CUANDO BAILA LA NIEVE (Mi poema)
Luis Frayle Delgado (Mi poeta sugerido)

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MI POEMA… de medio pelo

 

Cuando baile la nieve desde el cielo
y en su efímero mar extienda un manto,
cuando se oiga el repique sacrosanto
de los copos pudriéndose en el suelo.

Cuando giman de noche las estrellas
sobre piedra de cal blanca y callada
y reflejen su amor iluminada
como saben amar las cosas bellas.

Cuando escuchen de amor sones y paz
y en la torre ya tañan las campanas,
se perciban las músicas cercanas
da por hecho que estás en Navidad.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO: Luis Frayle Delgado

ESAS HOJAS MUSTIAS

que estallarán de tristeza
en algún crepúsculo de octubre
irán muriendo suavemente
sobre la tierra materna

Escucha, amiga,
detrás de las arboledas otoñales
se oye una música cálida
en los arreboles del anochecer.

Ese resplandor de oro en el horizonte
recoge los frutos
de todas tus sonrisas y tus lágrimas
y el amor que has guardado
durante tantos años.

Cultiva tu jardín secreto
y cuida la buena tierra de tu alma.
Con manos amorosas
cubre de cariño las semillas
como llevabas a tus hijos en el seno.
Después del invierno
arden las tinieblas.
Salamanca, en mi biblioteca, 21 de octubre, 2012

I
MUCHOS SE HAN IDO,

otros no han llegado.
Sólo algún pajarillo frágil
baja a beber en los canteros del huerto
o se balancea sobre una rama.
Aparece graznando alguna urraca insolente
o alguna oscura grajilla.

Aquellos aguiluchos que planean sobre las nubes
en largas bandadas
¿emigran hacia el Sur?

Este estío persistente
me hace añorar la luz tamizada del otoño.
La luz se filtra en el alma
entumecida por el fuego del verano.
Y la colorea con el verde suave, indeciso,
que poco a poco, amarillento,
la penetra hasta el interior del silencio invernal
y la empapa de un dulce tedio húmedo.

Entonces brotan de nuevo los tiernos sentimientos
y la nostalgia de amores perdidos.
El Refugio, 16 de septiembre, 2012.

II
DETRÁS DEL MONTE

las nubes estallan de promesas.
La oscuridad luminosa
cubre amorosa los campos.

Dice adiós el verano
entre húmedas cortinas transparentes.

Gritan de vivos colores las petunias
y las vides verdean jubilosas.

Esta lluvia benigna calma y sosiega
mi corazón ardiente
y me siento a contemplar el tiempo fugitivo.

La brisa lenta de la tarde
llama al otoño,
evangelio de la serenidad
que busca mi alma.
El Refugio, 20 de septiembre, 2012

III
EN MI AGRESTE REFUGIO

encuentro mis tesoros.

Huyo de las aulas doradas
donde se exhiben los grandes
y admiro complacido
la plenitud de los pequeños
que pasan por el camino.

Yo también, libre… de amor…, de odio…
contemplo el atardecer de mi vida
cuando se me llenan los ojos
de rostros vivientes
y se me hunden
en este ardiente sol crepuscular
que lentamente huye…
El Refugio, 20 de septiembre, 2012.

IV
AQUELLOS NUBARRONES DE AYER

que se burlaban del sol
han engendrado una oscura niebla
y me ocultan el cielo.

Veo mejor las cosas
con esta luz indecisa
y sé que detrás está el misterio.

Se amortigua la verdad insolente
que me grita mentiras desde fuera
y miro hacia dentro
para escuchar las cuitas del silencio.

Sigo las huellas del caminante.
Me voy metiendo en las llamaradas del poniente
para hundirme en ese mar de estrellas.
El Refugio, 25 de septiembre, 2012

V
YA SE HAN IDO.

Vivieron el estío en pareja
tuvieron sus crías en campaniles y torres de ondas sonoras,
zancudas, metieron las patas rojizas en el lodo de las charcas
y se van en bandadas.
Estarán ahora cruzando Estambul.

Planeaban elegantes al mediodía, largas alas,
cerca de las nubes,
gozando del último sol del verano,
oteando el Sur.

¿Quién ha diseñado tu figura pesada y leve, grácil y poderosa?
Cuidas a tus padres, piadosa,
y vienes a criar hijos en las tierras calientes
de Castilla.
Huyes del frío, que hiela los corazones.
El Refugio, 28 de septiembre, 2012

VI
TU SENTIMIENTO OSCURO

como el otoño de la vida, D. Miguel,
que se va metiendo y se hunde en el invierno
de la muerte.

Te admiro, denso pensador,
y me das miedo.
No quiero mirar contigo hacia el abismo.

Desde la serenidad de una tarde de octubre
siento vértigo de mirar tu alma.

Locuaces sabios
están haciendo de ti un fetiche
de barba canosa,
tus anteojos
y tu pechera negra.

Y nadie responde a tus preguntas.
Te abismas en el “sentimiento del vacío”
en el último desconsuelo
como la “sombra de un sueño”
hasta llegar a la consolación
porque quieres que Dios exista para poder amar.
¿Sabes amar, hierático Rector?
Dime ¿qué es el amor?

El amor es una tragedia que engendra
todas las tragedias de la vida.
“Lo más terrible, lo más trágico que en el mundo existe”
Domingo por la tarde. Salamanca, 7 de octubre.

VII
MIRO EN EL ESPEJO DEL TIEMPO

y veo una figura en el ocaso,
como una mujer de mil caras
que me abandona
en un vacío paisaje otoñal.

Va perdiendo el color a estallidos amarillentos
y se refleja en el poniente que se abrasa.
Alargo mis manos y se desliza entre mis dedos.

Se desgajan las hojas de mi alma
para morir sobre la tierra
bajo los interrogantes escritos en el cielo.

Mis ojos penetran hasta el fondo de la memoria
traspasando el cristal
y se encuentran con el hondón de los años.
Las galeras en que atravesé los mares
y los verdes campos,
las ciudades descubiertas
y los restos de mis naufragios.
Salamanca, 12 de octubre, 2012.

VIII
Veo mi jardín como el otoño,

hojas marchitas.

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Donaciano Bueno Diez
Luis Frayle Delgado
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