UN MOCOSO (Mi poema)
Juan Cunha (Mi poeta sugerido)

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MI POEMA …de medio pelo

 

¡Cálla niño!, los viejos te decían,
¡apártate, mocoso!,
¡Qué ignorantes! tu genio revoltoso
llevaba al paroxismo y se reían
al verte haciendo el oso.

Pues siempre fuiste un crío muy gracioso,
locuelo y divertido.
Gozabas más con mucho al ser reñido,
de humor haciendo gala contagioso
a fuer de consentido.

¡Que vayas con la música a otra parte!
¡maldito este chiquillo!
¡pues deja de portarte como un pillo!
¿No tienes padre? Aprende a comportarte.
¡No corras que te pillo!

Hoy te vuelve a sonar ese estribillo,
¡bendito mozalbete!
al que un día pusieron en un brete,
tan serio, tan sesudo, y apostillo,
sin pelo, ya calvete.
©donaciano bueno

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Juan CunhaJuan Cunha Juan Cunha

A mi espalda

El que fui vuelve llorando, y no hay manera
De aplacar su pena sola.
El que fui viene llorando: es sólo un niño
Que no puede con la tarde.

Le diría que se vaya,
Que ya no tengo más aquellas láminas
Con paisajes, donde una luz de atardecer duraba;
Donde pasaba un ángel con un aro

Mas no tengo valor para volverme.
Él me toca en el hombro, y se detiene
Alelado: no comprende; y llora aún más.
Cómo arreglarme un rostro ya para enfrentarlo.

Y se queda. Y reincide. Y calla luego.
(La luz, final, vacila; sale la brisa; algo tiembla)
Cuando no es más que un niño desvalido
Y solo, que no puede con la tarde.
De «Carpeta de mi gestión terrestre» 1956-1959

Allá donde las lagunas son el cielo…

Allá donde las lagunas son el cielo
Tuve mi vacación de vacas verdes
El viento era un caballo sin escalas
y yo me le sentaba firme al flete

El sol
Era un melón
La tarde
Una sandía
Y la vida
La vida una pura gana
De morder y morder manzanas

Pero de esto hace mucho
De «Enveses y otros reveses» 1981

Aquella vez y allá cuando solía…

Aquella vez y allá cuando solía
Allá y aquella vez tengo presente
Pero es sólo un recuerdo solamente
Lo que se dice fue quién lo diría

Un tiempo nadie nunca lo sabría
Una vez y un allá que hay en mi frente
Un allá y una vez lejanamente
El entonces y el donde que decía

Sucede alguna vez de tal manera
Sucede que sucede entonces era
Allá donde te dije que recuerdo

Sin duda qué sé yo pero es el caso
Que lo tengo presente paso a paso
Donde ay tanta cosa olvido y pierdo
De «Cancionero de pena y luna» 1953

Cómo no estás en mis arterias

Si eres flor cómo no estás fija en un tallo
Apenas balanceada por este aliento que abrasa

Si eres paloma cómo zureando no huyes
Cuando se acerca el cazador rojo de furia roja

Si eres vela cómo no te vas ligera
Como las velas que el río se lleva entre sus dedos

Si eres mi sangre cómo no estás en mis venas
Pasando y repasando mi corazón que no duerme
De «El pájaro que vino de la noche» 1929

De pronto emerge y sobresale un nombre

Hoy anda Cármelo en el aire
No sé de golpe escucho Cármelo
y Cármelo otra vez al poco rato
Pues claro que no es más que el solo nombre
Que me entresuena hoya tantos años
Ya tantísimas leguas transcurridas

Cármelo le decían por Carmelo
A cierto muchachón que hacía parte
Del personal de estancia de mi abuelo
En Molles del Pescado allá en mi tiempo
De chiquilín ya premocito
Ay en benditos breves días

Cármelo allí ensillaba un pangaré
y rumbeaba pa el puesto de Las Chilcas
Por ejemplo o salía a echar las vacas
Y a lo lejos ya Cármelo llegaba
Y de vuelta otra vez por los caballos
Y galopando irrumpe la tropilla
De variados pelambres y relumbres
Y ya entre polvaredas y tropeles
O que adónde fue Cármelo
Lo mandaron temprano hoy hasta el pueblo
Y regresaba Cármelo a la noche
Con el flete sudado hasta la cola
y era Cármelo siempre al otro día

Era aindiadito el mozo y medio tuerto
Con una nube blanca por lo menos
En un ojo que usaba entrecerrado
Y no le daba un muy airoso aspecto
Mas entre el personal hacía juego
Que era algo así de tres a cinco peones
Entre los pardos y negros y otros tonos

Bueno pero por qué me vuelve el nombre
Que lo escucho decía como náufrago
En este aire hoy tan de otra época
Y Cármelo a esta altura quién lo dice
Quién lo pronuncia que lo escucho nítido
y en más de una ocasión lo oí esta tarde
Como llegando de distintos rumbos
Entre otras cosas que la tarde nombra

Cármelo que decían por Carmelo
Pero hoy ya es sólo el nombre sin el hombre
Con otra dimensión y en otro orden
Justo las siete letras recompuestas
Las que reordena el aire y ratifica
y por decir Carmelo insiste en Cármelo
De «Palabra cabra desmandada» 1971

El pajarito y el pez…

El pajarito y el pez
Éste abajo aquél arriba
O justamente al revés

Según de donde se mira
Al uno le ves el lomo
Pues y al otro la barriga

Cuestión de situar el ojo
y en cada caso entrever
La cauda la coda el codo

De modo que toda vez
Las mires de todos lados
y más que nada al través

Sale el signo inesperado
La señal que yo me sé
y hasta el indicio olvidado
De «A solicitud de los pájaros» 1957

Guitarreos

Una tarde rayada de garúas
Recuerdo el viento aquel como un cuchillo
Pero entonces qué gracia era en el tiempo
Que uno no le hace ascos al destino

La recuerdo patente y hoy quién sabe
Por qué es que la memoria la ha traído
Una tarde de invierno como tantas
Pero hoy viene del fondo del olvido

Tantos otoños mismo legua a legua
A descampado invierno y desabrigo
Tal vez de más atrás de espacio y tiempo
Me llegó su humedad su olor su frío.
De «A eso de la tarde» 1961

La nostalgia de mi tierra…

La nostalgia de mi tierra,
de mi campo, el de otro tiempo,
me anda siempre por las sienes,
la nostalgia de tierra.
Me anda siempre por las sienes
y se me asienta en el pecho.

A veces es nube y pájaro,
a veces galope y eco,
a esa majada, esa tropa,
y yo silbando, tropero.

Paisanos de serio rostro,
ancha mano y gesto lento,
paisanos de serio rostro,
cuando me ausento a las veces,
cuando me ausento a las veces
al paso me los encuentro.

De noche veo fogones
con ruedas de mate y cuentos.
De noche veo fogones
y el llanto de las guitarras.
Y el llanto de las guitarras
que a rachas me trae el viento.

La nostalgia de mi pago
me pone triste el acento.
Viene de allá, campo afuera,
y se me va pecho adentro.
De «A eso de la tarde» 1961

Lejos la ciudad lejos…

Lejos la ciudad lejos
Lejos su absurda rueda dura girando sin sentido

Ah la ciudad sin pájaros libres ni horizontes
Y tan sólo en lo más alto de las torres un poco de ansia del cielo
La ciudad que es una hélice vacía enloquecida de movimiento
Ah la ciudad que cierra el alma con sus frías sucias manos
Y que no oye la oscura angustia de los hombres.

Aquí sólo el campo la soledad desmesurada de los campos
La soledad extraña del campo que invade el espíritu de cosas lejanas
Y el silencio llega como un pájaro huraño al anochecer a pasar la noche en el monte del alma.

Porque aquí el recuerdo se va hacia todos los vientos en cada alborada
Y vuelve como los pájaros todos los atardeceres con un canto lejano cerrado en el pico
Y el corazón a cada latido amanece una esperanza nueva que tiene algo del cielo.
De «El pájaro que vino de la noche» 1929

Me voy le dije al alba…

Me voy le dije al alba
Me voy me voy a la alborada

A mi mano derecha oí zorzales
A la zurda un caballo relinchaba

El saltamontes de cintura breve
Me saludó tres veces por la grama

Lento el arroyo su cuchillo nuevo
Cortaba largo a largo la mañana
De «Triple tentativa» 1954

Quiero saber a qué ladera…

Quiero saber a qué ladera
Rueda la luz cuando te espero
Hay una brisa o mano tierna
Que quizás sepa de tu pelo

Pero decime dónde pongo
Estas palabras como gotas
No sé dónde asomar los ojos
A qué lado volver la boca

Escúchame es azul y lejos
No tengo indicios sólo piedras
Ya ni dónde buscarte tengo
Ni cómo hallarte que yo sepa

Es que nunca vi claro creo

Ni menos supe cómo eras
De «Enveses y otros reveses» 1981

Repaso

Veinte años hizo ayer que yo llegaba
Del campo, con mis pájaros- qué lío.
Y aquí, de torre a torre, los soltaba
Con temblores aún de bosque y río.

Y hoy me encontré que de su vuelo y pío.
No más, sino la ausencia, me quedaba.
Ninguno de mis pájaros cantaba.
Y miré sin un ala el cielo frío.

Veinte años. Tantos días. Pena tanta.
Tanta tanta nostalgia acumulada
Y acumulada espina en la garganta.

Qué será de mi monte y mi torrente.
Adónde, adónde, adónde mi bandada.
Eran veinte los años; y hace veinte.
De «Hombre entre luz y sombra» 1955

Vine para decir tu primavera…

Vine para decir tu primavera
Digo para nombrar dulce tus aves
Por abrirte las flores que tú sabes
Para hacerte de todas la primera

Era hermosa la tarde y cómo era
Si la evoco de pronto ya ni cabes
Eres tarde infinita ya sin llaves
Estás en donde esté y yo te quiera

Que estás en donde estoy hoy y te quiero
Ya no me importará decir me muero
Porque no será cierto de seguro

Pero vine no más para decirte
Que ya no podrás irte ni morirte
Por más que se haga triste y ponga oscuro
De «A eso de la tarde» 1961

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Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

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