DESESPERADAMENTE (Mi poema)
Víctor Argüelles (Mi poeta sugerido)

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MI POEMA…de medio pelo

 

Yo no odio a dios, a nadie, ni al cielo ni a la muerte,
ni a aquello que hoy admiro, tal vez, nunca consiga,
grosero sea conmigo, y así que me persiga,
ni culpas tan siquiera yo echo a mi mala suerte.

Por mucho que lo evite pues no es un accidente,
desesperadamente su imagen me persigue,
desesperadamente maldigo y sigue y sigue
y siempre hacia mí torna desesperadamente.

Hoy quisiera decirte que ya no me interesas,
que busques otras presas, que inventes otro frente.
Verás, yo estoy ahora, mas sé, soy bien consciente
que un día traicionera veré como me besas.

¿Después? Será la nada. Que ya se hará presente.
Sin más, como si fuera la niebla en la alborada,
desnudo como vine, la línea traspasada,
extinta la mirada. Ya irremediablemente.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Víctor Argüelles

LA LUZ IMPURA

Nunca habré terminado
de hacer rondines
por la luz impura.

Nunca de trazar un rencor de aguja
sobre predios asoleados
que atrás de la memoria habitan.

El silencio que revelo
guarda incrustado una llave de sonidos
para abrir la oscuridad de la mañana,

el día gris de altos vuelos,
la resaca de los ojos pronunciada
que velan una imagen captada
en el jardín de la lujuria.

Cuando entro en el abismo,
cierro instantes en la lengua,
para no decir, para callar
con asombro lo que tengo en las manos:

paraíso de luces quemadas,
mis radares inservibles,
cascajo flotando en agua de coladeras.

Agua sucia por correr en las zanjas.
agua venidera, desásete de mí.

TIEMPO

Llevará tiempo en cuajarse…
Salir de su morada para reventar la voz,
ser grito después de la pauta.
Más tiempo llevará
que el perdido en cada estorbo
de esquina y banqueta,
derrapando ligero
adrenalina ciega.

Barricadas del cemento impiden removerme,
purificar mi esencia del fango de la duda.

Renovarse es alisar
la textura indócil de moléculas
cuajadas en desorden
entre ríos grises de ilusiones púrpuras.

Me llevará el tiempo…

Tiempo necesario para levantar murallas,
para saber que el silencio me espera después
del pausado alarido.

Tiempo suficiente para hacerse certidumbre
y rebasar límites precarios
impuestos sin luces de navíos celestes
que vienen remando desde orillas lejanas.

PALABRA EN LA CENIZA

Algo habita en la palabra como un filo,
una extensión de sombra virada hacia sí misma.
Si diseccionara sus entrañas
encontraría escombros de exactitud;
un vocablo descuartizador de membranas,
de células, de profundos pliegues de carne,
y tantos retazos que he sido con mi piel
en todas partes, gritando y respondiendo,
callándome y hundiéndome al efecto de la noche
con su abierta boca al veneno del alcohol.

Y podría lacerarme enseguida… tanto he rumiado
para ingresar descalzo al sótano donde la muerte
es todo el eco que encontramos.

Qué substancia me explora por dentro que vacía mi casa
y mis pertenecías las deja al descubierto.
Mi casa ha resguardado al que conozco y no conozco
tan ajeno y próximo a remar contra la corriente
voces y más voces desconocidas.

Un alarido dejo caer, me levanto
y he podido sostener la pisada.

Siglos cercenados en la intemperie,
al sudor rancio de las hojas caídas
su abandono evaporiza mi nombre.

Nadie llamó a mi puerta el día en que perdí mis ojos
ante la ráfaga de visiones pútridas.

Tanto desvelo es un delirio,
una pedrada, una punzada,
un incendio que evoca
la calma en situación de ceniza.

EN EL INTERIOR DEL OJO

La noche…
su vestigio señala epidemias de panteón
por sus poros exhala moribunda
el tráfago entumido a su movilidad de sincronía.

Circular en sus juegos amenaza,
insiste en la orfandad de mis acciones
que divagan suspendidas
sobre fétidas excreciones y densas estampidas de humo.

Insistencia mía por llevar un disfraz
por pasar de largo, inadvertido.

Durante el día un latigazo de sol ha derretido mi forma
y bebió en mis pozos la escasa gota de silencio.

En el cráter de mis cuencas, el desvelo
párpados que cierran instantes sometidos
al sueño y la vigilia

El cráter de la noche, es el desvelo
cierro lapsos obedientes
al sueño y la vigilia.

Los reflejos caminan entre asfalto tieso,
sin perderse,
van sucediendo las bocas del instante,
a punto de abrirse, cerrarse conmigo adentro.

INDICIO

Entre la cuenca del ojo y la memoria
el recuerdo se registra,

escarbo en la oquedad de todos los vientos
alguna impresión abandonada.

Percibo una fuerza disminuida a tres niveles bajo mar,

el punto de hierro incandescente devino en larva,

lava de larvas corriendo hacia mí
su pronta ignición de lumbre,

la inminente destrucción devora…

Un remolino incrustado desde lunas y soles
busca la oxigenación mineral fuera de mí.

Un chillido de navajas crepitando alrededor
busca el centro de mi esfera, alquimia de todas las voces
enlutadas.

La ola me deja de su arrebato una respuesta…

la diafanidad del aire me sigue,

mi cuerpo se abre
y en su depresión de cuerpo lumbre
me sumerge
al sitio
indescifrado del pantano,
desde ahí

…percibo intranquilo el tiempo, guarecido
el segundo envejece, anida en el respiro,
lo que comienza tendrá que desgastarse:
abrir la cortina es ya un indicio de paz.

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Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

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