Yo he vivido esperando que las damas me lanzaran al paso algún piropo, y hoy me paro a pensar y me sofoco si es que acaso me anduve por las ramas, pues miro y no me toco.
Siempre fuiste, huraño, un lobo viejo, una mota que ensucia el calendario, la pavesa que exhala de un espejo y el besar al amor le suena a añejo y que intenta encerrarse en el armario.