A veces me preguntan de quién eres,
si hubiera sido ayer, soy de mis padres,
aquellos que me ponen los deberes,
los mismos que disfrutan mis quereres
y sufren mis desmadres.
Mas si eso fuera ayer. Que hoy la respuesta
no guarda relación con la pregunta.
Se intenta conocer de ti la orquesta,
a quién tú has de sentar a mesa puesta,
los bueyes de tu yunta.
El lado en que te encuentras, lo que piensas,
si acaso eres del Betis o creyente,
a quién de sus errores les dispensas
qué compras, con qué llenas tus despensas,
si sigues la corriente.
Que un item hoy solo eres de una encuesta
que intenta conocer a quienes votas
sacando así tajada a tu respuesta,
si alguno hay que te mola o te molesta
o eres un tuercebotas.
Antiguamente cuando te preguntaban tú de quién eres, se refería a cuales eran los nombres de tus padres, hoy solo lo hacen pensando en cómo sacarte los higadillos.
El que escribe, Donaciano,
como el labriego en Castilla
va esparciendo la semilla
a voleo con la mano.
Lo mismo que hace el cristiano
que a Dios no ha visto y le reza
y espera de su grandeza
que llegado el mes de abril
le riegue con aguas mil
la madre naturaleza.