Palabras que se ignoran, palabras que se cruzan,
que al corazón le encoran, que hieren pues se azuzan,
palabras sin sentido que andan disimulando,
que antes de hablar se han ido sin nadie saber cuando.
Palabras obsoletas o que han quedado mudas
que no endulzan sabores pues permanecen crudas.
Palabras que te aman o aquellas que te hieren,
que al cielo le reclaman, de pena que se mueren.
O quedaron sin habla, de sustancias vacías,
que van arrastrando odio o que son palabras frías,
que saltan al espacio y van formando el eco
o exprimen el gaznate que se quedó reseco.
Palabras que se esconden o no atienden razones,
que cual camaleones con su lengua te atrapan
y a veces que derrapan cual ruedas de camiones
y que sin parangones de mentiras se empapan.
Palabras muy confusas que levantan pasiones,
que son papel de estraza que envuelven las ideas,
palabras que se tiran pues son palabras feas
o no admiten excusas pues son lamentaciones.
Palabras que se adornan, palabras que oscurecen,
que raudo se retuercen de sucias que se tornan,
más falsas que Pilatos, que al que pueden sobornan,
que tienen mil formatos y a nadie le obedecen.
Pacíficas, mordaces y algunas violentas,
que suenan truculentas o tornan aburridas,
para adornar los cuentos sedosas, relamidas
que suenan tan fingidas que no salen las cuentas.
Palabras sin renglones, de trenes sin traviesas,
que se han quedado tiesas, objeto de traiciones,
sin hilos ni costuras, sin reivindicaciones,
que van dando lecciones de honor bajo las mesas.
Torpes y hasta indolentes precisan tenacillas,
sean gruesas, sencillas, para sacar los dientes,
malsonantes, procaces, vacías de ingredientes
que no hallan sus clientes siquiera en las capillas.
Que rabian, rumian, gritan y a veces que berrean,
y cuando escuecen mean, hablas que son malditas
y en ello se recrean pues muchas son gratuitas,
se esconden con sus citas para que no las vean.
Palabras que se pierden, se encuentran o se añoran
en tanto otras se ignoran, si no sueltas te muerden,
engullen o devoran, que el labio te retuercen,
e impiden que remienden las flemas que le afloran.
Llenas de vaguedades, palabras sin palabra
de bocas de los viejos, de todas las edades,
que solo son pellejos de tantas nimiedades
malditas sean las bocas, malvados quien las abra.
©donaciano bueno
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