LA MUJER, ESA FLOR (Mi poema)
Alfredo Fressia (Mi poeta sugerido)

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MI POEMA… de medio pelo

 

Hay flores que de entrada son bonitas,
destacan por su olor, color sincero,
son esas que me tienen prisionero
así que algunas sean chiquititas
a todas yo las pongo en mi florero.

Son flores que me alegran los sentidos,
plagadas de colores y matices
penetran con primor por mis narices,
y embriagan con susurros mis oídos
dejando tan contentos y felices.

Que hay flores muy diversas, variopintas,
cual dicen para gustos los colores,
son lindas mariposas esas flores,
-y aquí no he de quedarme a medias tintas-,
que me hacen sublimar sus resplandores.

¡Oh Diosas tan dechadas de hermosura
que el pobre que esto escribe aquí hoy disfruta
cual fuera pulpa fresca en una fruta
que alegra al paladar. Y con su hechura
se ofrece y da placer cual fuera puta.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO: Alfredo Fressia

GULA

Porque amo y porque admiro yo devoro.
¿Los otros no acumulan libros, mapas,
sellos, muñecos, fotos sin decoro,
amuletos, santos de porcelana?
No soy mero glotón que por su inri
consume en alimentos toneladas
ni soy el sibarita inverosímil
buscando una delicia innominada.
Mi deseo es el mundo en mis entrañas,
ostras vivas crispadas al limón,
el verde deslizarse de las plantas,
los peces venenosos del Japón.
Trago la selva en cada fina hierba
y se me entrega dócil un antílope:
de noche en el regusto de una cena
me apodero del sol en la planicie.
Quiero que el centro de mi cuerpo sea
túnel del mundo y fluya en él la vida.
La obra de Dios se expulsa en polvareda
pero antes la ensalivo y me acaricia.
Desamparado y vil, tan breve el cuerpo,
no busco el alimento, busco paz,
por dentro estoy vacío y es obeso
el pecador, el goce y el manjar.

POETA EN EL EDÉN

No, Señor,
nunca huiré del Paraíso, tengo en mí
la leche eterna de los padres y los hijos,
y escribo poemas para la nostalgia.
No, Señor,
nunca seguiré el rumbo imprudente
de los cuatro ríos, el que impele a los nautas
hacia el mar de monstruosas criaturas.
Habían podado las ramas de oro
que brillaban en el árbol de la vida.
Y ahora me llaman como almas.
No, Señor,
nunca comeré del árbol prohibido.
Apreté tantas veces en mi mano
las frutas suculentas. Aspiro
los perfumes seductores,
—Et d´autres, corrompus, riches et triomphants—
Nada sabes de mis íntimos
paraísos artificiales, y te ofrezco las costillas
húmedas y turgentes
para que sigas modelando al mundo
mientras duermo.
Soy un niño inmenso
escribiendo dócilmente en el barro del Edén.
Tengo un muñeco de porcelana blanca.
Balbucea.

Verso Ocioso

Combino con distancia y con recuerdo,
existo poco y mal en el presente.
Vengo de lejos, pero sólo en sueños,
de cerca mi presencia se disuelve.
El sol que me ilumina es de topacio,
y en mi carta la luna es de papel
en áspero cuadrado con el astro
más opaco: mis tonos son pastel.
Escribo versos en endecasílabos
los días lluviosos (como es hoy) y llego
casi al presente donde me deslizo
recto hacia atrás en busca de sosiego.
Visto de cerca yo me desvanezco.
¿Música en mí? Sólo de las esferas.
Por la línea del tiempo huyo del duelo
de ese abismo en el hoy que nos acecha.
Lo aprendí en el camino del exilio:
duele el país real de la memoria
y nace como un hongo en otro sitio,
envenenado y que también acosa.
Y por eso hoy combino con distancia.
Cuando casi estoy vivo casi muero,
y casi escribo, torpe de añoranza,
un verso ocioso, ausente y con defectos.

ABURRIMIENTO

Una vez más el día
en este bajo mundo.
Me aburro en el jardín,
nadé en los cuatro ríos.
Me limo con esmero
las uñas de los pies.
Tengo mala salud
y he sido mal amante.
Soy muy mediano en versos:
nunca entré en el Edén
(ni en las antologías,
uruguayas al menos).
Para pasar el tiempo
puedo hablar de dolencias,
mi carné de salud
es de los veinte años.
“Altura: uno noventa,
Peso: setenta quilos”.
La foto en blanco y negro
es de un muchacho díscolo.
(Siempre me voy de tema
cuando hablo del amor)
Los hombres que me amaron,
con excepción de uno,
no tuvieron glamour
ni dejaron recuerdos
de mayor importancia.
Yo mismo -digo yo-,
de los muchos que fui
no quedará uno sólo.
(Una vez más el día
en este bajo mundo.
Me aburro en el jardín,
nadé en los cuatro ríos)
Soy sólo pensamiento
perdido en un jardín
que sueña ser Edén.
Sé que un mono me observa,
está sobre una rama.
Es eterno, calculo.
Y mientras, yo me aburro.

DESAYUNO EN SANTO DOMINGO

Ahoga el viento caliente
la noche grávida de Santo Domingo.
Abrí las ventanas para dibujar
mi silueta irreal contra la madrugada,
soy transparente como la espera
del estallar del día. Austero
el desayuno, huevo a la copa,
hirviente el café amargo.
Y entonces vi la exacta
pinta carmesí sobre la yema.
En la bahía el sol en trance
para nacer del mar, la galladura
en el huevo sideral.
Trago la yema tibia
con su promesa roja, mi parte
de sol mientras ardo en el café instantáneo
y nazco una mañana más
hasta el final abrupto.

SANTO DOMINGO MULATO

La Iglesia y la Cárcel Real bajo la luna,
souvenirs de la Conquista, espectros íntimos
del siglo XVI en la Hispaniola.
El me esperó tras el Alcázar de Colón
con el viejo walkman al oído
y una flor de caoba para la suerte.
Apresé su carne
y su alma
en mi boca,
mi hostia
sucia y sagrada.
Después me fui por la calle del Conde,
limpias las comisuras de los labios.
Un tambor escapaba del centro de la isla.

LUJURIA

La chair est triste, hélas, pero ¿y la fantasía?,
¿y es mental un pecado si usamos los sentidos?
Por los nueve agujeros del cuerpo, como un guía,
un vértigo fue abriendo las llaves del alivio.
No es el apelo mudo de la especie en el tiempo
que nos habla de lejos como de un deber último.
Ese goce no tiene ni locura ni exceso,
es el dios de los hijos, el secreto del mundo.
A ti, vieja lujuria, te cometí tan poco
y tanto algunas veces, fui más allá del sexo.
Hubo hombres que me amaron, y el amor no es vicioso,
pero a ti te entregué la otra faz del deseo
donde se desvanecen Actos contra naturam
(cuando yo me perdía en las nalgas de Eros)
y hoy palpo en tus palabras -concupiscencia impúdica-
y mi vicio más íntimo acaba en desenfreno.

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Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

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