EN UN MAR DE DUDAS: LA MALA SUERTE (Mi poema)
Juano Villafañe (Mi poeta sugerido)

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MI POEMA… de medio pelo

 

Increíble. Se ignora. Se sospecha.
Hay quien dice que aquello no es normal.
Nadie sabe el por qué, cómo ni el cual
puso el fuego con que encendió la mecha,
si un humano, quizás fuera animal.

Las secuencias se siguen, se analizan.
El motivo, que hay muchas conjeturas.
Unos dicen lo achacan a los curas
en tanto otros que al hecho lo matizan
pues contemplan del hombre son locuras.

Nadie sabe mas todos lo atribuyen,
-ellos dicen oír, que se comenta-,
que a saldar vino dios a alguna cuenta.
¡Mala suerte! será, que otros arguyen,
por meterse en mitad de la tormenta.

Un milagro, posible sea un misterio,
quizás fue un contubernio del demonio,
le tuvo que tocar llamando Antonio.
Un mal fario, ¡maldito gatuperio!
dejando quiso en él su testimonio.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDOJuano Villafañe

ÚLTIMO APRENDIZAJE

Con mi padre aprendí que antes de morir hay que encontrar a la madre.
Con mi madre,
que uno se muere sin padre y sin madre.

En el ramo vive el jardín y en su fondo se fija el otro ramo.
Con la pérdida se acrecientan los ramos y los fondos del ramo.
Pero ya nadie levanta el jardín con las manos, sólo se desea la entrega y se ofrece su fondo.
Nadie levanta un jardín, por eso estamos llenos de fondos y de ramos.
Es imposible levantar un jardín, como exceso nos rodean sus habitantes, su perfume y su fondo.
Uno va solo a la cita con su ramo de espera y uno espera levantarla.
Ella espera el ramo, su primer perfume.

A mi madre la subí con su ropa de teatro.
Es imposible levantar un jardín.

SEGUNDA ESTADÍA

Era como un país en el infierno
Con familiares que te retiraban a una estadía de campo.
En los jardines y en las miradas de luz sobre los ojos.

En los felinos de caza y la casa de felinos.
Una actuación, una marca de mundo y su registro
en espadas cruzadas por el honor perdido, en la puerta entreabierta
en la huida, el vidrio roto por donde penetraba el frío, lo elemental, el nocturno y el aviso: ingresa la visita, los reflejos, la familia.
Será así sobre la vuelta, en la segunda, en la que no ha sido buena y se repite siempre,
por otra vez, en su destino que está sobre la vuelta,
con los felinos paseando por el parque.

Es un destino con un país de infierno
donde se huye sobre un espejo roto, y rota el alma, el frío extendido.
Nadie te despide ahora
ni viajan antes para llegar mañana.
Es la segunda, donde todo se ha roto, donde ya nada es bueno, ni hay partes para luego.
Pero qué pena, si el parque es tan inmenso, la casa hermosa y la familia ha muerto.

Cuando volví a verte, aún los animales paseaban.

Y QUE LA MUJER NO SEA LA PATRIA

Me amabas
¿o golpeabas seca en los bordes de la República?
Dura, perdida
Como quien dice
?hay dolor debajo del tiempo
de un infinito tiempo en el dolor del tiempo?

Dura, perdida
¿Qué dijeron de ti?
Que te has dejado caer
que te has dado como vacía
y vacías a los últimos
a las víctimas que has perdido
a los perdidos:
al tapado, la brisa fresca, la calle y la revuelta.
¿Y no habrás perdido la calle?
O lo que se dice de los paseos infinitos con la tarde en la altura
de las altas y construidas casas de los obreros ferroviarios. ¿Me amas?
O ya has armado el otro que fuma
tanto como lo hice en el aire limpio
aún por dicha perdida y golpe de humo.
Vacío de un límite de luz.
Vaho, tabaco, brisa de mar.
Todo en una ciudad blanca con un parque y una puerta.

Ella

Ella podía enamorarse a las tres de la tarde
salir con su blusa al mundo
o mirarse al espejo.
Ella era esbelta
difícilmente esbelta
más próxima al amor que a los objetos.
Ella podía abandonar el dolor
salir una mañana
terminar agotada
y agotarme.
Ella podía darse vuelta sobre sí
abrir la puerta
contemplarme.
Por eso es preciso beber, olvidar, dormirme,
alcanzar de nuevo este silencio.

Al galope

Una vez la acosé
le dije sólo caballo
así al galope
así se cruza la noche
se va del párpado a la sangre
así se explica que otros sufran la fotografía
pasada
la ausencia
el dolor

ella aprendía
venía a mi campo
abría la puerta
se abría
al galope.

Parque de los periodistas

Bogotá, 1977

Ella le llevaba sus almuerzos al parque
-debe ser hermoso para los pájaros que ella vaya
le lleve sus asuntos
su pollera.

El debe almorzar sobre su falda
hacer las lágrimas de un trabajo duro
porque ella sabe que el amor es difícil
y hay que almorzar para dolerse.

Yo sólo paso y la miro tenue
-también tendré un almuerzo sobre el parque
a todos nos toca un amor debajo de los pájaros
a todos nos toca
el combate arriba de la tierra.

El deseo

Ella en el río Esmeraldas, año 1976.

Un caballito de fuego sobre el río
y la blusa de su cuerpo en una sombra que indica el sentido
del sol
invadida de arenas y situaciones anónimas
sobre la fiesta en que el jinete se enciende para quebrar
los vidrios
y corren en tus piernas
esos caballos que saltaban el agua.

Sobre el río que la tarde inventa
los cascos y los dueños azules
el dolor de la máscara y tu boca tendida
en un rouge rojo suspendido en el aire
al aliento que despedía la isla y marcaba los espejos.

Te devoraban encima
pequeños animales
en la quietud del espanto y la humedad del deseo.
No es inoportuno ahora terminar
iniciar otra historia llena de caballos
de otro tiempo de tarde
de arenas
de tu cuerpo armado de fuego sobre el río.

Contigo bailaría una pieza lenta

Contigo bailaría una pieza lenta
Daría un paso
Una habilidad de mundo con recortes y alientos que se
noten.
Daría la vuelta, la visita al frío de un ventanal
donde se huye otra vez de aquella música
que me colocaste a la mañana.
Con la pieza lenta que recorta el espacio, la edad de uno
Y el tiempo perdido.
Y bailaría lo lento con su forma: al giro dado,
al paso de dos, la vida corta.
Bailaría lento contigo la pieza que se oblicua,
que se inclina hacia el paso, al pasadizo, a los hoteles,
los pasillos, los pasados.
No iría con mis pasos hacia ninguna parte, iría hacia la ida
que provoca la vuelta.
Ya no hay tiempo para olvidar pasillos sobre los pasos
cortos que van hacia la pieza.
Bailaría lento como decir: se escucha la música de calle,
la visita y el humo que florece.
Entraría como se dice juntos sobre la misma pieza,
en el mismo piso que se baila,
en la misma sala, en la misma madera que se pisa.
Lo contigo, lo lento es un decir.
Se canta con el cuerpo
Se ama con la ronda baja.

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Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

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