YO PROTESTO (Mi poema)
Arturo Reyes Aguilar (Mi poeta sugerido)

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MI POEMA …de medio pelo

 

Protesto. Que me niego. No lo admito.
No quiero que haya nadie que me pise.
Incluso si el que lo hace ya me avise.
Que sepan su pesar me importa un pito,
con pan él se lo guise.

Ni así llenen la boca de alquitrán
jamás podrá tapar nadie mi boca
consciente de las iras que provoca,
y es que es en erupción como un volcán
que expulsa lava y roca.

Protesto. Aquí reniego. Me rebelo.
No quiero discutir. No me apetece.
¿Quisieran convencer? no lo parece.
Si insisten en querer tomarme el pelo
verán que mi ira crece.

Conmigo nada sirven amenazas
que yo soy solo yo y mis convicciones,
no admito nadie venga a dar lecciones,
ni quieran atrapar con sus tenazas
y aun menos con sermones.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Arturo Reyes Aguilar

A MÁLAGA

Único bien que me otorgó la suerte
fue en tu regazo ver la luz primera,
sentirme de tu mar en la ribera
casi cegado por tu luz al verte.

Rinde la lucha el corazón más fuerte
al huir la riente primavera,
y del dolor la dentellada fiera
quedó, al sentir, mi corazón inerte.

Me hirió el dolor con indomable encono,
y hastiado de sufrir solo ambiciono
dar ya fin para siempre a mi camino

del zafir de tu cielo a los fulgores,
bajo el chal irisado de tus flores,
cabe las ondas de tu mar latino.
(Béticas, 1910)

UN RUEGO

Niña hechicera de esbelto talle
como la palma que allá en el valle
su alta cimera nunca abatió,
de tez de nieve, nácar y rosa
y tan modesta pura y graciosa
como mi mente te concibió.

Aunque al oírme sientas enojos,
aunque las tintas de los sonrojos
al escucharme tiñan tu faz,
aunque me hieras con tu despecho,
aunque gigante brote en tu pecho
de ira y de rabia, chispa fugaz.

He de rogarte, bella Dolores,
ángel hermoso de mis amores,
grata esperanza, dulce ilusión,
que no te pongas tan pronunciado
y tan torcido y almidonado
ese demonio de polisón.

SIESTA APACIBLE

El sol ardiente acaricia
con sus fúlgidos destellos
la llanura y la montaña:
al almiar y al granero
próvido el trigal sonríe;
pica el pájaro en el huerto
el ya sazonado fruto;
bajo el chopo corpulento
duerme el pastor, y el rebaño,
vigilado por los perros,
entre las breñas floridas
sestea; sólo el silencio
turban la brisa en las ramas;
el balar de algún cordero;
del ave, que entre las frondas
se posa, el dulce gorjeo;
en los corrales vecinos
el reto, que siempre es reto
del gallo el canto, y el lánguido,
dulce, quejumbroso acento
con que canta una zagala
de rostro cuyo abolengo
oriental copia en sus ondas
el fugitivo arroyuelo
donde lava, que retrata
sus ojos, grandes y negros
cual blanca es su dentadura
y son sus labios bermejos
y es su tez fina y morena
y son rizos sus cabellos,
que desbordan por debajo
del amplísimo pañuelo
que los cubre, y cual es mórbida
la arrogancia de su seno,
que oprime oscuro corpiño,
y cual es grácil su cuerpo,
que vela la tosca urdimbre
de su rojo zagalejo.
Suspende el cantar la moza
su faena y suspendiendo
la suya un zagal garrido
que con otros compañeros
en los cercanos trigales
agaleillan en el suelo
las espigas que cercenan.
Y brota el cantar, y el viento,
al recogerle en los labios
de la moza, tiende el vuelo
y hasta otros labios lo lleva,
que de los otros son dueños;
dulce cantar que á los labios
del mozo lleva este beso.
Dicen que el llover nos quita
pan y vino, por San Juan:
que llueva, que a mí, serrano,
me alimenta tu mirar.

JUVENTUD

¡Oh, dulce juventud, quién no te ama;
quién cuando lo ha perdido no te llora;
quién tu luz esplendente, quién tu aurora
al llegar á la tarde no reclama!

Torna á mí ¡oh, juventud!, ven y derrama
de nuevo en mí tu luz deslumbradora;
ven, que mi triste corazón te adora;
ven, que mi triste corazón te llama.

Sienta yo en mí tu boca de rubíes,
tus dulcísimos labios carmesíes
cual pétalos de rosas en capullos.

¡Oh, boca de carmín, llena de olores;
oh; boca de carmín, llena de flores;
oh; boca de carmín llena de arrullos!

ANDALUZA

Ya todas mis alegrías
se me han secado en el alma
que cuando el campo se seca
se secan todas las plantas.

Así cantó el Churumbela
delante de la ventana
donde solía asomarse
Dolores, la luz más clara
y la flor más perfumada,
según el mozo decía
casi á gritos, cuando hablaba
de aquella mujer, que era
su delirio y su esperanza.
Y al conjuro de aquel canto,
más dulce que una plegaria
y más dulce que un gemido
entreabrióse la ventana,
y apareció la cabeza
de Lola como engarzada
entre yedras y claveles
y jazmines y albahaca;
y con voz que desmentía
tiernamente sus palabras,
exclamó:
– Ya te lo he dicho;
ya te he dicho que no cantas
mal del tó; más yo te ruego
que no me des más matraca,
que estoy delicá del tímpano,
y tú con tus serenatas
me desvelas; con que hazme
el favor, si no te enfadas,
por lo que tú más estimes,
de izar ahora mismo el ancla
y dar al viento el velamen,
y de echar por otras aguas.
– ¡Que no me dieran un tiro
que me hicieran las entrañas
carbón de kó! ¡Tú no sabes
lo que pides! Si izo el ancla
y doy al viento la vela,
yo me muero de la rabia
que va a darme, y de la pena…
y del rayo que me parta.
– ¡Cuánta pena! ¡Un poco menos!
– ¡Si tú no sabes, gitana
desteñía, como te quiere
el moreno que te habla!
¡Si tú no sabes, delirio,
que sin ti toíto me falta
y tó me sobra en el mundo,
y si es que tú no te ablandas,
piedra por Dios tallaíta,
y me haces que me vaya
pa no volver ya más nunca,
yo te juro que mañana
me sacan los jabegotes
en el copo!

Y tan amarga
fué su voz, fué tan sombría,
y son a veces las lágrimas
tan elocuentes, que cuentan
que al llegar a la ventana
el mozo al siguiente día
iba cantando en voz baja:

“Ya el corazón tengo lleno
de rosas y de verdores,
que cuando Dios riega el campo
se llena el campo de flores.”
De “La Unión Ilustrada” (Alicante) el 19 de julio de 1914.

A MI MUSA (A MÁLAGA)

Málaga hermosa,
Málaga mía,
gala y orgullo
de Andalucía;
tú eres mi musa bella y riente,
tú, en cuyo seno Dios ha vertido
pródigamente, todo un torrente
de luz ardiente; Dios que ha tejido
para tu espléndido seno turgente
un chal, que envidian los del oriente,
con la más bella luz meridiana;
tú, la de tardes tan en fulgores
ricas, que en ellas abren las flores
al confundirlas con la mañana.

Málaga mía,
mágico emporio
de la hermosura;
donde es notorio
son tus hermosas, maravillosas
flores, ornato de tus jardines,
todas preciosas, todas airosas,
todas graciosas, todas afines;
cual los jazmines, como las rosas;
las que tus calles tornan vergeles,
las que Afrodita sólo remeda,
tus crisantemos de la Alameda,
cual tus bengalas de los Percheles.

Por tu riente
cielo, que brilla
cual de zafiros,
que es maravilla
cuyos encantos todos pregonan;
tristes suspiran los de ti ausentes,
los que, dolientes, solo ambicionan
verte de nuevo, cuando sus frentes
aren los años; los que pregonan
su amor y un himno de amor te entonan
en las lejanas verdes sabanas,
antes hispanas, antes íberas;
los que suspiran por tus praderas
en las praderas americanas…

Yo te amo toda,
Málaga mía,
perla irisada
del mediodía;
yo amo tus restos y tradiciones
– de tu pasado ricos trofeos-
la índole brava de tus pasiones
y el loco ímpetu de tus deseos;
y tus decires y tus canciones,
casi agarenas, en cuyos sones
amor sus dulces notas desata,
cuando a la nítida luz de la luna
da sus acordes, en la moruna
reja florida, la serenata.

Yo amo tus barrios,
tan populares,
en donde lucen
de mis cantares
las andaluzas musas morenas;
yo amo sus bellas típicas dotes;
yo amo tus playas, donde sus penas
dan al olvido tus jabegotes
cuando sus redes en las arenas
fulgen de plata viviente llenas;
yo amo y acato cual soberanas
tus bellas, galas de tus salones,
y las que ocultan, cual cortinones,
las campanillas en tus ventanas.

Yo amo a tus hijos,
y a los prendados
de tu hermosura,
que en inspirados
cantos, derroches son de armonía;
a los que siervos de tu belleza,
de tu majeza, de tu hidalguía,
cantan, cual canto yo, tu nobleza,
tu gentileza, tu bizarría;
a tus cantores, Málaga mía,
más inspirados, no más sinceros,
a los que orgullo son de tu historia,
los que tu frente nimban de gloria,
a tus poetas, mis compañeros.

Por tanto amarte,
no quise nunca
dejar tu seno,
donde se trunca
mi vida toda, donde he vivido,
donde he sufrido, donde he luchado
más olvidado que bien querido;
más aunque siempre más me han amado
lejos del nido donde he nacido,
¡cómo dejarte si siempre has sido
y eres musa de mis canciones!
¡cómo dejarte si tú los sones
de mis canciones das a mi lira!

Como dejarte,
cuando tus brazos
ciñen mi cuello
cual dulces lazos
que me encadenan; cuando propicias
son tus miradas, cuando me ofreces
tantos halagos, tantas delicias,
y me arrebatas y me enloqueces
y me embriagas con tus caricias;
cuando de madre, por fin, oficias;
cuando mirándome ya encanecido
por fin me llamas tu bien amado;
cuando dichoso y enamorado,
ser por ti amado ya he conseguido.

¡Ay, no te dejo,
no te abandono,
que es en tu seno
donde ambiciono
ver acercarse mi hora postrera,
cuando, ya a salvo mi caravana
dejar consiga tras la frontera,
siempre indecisa, siempre lejana,
de los abrojos que hallé doquiera
pose mi planta! ¡Ay, quien pudiera
tras tantas luchas y sinsabores,
dormir tranquila y eternamente,
bajo tu cielo resplandeciente,
bajo tus campos llenos de flores!
(Del Crepúsculo)

A LOS MÍOS

Yo quisiera sufrir vuestros dolores,
con el mío fundir vuestro quebranto,
derramar por mis ojos vuestro llanto,
sufrir de vuestra suerte los rigores.

Dejar tan sólo en vuestra senda flores,
las que al triste vivir le dan encanto;
veros tranquilos caminar, y en tanto
sufrir vuestros más hondos sinsabores.

Esto quisiera, y a mi Dios le pido
que en mi cáliz escancie el contenido
del vuestro, que es lo que mi ser ansía;

mas que lo otorgue el corazón no espera
pofipie si por vosotros lo sufriera,
el dolor ser dolor no lograría.

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Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

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Voy andando a trompicones la gente pasa, no…
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