Una muestra de sus poemas
Décima para Tamarón
Desde su alta atalaya
trata de tú a los halcones
y no pide mil perdones
por sobrepasar la talla.
Con instinto que no falla
redescubre la belleza
olvidada en la maleza
de un pasado solo oscuro
para necios que en el muro
estrellan su atroz cabeza.
EL JARDÍN DEL RETORNO
Para Álvaro, Clara y Lucía
Dilapidé las noches y los días
en turbios sucedáneos de infinito
y presentí en añiles alquerías
el frío resplandor de lo maldito.
Tras gastadas volutas de granito
me inicié en las siete alegorías
y a través de veladas celosías
admiré el retoñar de un viejo mito.
El viaje demoró lo que una vida
y solo en aparente retroceso
acabó en el jardín de mi partida.
En su verdor ya no me siento preso,
conozco la heredad desconocida
y apuro el rojo vino del regreso.
Fragor del mar como un hondo latido
que brota de la entraña de la ola
y bate el arenal estremecido
en su antigua espiral de caracola.
Aúllan los vientos a la luna sola,
mas su lívido imperio inadvertido
somete al océano envanecido
a la alta imantación de su aureola.
Palpita interrogante el firmamento
con su extraño concierto de destellos
que no alumbran si no es el pensamiento.
Esquivos astros, trágicos y bellos,
invitan a un ritual recogimiento
y acaso sorprender al hado en ellos.
Ante la Anunciación
Muchacha recogida en la lectura
del relato que empieza y no termina
y un fulgor que atraviesa y transfigura
el rostro que en penumbra se ilumina.
Al fondo de la estancia se adivina
un jardín de verdor y de ventura,
la mañana en su cenit de hermosura
se recrea en la rosa repentina.
Flor mística perenne enamorada,
delicada en su atento sentimiento
que mana de la fuente más callada.
Por ti pasó la brisa que da aliento
al celeste incesante todo y nada,
fuerza ciega o gozoso pensamiento.