No me importa que pises mi retrato ¡allá tú y tu problema de conciencia! jamás has de lograr pase un mal rato, por mucho que lo insista, tu alegato no acabará colmando mi paciencia.
Que hoy el rio sin agua ya no es río y hasta el puente muy triste se ha quedado, sus afluentes, tu corazón y el mío, sin consuelo, no saben qué ha pasado ¿por qué ando yo apenado y siento
Estos tristes rastrojos no tienen quien les quiera, se fue la primavera, murieron sus antojos, penando y andrajosos hasta la sementera, gimiendo en tensa espera, llenos serán de abrojos.
A ese molino hundido que hoy no muele, sin agua y con su piedra ya dormida, que aún suspira al pensar en la partida de su alma y de su espíritu, y le duele.