No me importa que pises mi retrato ¡allá tú y tu problema de conciencia! jamás has de lograr pase un mal rato, por mucho que lo insista, tu alegato no acabará colmando mi paciencia.
Hablemos con franqueza. Medias tintas solo para el amor son sucedáneos, se suben a la chepa en los amaños y engañan a los ojos con sus fintas huyendo la pasión por sucios caños.
¡Oh, muchacha apenada que en la arena, -el lugar donde el mar peina las olas-, vas soltando la broza de tu pena para así liberar de su condena sentándote a sufrir con ella a sólas!
Engáñate si quieres, tú te engañas, aquello que era tuyo ya no es, era, que fueron convirtiéndose en patrañas sacándote la sangre cual pirañas, no quieres admitir hoy tu ceguera.
Bella Otero eres ayer, que hoy no te quieren, nadie viene ya a colgarse de tus ramas, los halagos se convierten en soflamas, de tí mofan a sabiendas que te hieren....
Que hoy el rio sin agua ya no es río y hasta el puente muy triste se ha quedado, sus afluentes, tu corazón y el mío, sin consuelo, no saben qué ha pasado ¿por qué ando yo apenado y siento
He leído el mensaje que un buen día grabaste a fuego lento en la corteza de un pino antaño pleno de belleza. El árbol sigue enhiesto todavía, mas tú ya no lo estás pues no eres mía.
Nunca me cansaré de maldecir el día que cruzaste en mi camino junto al sendero imaginario, al lado de la playa, de tu imagen juvenil quedé yo seducido, ingenuo ¡por qué no me advertiste! que secuestraste mi
Juguemos a escondernos como antes cuando yo suspiraba en tu retrato, para ti, yo era un tipo con tirantes, un poco antiguo, ingenuo, algo pacato, tan juntitos los dos aunque distantes.
Al amor que un día tuve, que me hacía enloquecer, aquel que ansiaba tener y que, inútil, no entretuve, aquel al que no retuve ahora quiero agradecer...
Hoy he venido a verte y no me has recibido. Hoy he querido hablarte y no me has escuchado. Lanzar solo me queda lamentos al olvido, dejar vaguen mis "ayes" sin rumbo por el aire.
Para qué me sirve el amor si ahora estoy triste. me atenaza el futuro cercano cada día si abrir ventanas de par en par en mi alquería la luz que ilumina, el resplandor se me resiste.
Hoy he decidido construir bajo la almohada un bonito castillo dedicado a nuestras vidas, con sus ventanas, con sus matacanes y almenaras, y pudor para vallar las entradas y salidas.