CREER O NO CREER II (Mi poema)
Pedro Miguel Obligado (Mi poeta sugerido)

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MI POEMA… de medio pelo

 

¿Creer algo sin verlo? Yo no creo.
¿Creer sin conocer, un disparate,
especie es de una farsa o de un dislate?
No piense aquí al creer que le hago un feo
y aun menos le maltrate.

Creer o no creer, es la cuestión,
creer y sin saber por qué se cree,
así que alguien lo afirme y lo jalee,
sin ver, creer no admite discusión
aunque alguien lo desee.

Que en esto como en todo cada uno
se cuide y con su pan que se lo coma.
Si aquí el punto final es una coma
la vida es de otra vida el desayuno
o es previa a la carcoma.

Creer en fin porque hay quien te lo ha dicho
o insiste en conocer, que está seguro,
buscar y no encontrar, fumarse un puro,
quedando su palabra en entredicho
sujeto a algún conjuro.

Así es la fe, creer lo que no vimos.
Quien quiera que esa fórmula ha inventado
la duda de un plumazo ha reventado.
Yo dudo si es verdad que nos morimos
si todo hoy lo he soñado.
©donaciano bueno

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Aún recuerdo la definición del famoso catecismo del Padre Astete con el que nos adoctrinaban en la religión católica. ¿Qué es fe? Creer lo que no vimos, decía. Y en eso llevaba más razón que un santo.

MI POETA SUGERIDO:  Pedro Miguel Obligado

¿PARA QUE?

¿Para qué este deseo de una afecto profundo,
y este afán de ser noble, y esta lucha por ser;
si sólo viviremos un instante en el mundo,
y la vida que aisla, no nos deja querer?

¿Para qué transformar el gemido en un canto,
y aprender en las penas, a dar nuestros consuelos;
si todos van huyendo, sordos por desencanto;
y el hombre perseguido tiene horror de los cielos?

¿Para qué la bondad que provoca el abuso,
cual los mimos que vuelven más caprichoso al niño;
si aceptarán apenas, o le darán mal uso,
al corazón que se hace pesado de cariño?

El esfuerzo destroza las alas del anhelo,
y el bien con que soñamos, es un ciego derroche.
¡Todas las flores no hacen jardín de este suelo,
y todas las estrellas no pueden con la noche!…

Y ¿par qué alma mía, vas a seguir tu empeño?
El camino se pierde: no se oye, no se ve…
Mejor es descansar en el lago del sueño:
¿Para qué?… ¿Para qué?…

MI CORAZÓN

Mi corazón, temblando, con latidos me dice:
-¿Por qué, por qué, me entregas al primero que pasa
y dejas que una mano ciega me martirice,
o me suelte lo mismo que si fuera una brasa?

¿Cómo no ves que nadie quiere llevar mi peso,
que nadie retribuye mi impávido cariño?
Me destrozan mis alas amorosas, y en eso
soy semejante a un pájaro que está en manos de un niño…

¡Si supieras!… Hay seres que me dan contra el suelo,
hay otros que me hielan, y otros se divierten…
Como soy tan confiado, causo mucho recelo;
Quienes mejor me tratan son los que no me advierten.

¿No sabes que padezco? ¿no sufres mi tristeza
desesperante y larga? ¡Si ya no puedo más!…
Aumenta mi infortunio, con mi delicadeza.
¿Por qué me das a todos, por qué, por qué me das?-

Siento en mí, cual gotera, su honda palpitación;
sus latidos son lágrimas que casi no contengo;
y le digo muy bajo: – Corazón, corazón,
yo te doy porque tú eres lo más bello que tengo.

MELANCOLÍA

Es otoño. Estoy solo. Pienso en ti. Caen las hojas…
Vaga la melancolía de una pena que ignoro.
El viento que estremece marchitas congojas,
pasa como un recuerdo por el bosque sonoro.

Es otoño. Parece que un ensueño renuncia,
que un desencanto esparce las efímeras galas…
Una dorada pompa que a la muerte denuncia,
con el follaje mustio forma una lluvia de alas.

Estoy solo. Se siente que el otoño es un viaje…
Hay un alma que llora porque alguien se despide.
Este ocaso de plantas que enrojece el paisaje,
con mi desalentada serenidad coincide.

Pienso en ti, oyendo un canto perdido en lontananza.
Cantan las cosas muertas, la música del vuelo.
Como mi amor caído conserva su esperanza,
la floresta marchita quiere subir al cielo.

Caen las hojas. La selva trágica se derrumba.
Desparrámase un sauce cual generosa fuente.
Las hojas más diversas tienen la misma tumba,
y entremezcladas ruedan en un mismo torrente.

Tú eres como una brisa para mi huerto sonoro.
Mi vida es una rama, a tu paso, deshojas;
y que tendrá a los vientos, un destino que ignoro.
Es otoño. Estoy solo. Pienso en ti. Caen las hojas…

AUSENCIA

La rama de los astros se estremece en la altura,
movida por el viento de la eterna armonía,
y el silencio murmura
su vaga poesía.

Tú ya no estás conmigo para hacerme dichoso,
y te hallas tan lejana, que eres una tristeza…;
pero todo, esta noche, se vuelve más hermoso,
tal como si estuviese pensando en tu belleza.

Un arroyito claro por la pradera, ondula,
el temblor de las plantas le descubre su anhelo,
y la tierra se azula
deseando ser un cielo…

Siento que te aproximas en esta noche tierna;
pues aunque vives lejos, el ensueño nos une,
como a dos estrellitas una misma cisterna,
donde la fantasía del agua las reúne.

La belleza es misterio, que tu amor profundiza,
tu recuerdo, en guiadora claridad se convierte;
y la ausencia idealiza
la pena de quererte.

¡Si no sólo en mis versos, si en realidad vinieras!
¿No oyes la melodía que, de cariño, llora?
Se muestra el mundo bueno, como si me quisieras…
¿Dónde estarás ahora? ¿Dónde estarás ahora?

NO TIENE IMPORTANCIA

Esta pena mía
no tiene importancia.
Sólo es la tristeza de una melodía,
y el íntimo ensueño de alguna fragancia.

-Que todo se muere,
que la vida es triste,
que no vendrás nunca, por más que te espere,
pues ya no me quieres como me quisiste-.

No tiene importancia…
Yo soy razonable;
no puedo pedirte ni amor ni constancia:
¡si es mía la culpa de no ser variable!

¿Qué valen mis quejas
si no las escuchas;
y qué mis caricias, desde que las dejas,
quizá despreciadas porque fueron muchas?

¡Si esta pena mía
no es más que el ensueño de alguna fragancia,
no es más que la sombra de una melodía!
Ya ves que no tiene ninguna importancia…

¿NADA MAS?

¿Nada más que tu amble disciplina merezco,
y el cariño oportuno que dices que me das,
y sonrisas piadosas para el mal que padezco?
¿Nada más, nada más?…

Yo sé que no te he dado sino un alma sincera,
y un amor que no buscas y que no buscarás,
y los días opacos de una vida cualquiera.
Nada más, nada más…

Tal vez como un sonido que se pierde en la altura,
vagamente en ti misma, mi ensueño sentirás;
y será mi recuerdo, delicada amargura.
Nada más, nada más…

Pero cuesta volverla juiciosa, a la esperanza,
mostrarle que su ensueño querido está de más,
y sólo es una sombra que sobre el suelo danza.
Nada más, nada más…

SOLEDAD

¡Soledad, soledad y siempre soledad!
Palabras, ruidos, ecos; almas, tristezas, nada:
apenas un deseo de vivir y de amar.
Los días se deshacen como nubes ligeras;
y como todo pasa, ¿dónde está la verdad?
Las ideas son chispas que descubren honduras,
y el placer más seguro, descansar, descansar.

El alma es como un pozo que contempla a una estrella
y que la siente dentro, sin tenerla jamás…
Las flores son tan bellas que duran un instante,
y el amor cuando nace, se alza a volar.
Y todo esto que digo, sólo son frases, humo
que el soplo de una noche de lluvia, apagará.
Hermano: estoy muy triste -¿me perdonas?- muy triste…
– ¡Soledad, soledad y siempre soledad ¡

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Autor

Donaciano Bueno Diez
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