MI JARDÍN (Mi poema)
Julia Galemire (Mi poeta sugerido)

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MI POEMA… de medio pelo

 

Mi jardín es esa excusa
que al comienzo la mañana
busco yo de buena gana
convirtiéndose en mi musa.

Mi jardín es mi sedante,
el que calma mis deseos,
tranquiliza en mis mareos,
que me impulsa a ir adelante.

Mi jardín es mi alegría
el que insufla en mi su aroma,
donde todo suena a broma,
sin el cual no sé que haría.

Yo le cuido con esmero
y él a mi me recompensa,
siempre salgo en su defensa,
no le pongo ningún pero.

Si una planta se marchita
la remozo y doy un beso,
pues su flor me tiene preso
como el novio está a su cita.

Y es que estando en mi jardín
corre el tiempo que las pela,
nada existe que me duela,
si alguien grita, que a mi plin.
©donaciano bueno

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«¡A mí, plin. Yo duermo en Pikolín!». Muchos de los lectores probablemente recuerden este eslogan con el que la conocida marca de colchones comenzó a hacer publicidad hacia los años sesenta. El lema se hizo tan popular que llegó a pasar tal cual a la mochila coloquial de los españoles, suplantando una expresión anterior en la que esta marca se inspiró: ‘¡A mí, plin!’. Lo que viene a decir quien la pronuncia es que le importa un comino lo que ocurra a su alrededor.

MI POETA SUGERIDO: Julia Galemire

Julia Galemire

I

La música enamora, hace milagros
en la copa del mundo
en el efímero hilo crepuscular
donde los sueños se cruzan
Sueños, que vibran quimeras
a cada espacio, sin distancia
tal vez al todo adentro
acaso al mar de otros tiempos
Solo su rituario está
en el río fiel de la memoria,
su fluir boga, desde vegetales
caminos subterráneos
cada nota es
lenta caricia que ha sido
cada ritmo es
incesante ansia de lenguaje
cada melodía es
amor abierto a los secretos
Bach retorna
con su belleza azul
a la invisible partitura
al compás de nuestra sangre
a beber con fuego el regreso y el perdón
a
Dios

II

La música enamora el misterio
donde se abre
de par en par la acera de cielo
solo así puede atisbar
en una plaza
de no sé qué triste ciudad
la máscara de un insondable código.
El ayer enhebró memorias
al estremecido encuentro de tus manos
nacidas en el agua de las mías
al calor de tus ojos abiertos y,
sumergidos
en mi vuelo
al brazo viviente
con retazos de alma
al banco plegado donde
el silencio deshojó caricias.
Soterrado mantra, con sabor a miedo.

III

Mientras recuerdas
a los amigos
cuyos rostros duermen
en el vacío
de las ausencias
solo terrenales.
En torno tuyo despliegan
sus falsas urdimbres
las plegarias
que en el espacio
van creando fantasmas
como último recurso.

IV

La calle,
árbol azul
jacarandá tatuado de horizonte
pleno
de hojas
exhalaciones
y palabras deshechas
en un fue, es o será.
La calle,
árbol azul
inicia su luz
en el espacio
de límites distintos
donde moran
los fantasmas

de esquivos ojos interrogantes,
insomnes
miran
estremecer
la diástole y la sístole
de antiguos relojes.

Miran
marchitar el tiempo
en sus viajes transitorios,
soportan
el contrapunto de historias que habitan
en el húmedo
trayecto de los párpados.

Los ojos (2)

Miro los ojos
a partir del
borrón
de la niebla
y descubro
el límite nuevo
entre el delirio y
el mar.

No debes poema

Pienso que no debes poema
destruir
mis sueños,
no debes destruir
las palabras
que alguna vez hallé
y que ya he escrito
con rigor dudoso.
Pienso también
que no debes irte para siempre,
poema,
que debes permanecer
cerca de lo creado
como un rastro
de todo lo que serás
con tus
propias frases
en alguna parte del texto.

Al sur del aire

Al sur del
aire
la paloma
se oculta
en su regazo de
pluma y pulso
arrebatado
busca
un reciente cielo
para el ansia de su ala
así el rostro de la
ola enajenada
busca la mañana de
cercados
tallos en un mar
sin brújula ni centro
la paloma y la ola
vaga por una nube virgen
al sur
del aire
De su libro Al sur del aire.

El aplauso de los demás es un
Estimulo y hacemos bien en des
confiar a veces de el
La sensación de la fuerza propia
Nos hace modestos
Paul Cezanne

Cezanne

Recuerdo el claro oscuro del cuadro
Disuelto en fragmentos
Donde se siente
Lo que nace y se hunde
en la serenidad del corazón
ya fatigado

Descubro los ojos del paisaje
, pleno de hierbas
y orillas baldías
El alma inanimada
Que duerme su luz astral

Ritmo de claro oscuro
(a lo lejos el tiempo)
Alguien se pierde
Sobre el horizonte
De piedra
Y ángeles grises

En el cuadro figuras
Se diluyen
En una revelación
De pretextos y experiencias
En soledades claras
Que no son verdad

Y en ese viaje
de búsquedas
Tal vez de nuevas raíces
Simbolizo una contracción temporal
un tiempo suspendido.

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Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

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