COPLAS VULGARES (Mi poema)
Juan del Encina (Mi poeta sugerido)

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MI POEMA… de medio pelo

 

Por la corriente abajo
de un riachuelo
voy sembrando chinitas
graciosas y chiquitas,
muero de celo.

Y los labriegos
recorren la orillita,
paliando los sudores,
de agua fresquita
sacian sus egos.

Sueños de amores,
requiebros de mocitas,
risas y flores
inundan sus boquitas
de ensoñaciones.

Por el camino angosto
de mis anhelos
en este agosto,
borracho ando de mosto
mirando al cielo.

Cantando a coro
coplas bonitas,
las flores que yo adoro
lindas las chirivitas,
y margaritas.

Por la fiel veredita
de tu cariño,
agua bendita,
mi corazón palpita,
soy como un niño.

Por las lindas garitas
de tus encantos
cuando viajo palpitas
sembrando sirenitas
de sueños tantos.

Si te dice tu madre
no te merezco,
ve y dile que a tu padre
que en querer y en el cante
yo me parezco.

La fuente de mi pueblo
tiene un tesoro
siempre da agua bendita,
que el brocal es platita
y el caño de oro.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Juan del Encina

Una muestra de sus poemas

CANCIONES

1
Tu sagrado advenimiento
dio principio a nuestra vida,
y el virgen concebimiento,
con tu santo nacimiento
nos dio ley muy escogida.

Tu santa circuncisión
y el ofrecer de los Reyes,
tu muerte y resurreción
tu miraglosa acensión,
destruyó las falsas leyes;

y con tu recebimiento
se libró nuestra caýda,
y el virgen concebimiento
con tu santo nacimiento
nos dio ley muy escogida.

2
Todos deven bien obrar
viendo el mundo cómo rueda,
pues al fin, fin, más no queda
del plazer que del pesar.

La vida esté sin reposo,
la voluntad muy despierta,
que la muerte está muy cierta
aunque el quando muy dudoso.

Y no se deve tardar
a bien hazer el que pueda
pues al fin, fin, más no queda
del plazer que del pesar.

3
Rey y reina, tales dos
nunca fueron en el mundo,
reyes sin tener segundo,
siervos muy siervos de Dios.

Siervos de Dios y su Madre,
reyes mucho más que reyes,
muerte de las falsas leyes,
vida de la de Dios padre.

Assí que Dios es con vos,
pues por Él soys en el mundo,
reyes sin tener segundo,
siervos muy siervos de Dios.

4
Las cosas que desseamos
tarde o nunca las avemos
y las que menos queremos
más presto las alcançamos.

Porque fortuna desvía
aquello que nos aplaze,
mas lo que pesar nos haze
ella mesma nos lo guía.

Y por lo que más penamos
alcançar no lo podemos,
y lo que menos queremos
muy más presto lo alcançamos.

5
Querría no dessearos
y dessear no quereros,
mas, si me aparto de veros,
tanto me pena dexaros
que me olvido de olvidaros.

Si os demando galardón
en pago de mis servicios,
daysme vos por beneficios
pena, dolor y passión,
por más desconsolación.

Y no puedo desamaros
aunque me aparto de veros,
que si pienso en no quereros
tanto me pena dexaros
que me olvido de olvidaros.

ROMANCES

1
¿Qués de ti, desconsolado?
¿Qués de ti, rey de Granada?
¿Qués de tu tierra y tus moros?
¿Dónde tienes tu morada?

Reniega ya de Mahoma
y de su seta malvada,
que bivir en tal locura
es una burla burlada.

Torna, tórnate, buen rey,
a nuestra ley consagrada,
porque si perdiste el reyno
tengas ellalma cobrada;
de tales reyes vencido
onrra te deve ser dada.

¡O Granada noblecida,
por todo el mundo nombrada!,
hasta aquí fueste cativa
y agora ya libertada.

Perdióte el rey don Rodrigo
por su dicha desdichada;
ganóte el rey don Fernando
con ventura prosperada,

la reyna doña Ysabel,
la más temida y amada,
ella con sus oraciones
y él con mucha gente armada.

Según Dios haze sus hechos
la defensa era escusada,
que donde Él pone su mano
lo impossible es quasi nada.

2
Por unos puertos arriba
de montaña muy escura
caminava el cavallero,
lastimado de tristura;

el cavallo dexa muerto
y él a pie, por su ventura,
andando de sierra en sierra
de camino no se cura,

huyendo de las florestas,
huyendo de la frescura,
métese de mata en mata
por la mayor espessura;

las manos lleva añudadas,
de luto la vestidura,
los ojos puestos en tierra
sospirando sin mesura.

En sus lágrimas bañado,
más que mortal su figura,
su bever y su comer
es de lloro y amargura;

que de noche ni de día
nunca duerme ni assegura,
despedido de su amiga
por su más que desventura.

A verle de consolar
no basta seso y cordura;
biviendo penada vida
más penada la procura,
que los coraçones tristes
quieren más menos holgura.

3
Mi libertad en sossiego,
mi coraçon descuydado,
sus muros y fortaleza
amores me la han cercado.

Razón y seso y cordura,
que tenía a mi mandado,
hizieron trato con ellos,
¡malamente me han burlado!

Y la fe, que era el alcayde,
las llaves les ha entregado;
combatieron por los ojos,
diéronse luego de grado,

entraron a escala vista,
con su vista han escalado,
subieron dos mil sospiros,
subió passión y cuydado
diziendo: «¡Amores, amores!»
su pendón han levantado.

Quando quise defenderme
ya estava todo tomado;
huve de darme a presión
de grado, siendo forçado.

Agora, triste cativo,
de mí estoy enagenado,
quando pienso libertarme
hállome más cativado.

No tiene ningún concierto
la ley del enamorado;
del amor y su poder
no ay quién pueda ser librado.

4
Yo me estava reposando,
durmiendo, como solía,
recordé, triste, llorando
con gran pena que sentía.

Levantéme, muy sin tiento,
de la cama en que dormía,
cercado de pensamiento,
que valer no me podía.

Mi passión era tan fuerte
que de mí yo no sabía,
comigo estava la muerte
por tenerme compañía.

Lo que más me fatigava
no era porque muría,
mas era porque dexava
de servir a quien servía.

Servía yo una señora
que más que a mí la quería
y ella fue la causadora
de mi mal sin mejoría.

La medianoche passada,
ya que era cerca del día,
salíme de mi posada
por ver si descansaría.

Fuy para donde morava
aquella que más quería
por quien yo triste penava,
mas ella no parecía.

Andando todo turbado
con las ansias que tenía,
vi venir a mi cuydado
dando bozes, y dezía:

«Si dormís, linda señora,
recordad, por cortesía,
pues que fuestes causadora
de la desventura mía.

Remediad mi gran tristura,
satisfazed mi porfía,
porque si falta ventura
del todo me perderla.»

Y con mis ojos llorosos
un triste llanto hazía
con sospiros congoxosos
y nadie no parecía.

En estas cuytas estando,
como vi que esclarecía,
a mi casa, sospirando,
me volví, sin alegría.

VILLANCICOS

1
Si amor pone las escalas
al muro del coraçón,
¡no ay ninguna defensión!

Si amor quiere dar combate
con su poder y firmeza,
no ay fuerça ni fortaleza
que no tome o desbarate,
o que no hiera o no mate
al que no se da a presión,
¡no ay ninguna defensión!

Sin partidos, con partidos,
con sus tratos o sin trato,
gana y vence en poco rato
la razón y los sentidos;
los sentidos ya vencidos,
sojuzgada la razón,
¡no ay ninguna defensión!

Con halagos y temores,
con su fuerça y su poder,
de los que han de defender
haze más sus servidores;
pues las guardas son traydores
y cometen traÿción,
¡no ay ninguna defensión!

Nunca jamás desconfía;
de los más sus enemigos
haze mayores amigos;
siempre vence su porfía,
da plazer y da alegría,
y, si quiere dar passión,
¡no ay ninguna defensión!

Son sus fuerças tan forçosas
que fuerçan lo más que fuerte,
puede dar vida y dar muerte,
puede dar penas penosas;
a sus fuerças poderosas,
si pone fe y afición,
¡no ay ninguna defensión!

Fin
No ay quién salga de sus manos,
discretos y no discretos,
a todos tiene sugetos:
judíos, moros, cristianos;
sobre todos los humanos
tiene gran juridición,
¡no ay ninguna defensión!

2
Pues que tú, Reyna del cielo,
tanto vales,
¡da remedio a nuestros males!

Tú que reynas con el Rey
de aquel reyno celestial;
tú, lumbre de nuestra ley,
luz de linage humanal,
pues para quitar el mal
tanto vales,
¡da remedio a nuestros males!

Tú, Virgen, que mereciste
ser madre de tal Señor;
tú, que, quando le pariste,
le pariste sin dolor;
pues con nuestro Salvador
tanto vales,
¡da remedio a nuestros males!

Tú, que del parto quedaste
tan virgen como primero;
tú, Virgen, que te empreñaste
siendo virgen por entero;
pues que con Dios verdadero
tanto vales,
¡da remedio a nuestros males!

Tú, que lo que perdió Eva
cobraste por quien tú eres;
tú, que nos diste la nueva
de perdurables plazeres;
tú, bendita en las mugeres,
si nos vales
darás fin a nuestros males.

Tú, que te dizen bendita
todas las generaciones;
tú, que estás por tal escrita
entre todas las naciones;
pues en las tribulaciones
tanto vales,
¡da remedio a nuestros males!

Tú, que tienes por oficio
consolar desconsolados;
tú, que gastas tu exercicio
en librarnos de pecados;
tú, que guías los errados
y los vales,
¡da remedio a nuestros males!

Tú, que tenemos por fe
ser de tanta perfeción
que nunca será ni fue
otra de tu condición;
pues para la salvación
tanto vales,
¡da remedio a nuestros males!

¿Quién podrá tanto alabarte
según es tu merecer?
¿Quién sabrá tan bien loarte
que no le falte saber?;
pues que para nos valer
tanto vales,
¡da remedio a nuestros males!

¡O, Madre de Dios y Hombre!
¡O concierto de concordia!
Tú, que tienes por renombre
Madre de misericordia,
pues para quitar discordia
tanto vales,
¡da remedio a nuestros males!

Tú, que por gran humildad
fueste tan alto ensalçada
que a par de la Trinidad
tú sola estás assentada.
Y pues tú, Reyna Sagrada,
tanto vales,
¡da remedio a nuestros males!

Tú, que estavas ya criada
quando el mundo se crio;
tú, que estavas muy guardada
para quien de ti nació,
pues por ti nos conoció,
si nos vales
fenecerán nuestros males.

Fin
Tú, que eres flor de las flores;
tú, que del cielo eres puerta;
tú, que eres olor de olores;
tú, que das gloria muy cierta,
si de la muerte muy muerta
no nos vales,
no ay remedio en nuestros males.

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Donaciano Bueno Diez
Juan del Encina
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