi país

Cuando me acuerdo de mi país
me enojo de ayer.

Cuando me acuerdo de mi país
me calzo el deber,
me ofusco gentil,
me enciendo candil,
me encrespo de ser,
despierto fusil,
cuando me acuerdo de mi país.

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Donaciano Bueno Diez
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