Yo, que siempre he vivido entre tinieblas, en un bosque de incertidumbres lleno en el que todo el ambiente huele a heno y el viento más audaz pone las reglas.
Yo en verdad hoy prometo que yo creo, al igual que creí cuando era un niño, un ingenuo chaval barbilampiño, como sé que algo existe aunque no veo y creo en el cariño.