»SALVADOR DÍAZ MIRÓN

Salvador Díaz Mirón nació en Veracruz (México) el 14 de diciembre de 1853. Al igual que su padre, fue periodista y apasionado de las letras. De niño fue influenciado positivamente por su progenitor, un importante autor de su tiempo, a los 14 años comenzó a escribir de forma comprometida y siendo todavía muy joven era un distinguido poeta.
Su labor poética puede dividirse en tres etapas bien diferenciadas entre sí. La primera de raíces románticas en la cual se pueden notar la influencia de importantes autores de éste período y las otras dos sumamente diferentes, vanguardistas y diversas entre sí profundamente.
Colaboró también con importantes periódicos de la época, entre los que se encontraban El orden y El imparcial. Debido a sus ideas revolucionarias tuvo que exiliarse de México. Vivió entonces en diferentes países, residiendo fundamentalmente en Santander (España) y La Habana (Cuba), donde dictó clases de literatura.
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Una muestra de sus poemas
A UN PESCADOREn buen esquife tu afán madruga, Pero prorrumpes en canturía Tímida y mustia por los recelos |
A ELLASemejas esculpida en el más fino Y mientras: no imitaste al peregrino Obrando tú como rapaz avieso, No así al viandante que se vuelve a un pino Xalapa 27 de mayo de 1901. LA GIGANTAI Es un monstruo que me turba. Ojo glauco y enemigo, La guedeja blonda y cruda y sujeta, como el trigo Tetas vastas, como frutos del mas pródigo papayo: En la mano, linda en forma, vello rubio y ralo y tieso, II ¡Cuales piernas! Dos columnas de capricho, bien labradas, Albos pies, que con eximias apariencias azuladas ¡Qué primores! Me seducen; y al encéfalo prendidos, Y con métrica hipertrofia, no al azar del gusto electa, |
PEPILLAComo viste ropaje tan leve, Como el sándalo emite una esencia, Con sus ojos de ardiente demonio, Si en celoso y colérico ensayo “Hembra linda no pierde la gloria |
CLAUDIACon hermana y cuñado veranea ¡Un amor doloroso e inconfeso Como helénica estatua, por la suma ¡Y qué voz! ¡Cómo vibra en cada nota! ¡Hermosura infeliz! Arrostra y huella Prueba coraza en donde sufre injuria; Huye del trato y se resiste al brillo; En pequeño batel hiende la rada, ¡Pobre mujer! Al rayo de la Luna, ¡Admirable amazona la doncella! Porta en alto su nombre, como el lirio Y en el espasmo súbito que al vuelo Y luego ante una efigie se arrodilla; ¡Ciega y tenaz la religión del triste |
Cabe un lago de múrice, – como radial corona, El mísero casucho y la soberbia granja ¡Mirífico el paisaje! Cromáticos vapores En áspera y herbosa ladera que dilata En el confín las cumbres, cubiertas de celajes, El fango en la hondonada resulta pedrería; Pero por amplio rumbo, abajo abierto adrede, Obscuro y vago aspecto de lira se dibuja Y cual humoso aroma venido por encanto Sentada en el esquife, y con sayal de luto, Y en su ánimo y orgullo, que de temblar la eximen Rabia y estruendo y caos. Ni un plácido reflejo. ¡Hora siniestra y larga, fatídica y suprema! ¡Ola que airada y túmida y resonante meces |
A TIRSA¡Ah! ¿Qué mucho que al Sol que subía No cayera por brusca pendiente, Envidiosos me culpan con saña Y un consuelo has escrito a mis penas; ¡Con qué brotes la planta retoña! Un misterio me asombra e infatua: ¿Esperanzas? La suerte me abruma. Sueño y rimo. La noche adelanta Una estrella fugaz viene al suelo, Cárcel de Veracruz. Noviembre de 1892. |
DUELOLlego entre dos esbirros, que no dudan Suspenso en el umbral callo y vacilo. Sobre mezquino y enlutado lecho, Y ante la forma en que mi padre ha sido, ¿Qué amigo que no acuda y me acompañe? Al pueblo el bardo es gracia y no carcoma. ¡Oh ingenio que subsiste, que arribaste
¡Ay de mi, que rabioso en un erío Oigo decir de mi destino a un chusco: En sublime absorción hurgo la mente: Veracruz. El 4 de enero de 1895. |
IDILIO A tres leguas de un puerto bullente Distante, la choza resulta montera El sitio es ingrato, por fétido y hosco. La flora es enérgica para El Oriente se inflama y colora, Un prestigio rebelde a la letra, El ponto es de azogue y apenas palpita. Y al trotar de un rocín flaco y mocho, Monótono y acre gangueo, Cuanto es mudo y selecto en la hora, Y como un monolito pagano, Y a la puerta del viejo bohío Infantil por edad y estatura, Blondo y grifo e inculto el cabello, La payita se llama Sidonia. La huérfana ignara y creyente La madre reposa con sueño de piedra. Y por siembras y apriscos divaga Vestida con sucios jirones de paño, Radioso y jovial firmamento. Y en la excelsa y magnífica fiesta, El Sol meridiano fulgura, El fausto del orbe sublime Ni céfiro blando que aliente, que rase, Entre dunas aurinas que otean-, La luz torna las aguas espejos; El ambiente sofoca y escalda; Los guiñapos revuelan en ondas… Y un borrego con gran cornamenta La zagala se turba y empina… Y en la excelsa y magnífica fiesta, |
A MIS VERSOSInsensibles a fiestas y grimas No sois gemas inmunes a limas Pero hay siempre valer en las rimas. Id, las mías, deformes o bellas: EL PREDESTINADOBajo el ronco motín que grita muerte,
Y aún ante indicio, de locura o dolo, Su fe suele medrar cuando vacila… En el ignoto piélago la nave A la esperanza el mísero se aferra, Bien luego magnífica su corona… Voz que nace al timón sube a la caña… Colón, en pie sobre la proa mira… Franja de luna por el agua riela… MÚSICA DE SCHUBERTCrin que al aire te vuela, rizada y bruna Y del celo ardoroso despides una Mas tu mirada llega, con su fortuna, Y mientras que te tiñes en escarlata, EXCÉLSIORConservo de la injuria, Y hórrido amago suena… ¡Infames! Os agravia Cruel fortuna dispensa Al mal dolos procuren Sobre la impura huella Cárcel de Veracruz, Julio de 1892. MÚSICA FUNEBREMi corazón percibe, sueña y presume. Y frío de alta zona hiela y entume; El sublime concierto llena la casa; Y como envuelta en oro tejido en gasa, Diciembre de 1899.
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EPISTOLA JOCO-SERIA
Al Editor
Mientras haya en ciudad y cortijo
gallineros que ostenten su rijo;
y por calles, y en lúbricos tratos,
ardentías de perros o gatos;
y en el aire y el muro y el suelo
moscas tiernas, a pares, en celo;
mi librillo en palacios y chozas
ha de ser inocente a las mozas.
Pero quise pecar de discreto;
y en extraño y heroico soneto
dejo dicho a mis trovas que apiñas:
¡”respetad el pudor de las niñas”!
Por “Idilio” y “Avemus”, y acaso
algún otro desliz en el paso,
lo demás, que no funda querellas,
¡sufrirá privación de doncellas!
¿A las chicas ofreces lectura
de un primor: la Sagrada Escritura.
Y Sodoma con fieros priapismos
amagando a los ángeles mismos
que se libran merced a un encanto?
¿y las hijas de Lot? ¿Y el Rey Santo,
Betsabé y el cadáver de Urías?
¿Y Tamar con Amón? ¡Fruslerías!
¡Ay! Las cosas en sí quedan lejos.
Sólo dan al sensorio reflejos.
En mí el Cosmos intima señales
y es un haz de impresiones mentales.
Pero cunde al través de una lente
comba y tinta y jamás indolente,
que perturba en la imagen virgínea
el matiz, el calor y la línea.
¿Qué cristal el que filtra y altera?
pues mi humor peculiar, mi manera.
para mí, por virtud de objetivo,
todo existe según lo percibo.
Y el tamiz proporciona elemento
propio y lírico al gayo talento,
y es quien pone carácter y timbre,
novedad y valor a la urdimbre.
Pese a ti, lo real no anda fuera,
sino en sellos del alma, y espera
que facundia o cincel, brocha o pluma,
tornen diáfano el cerco de bruma
externarse con metro gallardo
y en fiel copia es el triunfo del bardo.
La mentira es la muerte y la escoria.
La verdad es la vida y la gloria.
Cuando pugno en las bregas del arte
por verter en trasunto una parte
del caudal que atesoro por dentro,
y en las voces hurañas encuentro
la precisa expresión y el buen giro
¡que alborozo y que orgullo respiro!
¡Cuán me alegra y ufana el acierto!
¡Un oasis hallado al desierto!
¿La moral? ¡Es el ara divina!
mas escúchame, piensa y atina.
Una cosa en la práctica es fiemo,
es horror, ese feísimo extremo;
pero exacta en la intensa pintura,
resplandece magnífica y pura,
si allí el vate no insufla malicia,
sino un grito a la eterna justicia!
¿Que la nota poluta y la torva
vibran mucho en el son de mi troba?
en el mundo lo dulce y lo claro
son, por ley de la suerte, lo raro.
¿Cómo hacerlos aquí lo frecuente?
No: la cámara obscura no miente.
Además: la tragedia sublime
¡en piedad y terror, sangra y gime!
Forma es fondo; y el fausto seduce
si no agranda y tampoco reduce.
Que un estilo no huelgue ni falte,
¡por hincar en un yerro un esmalte!
que la veste resulte ceñida
al rigor de la estrecha medida,
aunque muestre, por gala o decoro,
opulencias de raso y de oro.
¿Qué repulsas mi código? Basta.
La bandera, prendida en el asta
y undulando a las rachas supremas,
luce y riza colores y lemas;
y debajo a que nadie los toque,
y blandiendo flamígero estoque,
una musa de fuerza y de gracia
yergue al sol su hermosura y su audacia!