Yo amo el amor igual que aquel que ama el alma del pabilo de una llama, la escarcha en el pistilo de una flor, la fiel policromía del color y en ansia de abrazarle se derrama.
Aquella ramita en flor que se introduce en mi estancia sin permiso, que al clarear la mañana asoma por la ventana sin llamar, ignorando el previo aviso.