A LA MUERTE DE HUGO CHAVEZ (Mi poema)
Jacobo Fijman (Mi poeta sugerido)

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MI POEMA…de medio pelo

 

Después de tus soflamas, hoy te has ido,
sin laudos, despidiendo de tu gente.
Alguno habrá llorado al ser querido,
mas otros respirando eternamente.

Hugo Chávez, Hugo Chávez
quién te ha visto y quién te ve
a tu pueblo utilizaste
pa’ seguir en el poder.

Golpisla, guerrillero, arrepentido,
orador de semblante omnipresente,
ególatra, has quedado reducido
al lúgubre ataúd de un cuerpo inerte.

Hugo Chávez, Hugo Chávez
quien te ha visto y quien te ve
a tu pueblo utilizaste
pa’ seguir en el poder.

“Victoria, Venezuela, hasta la muerte”,
en “ALÓ PRESIDENTE”, repetida,
en mítines, discursos tu envestida,
ya nadie ha de escuchar y aun menos verte.

Hugo Chávez, Hugo Chávez
quien te ha visto y quien te ve
a tu pueblo utilizaste
pa’ seguir en el poder.

Fardabas de caudillo iluminado
votado a por un dios omnipotente,
mesías del país bolivariano,
librando de miserias a tu gente.

Hugo Chávez, Hugo Chávez
quien te ha visto y quien te ve
a tu pueblo utilizaste
pa’ seguir en el poder.

Tratante, comprador de voluntades,
liaste a los países adyacentes
cediendo ante tus falsas veleidades
cual Napoleón, tu sueño incongruente.

Hugo Chávez, Hugo Chávez
quien te ha visto y quien te ve
a tu pueblo utilizaste
pa seguir en el poder.

Hoy quiero dedicarle este final
a ese pueblo leal, bueno y valiente,
seguro de un futuro más legal
pues “Chávez solo ha sido un accidente”.
Quito, 5 de marzo de 2013
©donaciano bueno

Este poema, que escribí coincidiendo con la muerte del caudillo bolivariano, lo traigo ahora como homenaje a ese amigo venezolano que hace uso del pseudónimo Bam-Bam, Eladio Rodulfo González,  que ayer publicó un poema-lamento bajo el título «Si yo fuera joven», en prueba de solidaridad para con todos los que, como él, sufren la dictadura de Nicolás Maduro.

MI POETA SUGERIDO: Jacobo Fijman

EL CANTO DEL CISNE

Demencia:
el camino más alto y más desierto.

Oficio de las máscaras absurdas; pero tan humanas.
Roncan los extravíos;
tosen las muecas
y descargan sus golpes
afónicas lamentaciones.

Semblantes inflamados;
dilatación vidriosa de los ojos
en el camino más alto y más desierto.

Se erizan los cabellos del espanto.

La mucha luz alaba su inocencia.

El patio del hospicio es como un banco
a lo largo del muro.

Cuerdas de los silencios más eternos.

Me hago la señal de la cruz a pesar de ser judío.

¿A quién llamar?
¿A quién llamar desde el camino
tan alto y tan desierto?

Se acerca Dios en pilchas de loquero,
y ahorca mi gañote
con sus enormes manos sarmentosas;
y mi canto se enrosca en el desierto.

¡Piedad!

ALDEA

Mi blanca soledad-
aldea abandonada.

Revuelo de perezas
sobre la torre de un anhelo
que tañe sus horizontes.

Pintadas negras de la desolación.
Yunques abandonados y puentes solariegos.

Se ha sentado el dolor como un cacique
en el banquillo de mi corazón.

Las lluvias estancadas de mis sueños
se han cubierto de musgo.

En el horno apagado del silencio
mis frutos maduraron
estérilmente.

Perdí mi itinerario en el desierto.

¡Hospedería triste de mi vida
en donde sólo se aposentó el azar!

En una pradería de cansancios
balan estrellas mis ovejas grises.
Lugarón sin destino;
las calles andariegas
beatas de mi ser
son manos
contemplativas
que van perdiendo soles…

BARRIO

Barrio apartado;
bandada de colores
de las ventanas de las casas.

Silencio cruzado de brazos
ante la luna.

Sobre los árboles
embalsamados de cordialidad,
aromadas de estrellas
se trepan las callejas.
¡Dulzura!

Nada interroga.
Se está y no se está en sí mismo
muy limpio y ancho.

¡Y todo es tan lejano y puro
que una nueva inocencia nos consuela!

¿He salido a buscar
juguetes
para los niños?

Barrio apartado:
paisaje de estampas y estrellas.

VÍSPERAS

Toque de vísperas de fiestas.
Presentimientos.
Mi corazón es blanco de ternura.
¡Solemnidad!

Hablamos en voz baja.

Un árbol canta como un niño
piadoso
todo blanco de estrellas.

Mi corazón es blanco de ternura.

MAÑANA DE SOL

Tañía el sol sus llamas
en los cántaros húmedos del viento
de rocío y paisaje
que alargaba el elástico sendero.

Desentumecimientos.
Carnes del trigo;
espigas de mis manos.
Jadean los aromas;
temblequean cual besos los caminos.

Silencios verdes de los bosques rojos
apretados de gozo y alegría.

¡Enloquece en mis ojos la mañana!

OCASOS

Ocasos turbios de violeta.
Reliquias. Devociones.
Caras amortiguadas.
Nostalgias
descoloridas.
El mar se acoge en mis matices;
¡ciera su boca atardecida y fría!

El timbre de mis ojos
esparce intimidad.
Mi piedad de rodillas
se aroba en los suspiros del ocaso
(palomas de violeta)
Mis manos palpan el color de misa!

CREPÚSCULO

Ponderan los ocasos gustos violetas.
Un árbol negro, un árbol blanco, un árbol verde
cuelgan sus blusas
en la inmovilidad.

Ha cerrado los párpados el viento.

Luces deshechas;
pétalos estrujados
en superposiciones.

Ponderan los ocasos gustos violetas.

CIUDAD SANTA

Tres gritos me clavaron sus puñales.
Paisaje de tres gritos
largos de asombro.
¡Bromearon los sudarios del misterio!
Fuga de embotamientos;
suspiros
en la niebla inmovilizada.
Cipreses.
Bronce de los terrores
informes, fragmentados.
Mueren caminos
y se levantan puentes.

Un árbol se transforma
cerrando sus pupilas.

Caen medrosamente las palomas
angélicas del sueño
en las uñas heladas del espanto.

Un infinito horror
manaba en mis entrañas
en un himno de muerte.

TOQUE DE REBATO

Agua de trinos
manó de las gargantas estelares;
nos lavaba la angustia
el silencio concéntrico de los cielos lejanos.

En un andar de media-luz volvían los caminos
y un gran bosque de aromas
tañía las campanas de la aurora
un himno de la vida.

CÓPULA

¡Nos unió la mañana con sus risas!
En las rondas del sol
canciones de naranjas.
Danzas de nuestros cuerpos
desnudos -rojo y bronce.

El olor de la luz era sagrado:
música de horizontes,
espacio de paisajes-
rojo y bronce-
ruido de melodías,
himno de soles,
eternidad
y abismo de la dicha
en la alegría loca de los vientos.

Canciones de naranjos
en la piedad de los caminos.
¡Todas las aguas del silencio
rompimos en la danza!

Dicha de los abrazos y los besos;
toda la gloria de la vida
en nuestros pechos
jadeantes y ligeros;
nuestros cuerpos: au roras y ponientes
en la alegría loca de los vientos.
¡El corazón del mundo en nuestra boca!

VELADA

Rumor de carreteras aflautadas
en los alientos turbios de las miradas grises.
Portazos;
temblor de las vidrieras; cóleras destempladas.

Aúlla el frío blanco;
el suelo se ha caído de mis manos.

Crucifijos en somnolencia.

Marcha de retrocesos
¿Qué ruedas empujamos?

Acordeones desafinados
de mi sabrosa angustia.

Aúlla el frío blanco
cual los gitos helados de un espejo.

Silencios enjugados de la nada;
marchas muy bien envueltas, casi fijas.

Almohadas que lloran desesperadamente;
júbilos disonantes
de huellas desgarradas;
pasos atrás, deshechos
en la inconciencia.

Mi corazón es una estrella en sorna;
canción de mis fogatas.

Almohadas burlescas que sollozan
desesperadamente.

Aúlla el frío blanco
cual los gritos helados de un espejo.

TARDE VIOLETA

Cae de bruces un silencio frío
en el ocio violeta de la tarde.
¡Perplejas añoranzas!

Se tuercen las paredes de mi estancia.
Ronronean las luces como gatos.
El caserío soñoliento
engrisa las campanas.

El viento tiene los pies desnudos.

Se ensordece la tarde
arrastrándose, lentamente.

¡Perplejas añoranzas!

De reojo me miran los sarcasmos.

EL VIAJERO AMARGADO

Gris andurrial de la mañana.
El mar descorcha sus botellas
de vinos espumosos.

Bailan como muñecos
mis anhelos, creados por los vientos;
y vanse a pique , sollozando,
con las manos abiertas, distendidas.

El mar embriaga mis sarcasmos-
aguja de relojes negros,
trasnochadores;
conciencia amarga de la vida.
Hastío.
Zozobras.
Gargantas temblorosas.

De día en día
preparo mis maletas;
¡cambio los aires y las horas!
Las grises estaciones me han dejado
el silencio de sus faroles
enfermos, de velorios;
y los puertos sus guinches y sus barcos
afiebrados de esclavos y bocinas.

Se alargan las agujas de los relojes negros.
Sarcasmos.
Bailan mis muñecos, oreados por los vientos
en el gris andurrial de la mañana.

MORTAJA

Por dentro:
atrás el rostro.
¡El pasado aniquila!

¡Es en vano que encuentre una herradura
en el estanque turbio de mi imaginación!

El árbol ha cubierto de palomas
mi soledad; pero es en vano.

Desnudo
siempre estoy como una llanura.

Para buscar un cerro
miro las multitudes.

Estoy siempre desnudo y blanco;
Lázaro vestido
de novio;
Una mortaja viva
entre el ayer eterno
y el eterno mañana;
una mortaja viva
que llora en mi garganta.

MÁSCARAS

Sangró mi corazón como una estrella
crucificada.
Dolor;
del sándalo purísimo del sueño
trabajaron la balsa de mi vida.

Amor
hízome calles de esperanza
que oprimieron tus manos de alegría.

Sus máscaras de aromas pusiéronme los astros
en las músicas negras que miran lentamente
mi soledad de túnel olvidado.

Y todavía el muelle
de mi ser bosteza;

yerra mi angustia
dando vueltas y medias-vueltas
como barricas.

Hasta que al fin, se romperá algún día
mi corazón, como un ladrillo.

¡Sus máscaras de aromas me prenderán los astros!

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Donaciano Bueno Diez
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Caminante que caminas por los campos de Castilla,dime…
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