Mañana, si es que amaina la tormenta
y el sol desaparezca al horizonte
detrás de las colina de su monte
comprenda si el vivir le trae a cuenta.
Mañana cuando no haya nubarrones
y el cielo se descubra y transparente,
se aclare la negrura de su mente
y empiece a descubrir nuevas traiciones.
Mañana al contemplar, si es que hay mañana,
la corta trayectoria que ha tenido,
los muchos varapalos que ha sufrido
habrá de decidir si viene en gana
echar aquí el final a su carrera
de intérprete, no más que un figurante,
que sueña con matar a un contrincante
y acaba como un perro en la perrera.
Y así se irá, tal cual, como ha venido
sin nada que ocultar bajo el sobaco
igual que aquel que fuera a por tabaco*
y nunca más del mismo se ha sabido.
©donaciano bueno
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