MIS MAESTROS POETAS

NICOMEDES SANTA CRUZ

Cómo has cambiado, pelona,
cisco de carbonería.
Te has vuelto una negra mona
con tanta huachafería.
Te cambiaste las chancletas
por zapatos taco aguja,...

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS POETAS

JOSÉ ÁNGEL BUESA

Te digo adiós, y acaso te quiero todavía.
Quizá no he de olvidarte, pero te digo adiós.
No sé si me quisiste... No sé si te quería...
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS

JORGE LUIS BORGES

En su grave rincón, los jugadores
rigen las lentas piezas. El tablero
los demora hasta el alba en su severo
ámbito en que se odian dos colores.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS POETAS

FEDERICO GARCÍA LORCA

Granada, calle de Elvira,
donde viven las manolas,
las que se van a la Alhambra,
las tres y las cuatro solas.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS POETAS

BLAS DE OTERO

Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre
aquel que amó, vivió, murió por dentro
y un buen día bajó a la calle: entonces
comprendió: y rompió todos su versos.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS POETAS

RAFAEL ALBERTI

Se equivocó la paloma,
se equivocaba.
Por ir al norte fue al sur,
creyó que el trigo era el agua.
Creyó que el mar era el cielo...

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

ANTONIO MACHADO

Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!...
¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero
a lo largo del sendero...-la tarde cayendo está-.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS POETAS

GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ

Este amor que ha venido de repente
y sabe la razón de la hermosura.
Este amor, amorosa vestidura,
ceñida al corazón exactamente.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

SALVADOR DÍAZ MIRÓN

En buen esquife tu afán madruga,
el firmamento luce arrebol;
grata la linfa no tiene arruga;
la blanca vela roba en su fuga
visos dorados al nuevo sol.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

MARQUÉS DE SANTILLANA

Recuérdate de mi vida,
pues que viste
mi partir e despedida
ser tan triste.
la respuesta non devida
que me diste;
por lo qual
mi despedida fué tan triste.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

RAFARL POMBO

Dame, ¡oh Dios! tu bendición
Antes de entregarme al sueño,
Y de todos los que yo amo
Cuida tú mientras yo duermo.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

MIGUEL ÁNGEL ASTURIAS

Recuerdo que en los días rosados de mi infancia,
la abuela…(¿de quién son los abuelos?, ¿de los niños?),
solía por las noches, cuando la tibia instancia
parecía una caja de dulces de la luna,
contar historias viejas. Hoy ya no sé ninguna.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

NICOLÁS FERNÁNDEZ DE MORATÍN

Amor, tú que me diste los osados
intentos y la mano dirigiste
y en el cándido seno la pusiste
de Dorisa, en parajes no tocados;

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

TIRSO DE MOLINA

Que el clavel y la rosa,
¿cuál era más hermosa?
El clavel, lindo en color,
y la rosa todo amor;
el jazmín de honesto olor,
la azucena religiosa,...?.
Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

GABRIEL CELAYA

A veces me figuro que estoy enamorado,
y es dulce, y es extraño,
aunque, visto por fuera, es estúpido, absurdo.
Las canciones de moda me parecen bonitas,
y me siento tan solo
que por las noches bebo más que de costumbre.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

FELIX MARÍA DE SAMANIEGO

Apacentando un Joven su ganado,
gritó desde la cima de un collado:
¡Favor!, que viene el lobo, labradores.
Éstos, abandonando sus labores,
acuden prontamente,
y hallan que es una chanza solamente.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

FRANCISCO ALDANA

Clara fuente de luz, nuevo y hermoso,
rico de luminarias, patrio Cielo,
casa de la verdad sin sombra o velo,
de inteligencias ledo, almo reposo:
¡oh cómo allá te estás, cuerpo glorioso,

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

JAIME SABINES

A caballo, Tarumba,
hay que montar a caballo
para recorrer este país,
para conocer a tu mujer,
para desear a la que deseas,
para abrir el hoyo de tu muerte,
para levantar tu resurrección. Lee y disfruta de sus poemas...

MANUEL GUTIERREZ NÁJERA

Los pájaros que en sus nidos
mueren, ¿a dónde van?
¿Y en que lugar escondidos
están, muertos o dormidos,
los besos que no se dan?

Lee y disfruta de sus poemas...

LEANDRO FERNÁNDEZ DE MORATÍN

¿Qué acecho de dolor el alma vino
a herir? ¿Qué funeral adorno es éste?
¿Qué hay en el orbe que a tus luces cueste
el llanto que las turba cristalino?

Lee y disfruta de sus poemas...

DÁMASO ALONSO

Tú le diste esa ardiente simetría
de los labios, con brasa de tu hondura,
y en dos enormes cauces de negrura,
simas de infinitud, luz de tu día;

Lee y disfruta de sus poemas...

ROSALÍA DE CASTRO

¡Con qué pura y serena transparencia
brilla esta noche la luna!
A imagen de la cándida inocencia,
no tiene mancha ninguna.

Lee y disfruta de sus poemas...

LUIS DE GÓNGORA

Mientras por competir con tu cabello
Oro bruñido al sol relumbra en vano,
Mientras con menosprecio en medio el llano
Mira tu blanca frente al lilio bello;

Lee y disfruta de sus poemas...

LUIS ROSALES

Abril, porque siento, creo,
pon calma en los ojos míos,
¿los montes, mares y ríos,
qué son sino devaneo?

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

VICENTE ALEIXANDRE

¿Qué firme arquitectura se levanta
del paisaje, si urgente de belleza,
ordenada, y penetra en la certeza
del aire, sin furor y la suplanta?

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

JAIME GIL DE BIEDMA

Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

LEÓN FELIPE

Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar.
Y ahora ociosa y abollada va en el rucio la armadura,...

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

JOSÉ ZORRILLA

¡Ay del triste que consume
su existencia en esperar!
¡Ay del triste que presume
que el duelo con que él se abrume
al ausente ha de pesar!

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

JULIA DE BURGOS

Yo vengo de la tierna mitad de tu destino;
del sendero amputado al rumbo de tu estrella;
el último destello del resplandor andino,
que se extravió en la sombra, perdido de tu huella.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

JUANA DE IBARBOUROU

A ártico cielo y soles de Brasiles
bajo palio de heridos corazones,
a ociosa espuma y a fluviales sones
anda el Sagrado Corazón en lides.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

MARIO BENEDETTI

No lo creo todavía
estás llegando a mi lado
y la noche es un puñado
de estrellas y de alegría
palpo gusto escucho y veo
tu rostro tu paso largo

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

NICOLÁS GUILLÉN

¿Cuándo fue?
No lo sé.
Agua del recuerdo
voy a navegar.
Pasó una mulata de oro,
y yo la miré al pasar:,....

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

OCTAVIO PAZ

El mar, el mar y tú, plural espejo, 
el mar de torso perezoso y lento 
nadando por el mar, del mar sediento: 
el mar que muere y nace en un reflejo. 

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

GUTIERRE DE CETINA

Excelso monte do el romano estrago
eterna mostrará vuestra memoria;
soberbios edificios do la gloria
aún resplandece de la gran Cartago;...

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

MANUEL ALCÁNTARA

El mar, el mar y tú, plural espejo, 
el mar de torso perezoso y lento 
nadando por el mar, del mar sediento: 
el mar que muere y nace en un reflejo. 

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

JOSÉ BERGAMIN

AGUA sólo es el mar; agua es el río,
Agua el torrente, y agua el arroyuelo.
Pero la voz que en ellos habla y canta
No es del agua, es del viento.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

CONCEPCIÓN ARENAL

Había en un lugarón
Dos hombres de mucha edad,
Uno de gran sobriedad
Y el otro gran comilón.
La mejor salud del mundo
Gozaba siempre el primero....

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

GABRIEL Y GALÁN

Cuando pasa el Nazareno
de la túnica morada,
con la frente ensangrentada,
la mirada del Dios bueno
y la soga al cuello echada,

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

GLORIA FUENTES

El burro nunca dejará de ser burro.
Porque el burro nunca va a la escuela.
El burro nunca llegará a ser caballo.
El burro nunca ganará carreras.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

AMADO NERVO

¿Quién es esa sirena de la voz tan doliente,
de las carnes tan blancas, de la trenza tan bruna?
-Es un rayo de luna que se baña en la fuente,
es un rayo de luna...

Lee y disfruta de sus poemas...

LOPE DE VEGA

Un soneto me manda hacer Violante
que en mi vida me he visto en tanto aprieto;
catorce versos dicen que es soneto;
burla burlando van los tres delante.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

Esparce octubre, al blando movimiento
el sur, las hojas áureas y las rojas,
en la caída clara de sus hojas,
e lleva al infinito el pensamiento.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

LUIS CERNUDA

Ventana huérfana con cabellos habituales,
Gritos del viento,
Atroz paisaje entre cristal de roca,
Prostituyendo los espejos vivos,
Flores clamando a gritos
Su inocencia anterior a obesidades.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

FRAY LUIS DE LEÓN

Aquí la envidia y mentira
me tuvieron encerrado.
Dichoso el humilde estado
del sabio que se retira
de aqueste mundo malvado,

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

RUBÉN DARÍO

Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

FRANCISCO DE QUEVEDO

Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;

Lee y disfruta de sus poemas...

SAN JUAN DE LA CRUZ

En una noche oscura
con ansias, en amores inflamada,
¡oh dichosa ventura!
salí sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

SANTA TERESA DE ÁVILA

Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER

Volverán las oscuras golondrinas
De tu balcón sus nidos a colgar
Y otra vez con el ala a sus cristales
Jugando llamarán.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS

MANUEL MACHADO

Yo, poeta decadente,
español del siglo veinte,
que los toros he elogiado,
y cantado
las golfas y el aguardiente...,
y la noche de Madrid,...

Lee y disfruta de sus poemas...

LUIS DE GÓNGORA

Mientras por competir con tu cabello
Oro bruñido al sol relumbra en vano,
Mientras con menosprecio en medio el llano
Mira tu blanca frente al lilio bello;

Lee y disfruta de sus poemas...

PEDRO SALINAS

A esa, a la que yo quiero,
no es a la que se da rindiéndose,
a la que se entrega cayendo,
de fatiga, de peso muerto,
como el agua por ley de lluvia.

Lee y disfruta de sus poemas...

JORGE MANRIQUE

Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte,
contemplando
cómo se passa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando;

Lee y disfruta de sus poemas...

MIGUEL HERNÁNDEZ

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma, ¿quién,
quién levantó los olivos?
No los levantó la nada,
ni el dinero, ni el señor,
sino la tierra callada,
el trabajo y el sudor.

Lee y disfruta de sus poemas...

RAMÓN DE CAMPOAMOR

En este mundo traidor
Nada es verdad ni mentira:
Todo es según el color
Del cristal con que se mira. 

Lee y disfruta de sus poemas...

ALFONSINA STORNI

Quisiera esta tarde divina de octubre
pasear por la orilla lejana del mar;
que la arena de oro, y las aguas verdes,
y los cielos puros me vieran pasar.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS POETAS

NICOMEDES SANTA CRUZ

Cómo has cambiado, pelona,
cisco de carbonería.
Te has vuelto una negra mona
con tanta huachafería.
Te cambiaste las chancletas
por zapatos taco aguja,...

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS POETAS

JOSÉ ÁNGEL BUESA

Te digo adiós, y acaso te quiero todavía.
Quizá no he de olvidarte, pero te digo adiós.
No sé si me quisiste... No sé si te quería...
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS

JORGE LUIS BORGES

En su grave rincón, los jugadores
rigen las lentas piezas. El tablero
los demora hasta el alba en su severo
ámbito en que se odian dos colores.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS POETAS

FEDERICO GARCÍA LORCA

Granada, calle de Elvira,
donde viven las manolas,
las que se van a la Alhambra,
las tres y las cuatro solas.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS POETAS

BLAS DE OTERO

Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre
aquel que amó, vivió, murió por dentro
y un buen día bajó a la calle: entonces
comprendió: y rompió todos su versos.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS POETAS

RAFAEL ALBERTI

Se equivocó la paloma,
se equivocaba.
Por ir al norte fue al sur,
creyó que el trigo era el agua.
Creyó que el mar era el cielo...

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

ANTONIO MACHADO

Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!...
¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero
a lo largo del sendero...-la tarde cayendo está-.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS POETAS

GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ

Este amor que ha venido de repente
y sabe la razón de la hermosura.
Este amor, amorosa vestidura,
ceñida al corazón exactamente.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

SALVADOR DÍAZ MIRÓN

En buen esquife tu afán madruga,
el firmamento luce arrebol;
grata la linfa no tiene arruga;
la blanca vela roba en su fuga
visos dorados al nuevo sol.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

MARQUÉS DE SANTILLANA

Recuérdate de mi vida,
pues que viste
mi partir e despedida
ser tan triste.
la respuesta non devida
que me diste;
por lo qual
mi despedida fué tan triste.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

RAFARL POMBO

Dame, ¡oh Dios! tu bendición
Antes de entregarme al sueño,
Y de todos los que yo amo
Cuida tú mientras yo duermo.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

MIGUEL ÁNGEL ASTURIAS

Recuerdo que en los días rosados de mi infancia,
la abuela…(¿de quién son los abuelos?, ¿de los niños?),
solía por las noches, cuando la tibia instancia
parecía una caja de dulces de la luna,
contar historias viejas. Hoy ya no sé ninguna.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

NICOLÁS FERNÁNDEZ DE MORATÍN

Amor, tú que me diste los osados
intentos y la mano dirigiste
y en el cándido seno la pusiste
de Dorisa, en parajes no tocados;

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

TIRSO DE MOLINA

Que el clavel y la rosa,
¿cuál era más hermosa?
El clavel, lindo en color,
y la rosa todo amor;
el jazmín de honesto olor,
la azucena religiosa,...?.
Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

GABRIEL CELAYA

A veces me figuro que estoy enamorado,
y es dulce, y es extraño,
aunque, visto por fuera, es estúpido, absurdo.
Las canciones de moda me parecen bonitas,
y me siento tan solo
que por las noches bebo más que de costumbre.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

FELIX MARÍA DE SAMANIEGO

Apacentando un Joven su ganado,
gritó desde la cima de un collado:
¡Favor!, que viene el lobo, labradores.
Éstos, abandonando sus labores,
acuden prontamente,
y hallan que es una chanza solamente.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

FRANCISCO ALDANA

Clara fuente de luz, nuevo y hermoso,
rico de luminarias, patrio Cielo,
casa de la verdad sin sombra o velo,
de inteligencias ledo, almo reposo:
¡oh cómo allá te estás, cuerpo glorioso,

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

JAIME SABINES

A caballo, Tarumba,
hay que montar a caballo
para recorrer este país,
para conocer a tu mujer,
para desear a la que deseas,
para abrir el hoyo de tu muerte,
para levantar tu resurrección. Lee y disfruta de sus poemas...

MANUEL GUTIERREZ NÁJERA

Los pájaros que en sus nidos
mueren, ¿a dónde van?
¿Y en que lugar escondidos
están, muertos o dormidos,
los besos que no se dan?

Lee y disfruta de sus poemas...

LEANDRO FERNÁNDEZ DE MORATÍN

¿Qué acecho de dolor el alma vino
a herir? ¿Qué funeral adorno es éste?
¿Qué hay en el orbe que a tus luces cueste
el llanto que las turba cristalino?

Lee y disfruta de sus poemas...

DÁMASO ALONSO

Tú le diste esa ardiente simetría
de los labios, con brasa de tu hondura,
y en dos enormes cauces de negrura,
simas de infinitud, luz de tu día;

Lee y disfruta de sus poemas...

ROSALÍA DE CASTRO

¡Con qué pura y serena transparencia
brilla esta noche la luna!
A imagen de la cándida inocencia,
no tiene mancha ninguna.

Lee y disfruta de sus poemas...

LUIS DE GÓNGORA

Mientras por competir con tu cabello
Oro bruñido al sol relumbra en vano,
Mientras con menosprecio en medio el llano
Mira tu blanca frente al lilio bello;

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LUIS ROSALES

Abril, porque siento, creo,
pon calma en los ojos míos,
¿los montes, mares y ríos,
qué son sino devaneo?

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

VICENTE ALEIXANDRE

¿Qué firme arquitectura se levanta
del paisaje, si urgente de belleza,
ordenada, y penetra en la certeza
del aire, sin furor y la suplanta?

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

JAIME GIL DE BIEDMA

Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

LEÓN FELIPE

Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar.
Y ahora ociosa y abollada va en el rucio la armadura,...

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

JOSÉ ZORRILLA

¡Ay del triste que consume
su existencia en esperar!
¡Ay del triste que presume
que el duelo con que él se abrume
al ausente ha de pesar!

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MIS MAESTROS-POETAS

JULIA DE BURGOS

Yo vengo de la tierna mitad de tu destino;
del sendero amputado al rumbo de tu estrella;
el último destello del resplandor andino,
que se extravió en la sombra, perdido de tu huella.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

JUANA DE IBARBOUROU

A ártico cielo y soles de Brasiles
bajo palio de heridos corazones,
a ociosa espuma y a fluviales sones
anda el Sagrado Corazón en lides.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

MARIO BENEDETTI

No lo creo todavía
estás llegando a mi lado
y la noche es un puñado
de estrellas y de alegría
palpo gusto escucho y veo
tu rostro tu paso largo

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

NICOLÁS GUILLÉN

¿Cuándo fue?
No lo sé.
Agua del recuerdo
voy a navegar.
Pasó una mulata de oro,
y yo la miré al pasar:,....

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

OCTAVIO PAZ

El mar, el mar y tú, plural espejo, 
el mar de torso perezoso y lento 
nadando por el mar, del mar sediento: 
el mar que muere y nace en un reflejo. 

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

GUTIERRE DE CETINA

Excelso monte do el romano estrago
eterna mostrará vuestra memoria;
soberbios edificios do la gloria
aún resplandece de la gran Cartago;...

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MIS MAESTROS-POETAS

MANUEL ALCÁNTARA

El mar, el mar y tú, plural espejo, 
el mar de torso perezoso y lento 
nadando por el mar, del mar sediento: 
el mar que muere y nace en un reflejo. 

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MIS MAESTROS-POETAS

JOSÉ BERGAMIN

AGUA sólo es el mar; agua es el río,
Agua el torrente, y agua el arroyuelo.
Pero la voz que en ellos habla y canta
No es del agua, es del viento.

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MIS MAESTROS-POETAS

CONCEPCIÓN ARENAL

Había en un lugarón
Dos hombres de mucha edad,
Uno de gran sobriedad
Y el otro gran comilón.
La mejor salud del mundo
Gozaba siempre el primero....

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

GABRIEL Y GALÁN

Cuando pasa el Nazareno
de la túnica morada,
con la frente ensangrentada,
la mirada del Dios bueno
y la soga al cuello echada,

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

GLORIA FUENTES

El burro nunca dejará de ser burro.
Porque el burro nunca va a la escuela.
El burro nunca llegará a ser caballo.
El burro nunca ganará carreras.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

AMADO NERVO

¿Quién es esa sirena de la voz tan doliente,
de las carnes tan blancas, de la trenza tan bruna?
-Es un rayo de luna que se baña en la fuente,
es un rayo de luna...

Lee y disfruta de sus poemas...

LOPE DE VEGA

Un soneto me manda hacer Violante
que en mi vida me he visto en tanto aprieto;
catorce versos dicen que es soneto;
burla burlando van los tres delante.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

Esparce octubre, al blando movimiento
el sur, las hojas áureas y las rojas,
en la caída clara de sus hojas,
e lleva al infinito el pensamiento.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

LUIS CERNUDA

Ventana huérfana con cabellos habituales,
Gritos del viento,
Atroz paisaje entre cristal de roca,
Prostituyendo los espejos vivos,
Flores clamando a gritos
Su inocencia anterior a obesidades.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

FRAY LUIS DE LEÓN

Aquí la envidia y mentira
me tuvieron encerrado.
Dichoso el humilde estado
del sabio que se retira
de aqueste mundo malvado,

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

RUBÉN DARÍO

Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...

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MIS MAESTROS-POETAS

FRANCISCO DE QUEVEDO

Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;

Lee y disfruta de sus poemas...

SAN JUAN DE LA CRUZ

En una noche oscura
con ansias, en amores inflamada,
¡oh dichosa ventura!
salí sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

SANTA TERESA DE ÁVILA

Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER

Volverán las oscuras golondrinas
De tu balcón sus nidos a colgar
Y otra vez con el ala a sus cristales
Jugando llamarán.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS

MANUEL MACHADO

Yo, poeta decadente,
español del siglo veinte,
que los toros he elogiado,
y cantado
las golfas y el aguardiente...,
y la noche de Madrid,...

Lee y disfruta de sus poemas...

LUIS DE GÓNGORA

Mientras por competir con tu cabello
Oro bruñido al sol relumbra en vano,
Mientras con menosprecio en medio el llano
Mira tu blanca frente al lilio bello;

Lee y disfruta de sus poemas...

PEDRO SALINAS

A esa, a la que yo quiero,
no es a la que se da rindiéndose,
a la que se entrega cayendo,
de fatiga, de peso muerto,
como el agua por ley de lluvia.

Lee y disfruta de sus poemas...

JORGE MANRIQUE

Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte,
contemplando
cómo se passa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando;

Lee y disfruta de sus poemas...

MIGUEL HERNÁNDEZ

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma, ¿quién,
quién levantó los olivos?
No los levantó la nada,
ni el dinero, ni el señor,
sino la tierra callada,
el trabajo y el sudor.

Lee y disfruta de sus poemas...

RAMÓN DE CAMPOAMOR

En este mundo traidor
Nada es verdad ni mentira:
Todo es según el color
Del cristal con que se mira. 

Lee y disfruta de sus poemas...

ALFONSINA STORNI

Quisiera esta tarde divina de octubre
pasear por la orilla lejana del mar;
que la arena de oro, y las aguas verdes,
y los cielos puros me vieran pasar.

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UN ALTAR (Mi poema)
Manuel Álvarez Ortega (Mi poeta sugerido)

Inicio » Triste » UN ALTAR (Mi poema) Manuel Álvarez Ortega (Mi poeta sugerido)

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MI POEMA… de medio pelo
 

(A un árbol buzón)

Tú que fuiste mi matrona
que en tu seno me acogiste,
con tu sombra me vestiste
y pusiste una corona.

Que estuviste allí a mi lado
disfrutando las vivencias
y el placer,
de que algún enamorado
nos contara confidencias
del querer.

Triste escucho ya eres viejo
mas te digo, fiel amigo,
que de ti no me desligo,
que no asisto a ese cortejo.

Y así vengan con la daga
con malsanas intenciones
a talar,
moriré junto a tu llaga
y alzarán otros buzones
un altar.
©donaciano bueno

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Apreciados amigos, es un orgullo presentaros el poema ganador del Lance al ÁRBOL-BUZÓN, las coplas caudatas “Un Altar” del poeta Donaciano Bueno Diez.
Este lance ha sido muy especial para nuestro grupo, ha estado dedicado al Árbol Buzón, el cual ha estado protegido por más de 30 años, por María Guadalupe Huicochea, investigadora, promotora cultural, poeta y escritora en el Estado de Hidalgo – México.
Muchos de vosotros os preguntaréis el porqué de esto, pues bien, os dejo algo breve:
Hace más de 50 años, existieron alrededor de 5 buzones de correos en Tepeji del Río, Estado de Hidalgo. Entre ellos había uno que fue colocado junto a un árbol, al crecer éste, fue abrazando al buzón y ahora el buzón está totalmente integrado dentro del tronco del árbol.
Este árbol, denominado “árbol-buzón” forma parte de la historia de la ciudad, tanto por su longevidad como por ser único con esas características.
A día de hoy, en aras del progreso, está sufriendo “mutilaciones” poniendo en peligro su supervivencia.

Sería nuestro deseo que, los poemas participantes en este reto (quienes den su consentimiento) sean entregados a la municipalidad de Tepeji del Río, para que tomen conciencia que el Árbol Buzón es un ser vivo y merece ser respetado.
Agradecemos a todos los poetas su participación, todos ellos han sido dignos de estar en el primer puesto. Felicitaciones.  Dolors Sans Libra M 

MI POETA SUGERIDO: Manuel Álvarez Ortega

Manuel Álvarez Ortega

ESCRIBO COSAS DEL HUÉSPED QUE ME HABITA

¿Qué dirás? Hallas la vida como un mar oscuro,
oyes de sus desnudos escollos elevarse
los puñales, ves el remordimiento de su agua
negar la paz, mojar de luto tus orillas,
ceder su tinta negra por el desierto de ortigas
que unos ciegos relojes, con habilidad, abren
en tu memoria.

Hoy es un día cualquiera,
tres de junio, un día innecesario, te mueves
como un fantasma que se hiere en las cosas,
ardes bajo el continuo fuego de este páramo
del sur, esta prolongación de la muerte,
este infierno diario.

Gota a gota se deslíe
la noche, vives, las redes del desaliento
te tienden su ceniza, suena una música de piedra,
están golpeándote contra números ciegos,
pájaros infernales, monarcas de un paraíso
que escriben su maldición sobre las tablas
de este hogar vacío, estos mudos espejos
que arañan tu prisión terrestre.

Cae la lluvia
del verano, un olor a pobreza te atenaza,
no sabes qué luz te inventa, vas por las calles
como dormido, gastas la miel de tu tristeza
por un puerto mortal, no hay barcos, no hay
velas, el faro está apagado, arriba solo
el cadáver de la luna que despliega los hilos
de su azufre maldito sobre el mar.

Por un arco
de maderos, ría abajo, conchas y cieno, te alejas
de la maldad, el llanto de los mendigos
cuya letra asesina, el duelo de una boca letal
que se ofrece junto al malecón, entre dos luces,
alba malcosida, perros que babean su pereza
alrededor de las lonjas de pescado,

muchachas
cuyas sórdidas dávidas enmohecen en el fondo
de los tugurios, bajo sábanas salpicadas de orín,
descompuesto el cabello por el humo del tabaco,
la siniestra marea de un ejército que se pudre
entre sudor, vino y discordia, vanas castidades
de una edad que gira descompuesta en la lana
despintada por la saliva de cien generaciones
de borrachos.

Te alejas hacia otros meridianos,
tiene que existir otro mundo, algún lugar, otro
aire, una tapia, un hoyo, un túnel, no sabes,
un amarillo espacio donde el crimen se olvide,
donde una espada de fuego, arcángel o demonio,
defienda y crucifique los puntos cardinales
del hombre, abra las trampas de la virginidad
y sus ceremonias,

alguna tierra, algún astro,
nube o subsuelo, en donde la justicia sea,
un puño vengador se levante, libere del tirano
que se embriaga en su copa de lujuria, no halle
el dolor su domicilio en el lecho del verdugo
que desata su mal diario, clausure la asfixia
sus llamas expiatorias y salve con los signos
de su turbulenta liturgia el insomnio que anida
bajo el humo de las cárceles.

Oh, existe, sombra
o planeta, y hacia allá quieres tender tu cabeza,
la costumbre del muerto que sube por tu tronco,
oír cantar aún el mar de huesos que por tus ojos
se mueve, interroga, escupe, te niega al aluvión
de pena que te arrastra a otro golfo, sótano
cada vez más oscuro, cuerda acusadora, papel
culpable, reguero de destilaciones que unifica
silencio y hambre, rezo y cadena.

Y hacia allá
vas, tentáculo creciente, salamandra, liana
última, mientras la noche en ti se precipita,
abre hondos agujeros del olvido por tu carne,
y tú, credo solo, en su tinta germinal viertes
la sal de tus horas, el luto y la aventura
de este huésped, fénix ciego, que te habita.

El interior de un vértigo

Un día, el vértigo en tu boca se configura, un lívido temblor se asienta en tus rodillas, crece cierta tiniebla que nunca en tus ojos se disipará.

Con paso muy lento, antes de que la estrella empiece a declinar, la máscara se posesionará de tu rostro.

En los demás, tu nombre sólo será un lúcido presentimiento.

– – – –

«… Si no vale un viejo blues esta noche,
lejos del paraíso y sus lúcidas vírgenes,
grata me fuera la muerte.»
MAO

«Los olvidados días»

Henos aquí, oh tierra coronada de errantes lluvias y martirios,
rozando las pálidas guirnaldas de un tiempo alimentado por el llanto,
como una sorda leyenda flotante en las aguas de un olvido,
humeante brisa arrastrada por la honda marea del invierno.
Henos aquí. Mas ¿quién oye en sus sienes lo que tu ronco farol pregona?
Todos dicen: ¿¿Los muertos ya murieron y el polvo los deshizo?? Se olvidan.
¿Qué importael exangüe nocturno, la rosa podrida en las frías ciudades?
¿A qué remover la huella que deja el tronco volcado del musgo?
Estamos aquí. Vivimos. La última barca llevará la historia de nuestros días:
¿¿Se amaron. Ni la niebla ni el odio borraron la música que ardía en sus gargantas??
Y entonces, ¿Adónde retornar? ¿Por qué goteante rama hallar tu boca hecha hiedra?
No, no puede el corazón deshacer la trenza de un recuerdo y decir
sólo una palabra: ¿¿Sucedió??

ENTRAR en ti

ENTRAR en ti, sólo sombra, como se entra en una selva de arañas,
beber desde dentro esa penumbra
de trópico que enaltece tu pubis,
y, abierto a la noche, movilizado por las cuerdas del deseo, viajar juntos o morir en esa hora
de tristeza complementaria, ser
una secreta órbita en torno a tu delirio, una sima abierta a la eternidad de sueños
sostenidos desde el nacimiento.
.
No así, páramo intemporal, quiero edificar el paraíso
con mi sangre accesible, convertir
el cielo de esa plantación en una cruz de liturgia inversa, ser un astro que orina
su veneno por una osamenta cardinal, un clavo, un cabello, un agujero
ebrio de soledad en medio de la nada.
.
Porque hay lágrimas que conocen el sabor del verano, manos que se adentran en la piel
y crean un espasmo de infierno;
hay lúgubres visiones en torno a una aurora de trapo, ojos que dejan circular sus perversiones
por malsanas galerías sin término,
hay ceniza que medita a solas
en medio de la posesión
y con su hoz taciturna siega el sueño,
.
cuando en la noche, baja marea, como un ajusticiado de otro siglo,
entro en ti, anémona mutilada,
y en la urna letal de tu sexo siembro mi sexo, un aullido en el umbral de mi edad, un cadáver
en medio de tu desolado planisferio.

La huella de las cosas

Mi cuarto tiene presa el alma de los días pasados, entres los mudos libros
se agolpan los recuerdos, versos, cuadros, flores, acaso una rama
reseca de jara, con su temblor, rompen el olvido que me oculta.
Mas de súbito en mis labios se hiela un deseo y yo a todos pregunto… y nadie,
nadie sabe decirme el porqué de mi vida.

Por la ventana abierta el invierno tiñe las cosas de un color íntimo y nuevo,
la bouganvilia balancea en sus hojas una sombra sin perfume,
y en el solar de enfrente los perros corren aullando al otoño
y los pájaros de La Torre se dispersan en bandadas desacordes.
Y el porqué de mi vida es el filo de un cuchillo que desgarra mis venas
y pone en mis manos un gesto de desesperación.

En el jardín bostezan los naranjos melancólicos y en sus troncos de cal
los rosales envuelven la impaciencia roja de sus tiernas corolas.
Y se transfunde la tarde al reflejarse en la pupila muerta del pozo o en el agua de la acequia,
y yo, que me siento apagado, sólo sombra, alzo mi rostro a las cosas y les pregunto… y nadie,
nadie sabe decirme el porqué de mi vida.

Y por el cielo pasan flotando las nubes y los montes son una línea oscura en la lejanía
y el arroyo ensordece la cañada y bajo la tierra la hierba se encharca de aromas.
Y es al corazón oscuro del pueblo, que desde el hondo valle se me clava en los ojos,
a quien pregunto el porqué de mi vida, y no me contesta.

Y no me contesta porque mi vida acaso no es sino humo
que sin forma se esparce en el tiempo, allí donde todas las cosas
hicieron su huella, su herida profunda y dolorosa.

Por esta tierra pasó: queda su nombre

Por esta tierra pasó: queda su nombre todavía
sonando entre las cosas, la ceniza de sus años
dando sombra a un manantial de amor, su gracia
lo mismo que un errante conjuro por la casa.

Vivió un mundo humilde. Sus manos, un aliento
para quien sabe con tristeza que la libertad
ha sido malherida; su boca, una segura patria
para aquel que la muerte ya tiene señalado.

Cruzaba entre los seres de pan negro y castigo
sembrando su ternura como una madre justa, iba
de cuerpo en cuerpo liberando el dolor, uniendo
el hilo de la paz que un odio había malcortado.

Así fue su existencia: una entrega, un sacrificio.
Ahora, desde su cielo, entre los siglos, su voz
a diario nos visita y a diario el mundo se puebla
de la justicia que fue su fiel amor por la vida.

La tierra tiene a veces sabor

La tierra tiene a veces sabor a negra harina,
a humo de otro tiempo, en donde hay sumergidos
seres como harapos, amantes solitarios, dioses
que extienden por el mundo su malsana tarea.

Los muertos andan siempre sobre campos regados
con lágrimas de aceite y ceniza morada, viven
sus fríos laberintos de lluvia y fina escarcha
sentados sobre un mar que nace del olvido.

Así dejan los días su pan de niebla y fuego
sobre los cuerpos rotos de los viejos amantes,
mientras en sus cinturas se alimenta una garra
que todo lo transforma en sudor para la muerte.

Los olvidados días

Henos aquí, oh tierra coronada de errantes lluvias y martirios,
rozando las pálidas guirnaldas de un tiempo alimentado por el llanto,
como una sorda leyenda flotante en las aguas de un olvido,
humeante brisa arrastrada por la honda marea del invierno.

Henos aquí. Mas ¿quién oye en sus sienes lo que tu ronco farol pregona?
Todos dicen: «Los muertos ya murieron y el polvo los deshizo». Se olvidan.
¿Qué importa el exangüe nocturno, la rosa podrida en las frías ciudades?
¿A qué remover la huella que deja el tronco volcado por el musgo?

Estamos aquí. Vivimos. La última barca llevará la historia de nuestros días:
«Se amaron. Ni la niebla ni el odio borraron la música que ardía en sus gargantas».
Y entonces, ¿a dónde retornar? ¿Por qué goteante rama hallar tu boca hecha hiedra?
No, no puede el corazón deshacer la trenza de un recuerdo y decir sólo una palabra:
«Sucedió».

Olvido soy: antigua fábula gastada

Olvido soy: antigua fábula gastada en el rumor de los días,
goce y llanto confundidos en el celeste mudo que nos crucifica,
leve muerte, espacio, amor, vida: ciega raíz de un tiempo
herido por sombras que sostienen la memoria de otras sombras.

Olvido soy: no ardiente noche sin origen ni reino sin orillas,
agua que fluye diseminada entre la carcoma de un amargo amor,
hoja que se adormece en los residuos de un tiempo carbonizado,
sílaba que crea una garganta acostumbrada al cuchillo de la soledad.

Olvido soy: obsceno silencio entre lágrimas, mármoles y espejos,
escoria derramada sobre los escombros de un día triunfante,
ángel o demonio insaciable de la única pasión que nos vence,
fiel delirio de una boca a cuya sombra el deseo hubiera florecido.

XII

Te hicieras de nuevo realidad, cuerpo presente, y tus alas caerían
sobre la noche del mundo, sima sin fin, ladera abierta a la
indecisa confesión de la muerte.

Conociera yo entonces la verdad que esconde en tu carne su
misterio, viviera sobre el haz de esa negación que inclina su
sonido hacia el tiempo, isla arrasada de maldad, tumba que así se
oculta al sufrimiento.

Pero la muerte es verdad, es eterna, hila su tela sobre los rostros,
habla y renuncia a todas las tentaciones, guarda el secreto
goce de ser siempre una larva que se rodea de memoria.

Y aquí la esperaremos –de nuevo realidad, cuerpo presente-, mientras exhibe su
victoria de harapos y, con las lágrimas
de los amantes que un día te conocieron, llora en su propio infierno.

XVIII

Frente al mar de septiembre cegaba el mediodía. Tú eras un cuerpo
de alquitrán acariciado por las olas. Alguien hablaba de no sé qué país
perdido. El mundo se hizo de pronto llanto en nuestra boca.

Sobre la broza de la playa las aves marinas decapitaban el recuerdo.
Por el aire ardiente una viva voz oscura su soledad derramaba. Las algas
dejaban en nuestra piel su muerta escoria. El día se apagó.

¿Qué queda de esa hora? Golpea el mar la tierra. El cielo esconde su ebria
luz. Sólo la huella de nuestros pasos se ha borrado, no la mano dócil que
nos aleja, como dos sombras heridas en medio de la eternidad.

Cementerio marino

Hasta aquí el tiempo con sus lluvias.
Y el salmo de la piedra batido por el mar.
La rama desgajada y la colina
abierta tristemente al mundo de los astros.
Un corazón de hierba comido por el polvo
tal un barrio de muertos que la luna custodia.

¡Oh viajero! He aquí la historia de unos días
lamidos cara a cara por un pueblo
de impúdicos mendigos y mujeres
que han hecho de su sexo una mortaja.
Aquí el mármol que custodia los muslos
del duro adolescente caído en el asfalto,
la fiel garganta del guerrero
y su puñal de odio talado por el viento,
la rubia trenza y su perfume
gritando desolado por la costa,
los tristes senos de una niña
podridos sin el tacto suave del amante.

¡Cementerio marino, desolado recinto!
Una espiga de sombra quiero llevar cantando,
repasando la arena que guarda tu codicia.
Alzar el vago reino que perdura
entre las grises llamaradas del deseo
y el hastío. Modular tu torso de cañizo,
la bóveda de hormigas y yerbajos
y el árbol tatuado por la lluvia
que en tu muro se acuesta.

No me pidas que aleje tu miseria,
el golpear solemne de las nubes,
el llanto de tus cruces derrumbadas
bajo el ardiente óxido del día.
No quiero tu pasión desordenada,
la costumbre viciosa o el castigo
de fluir callando como un río
por todos los rincones de la muerte.
Yo busco el rito de tu infancia,
la entrega que perdura tras el tiempo,
la despierta mansión que arrebata
suave la sangre de tus hijos,
el silbido del mar en la ladera
que baña irremediable tus escombros.

Dame labios de sal, agua entre ramas,
que mi corazón beba tu dicha
junto a la lapa roída y el ciempiés.
Y en apacible noche, a tu sombra,
cederá su jugo mi pasión más turbia,
exilio de una amarga entrega
hace meses comida por tu tierra.
Pon tu palabra en mi boca,
oh demonio de mi mundo,
y hazla una desierta playa
que cruja con mi mismo escalofrío.

No, no digas adiós a tus violentos hijos.
Aquí me condeno. Ya lo sabes.
Pues donde los muertos juegan
en desolada espera con los muertos
ningún dios pondrá allí la sombra
gangrenada de su pecho, su río.
Y así el que llegue caminará ya herido
suplicando al sol su caldeado fruto,
su gloria, y esa libertad como un deseo
rodando por la lengua victoriosa.

Hay un reino sostenido por el llanto

Hojas, polvo y lluvia acaso son aquí las palabras:
dura tierra que bebe su copa de sangre más amarga.
Suenan los huesos. Cae la noche. Rotos llantos
se alargan entre los troncos que saben su materia,
su savia pregonada por cien manos dichosas,
como una anunciación, un gozoso alarido que clavara
la cruel sombra del día y su destino.

Duele saber que el hombre es solo niebla, un río
que pasa preguntando a su oscura conciencia
por cosas irremediables, por fugaces sonidos.
Que en su cuerpo letal habita ya un imperio
de mordidos gusanos y lluvias tristes. Que la muerte
es su larga residencia, su escombro, y su memoria
la tragedia de un dios que canta mientras juzga.

Pero es el día la cabeza extinguida de un relámpago
que alumbró con sus dientes tanta vida desierta,
el origen tristísimo de un mundo que enloquece
pegado a sus consignas, ardiendo entre maderos,
levantando sus máscaras podridas en el alcohol
de las viejas costumbres, soberbias religiones, leyes
de un huracán que sólo puede calmarse incendiándolo de azufre.

Hay un reino perdido entre los muertos. Lo sabemos.
Pero abrimos despacio sus tiernos dormitorios,
apartamos llorando la sal de sus cristales, bebemos
su luna arruinada y sus insectos, y caemos
entre dos luces que saben nuestra fuerza
abrazando una noche, un fuego inevitable que defiende
nuestra piedra, nuestro luto solitario para siempre.

Puedo llenar de nombres

Puedo llenar de nombres tu adorable penumbra,
romper la circular tristeza de tus muros
entre ramas, papeles, menudas cosas como polvo:
la ceniza de una hoguera familiar que recoge
el adiós de tanto muerto esparcido en los años.

Puedo decir: Dios, casa, sombra, mediodía. Gritar
en tu pared deshecha por tanta horrible lluvia.
Puedo herir tu corazón, la huella de tu escombro,
tu gris cabeza carcomida por el trémulo aviso
de unos hijos que adoran tu esqueleto sencillo.

Pero ¿qué ciego homenaje romperá entonces esa lava
que ha ido por el suelo tanto tiempo llamándote?
¿Quién descubrirá tus maderas deshechas al final del verano
por el fuego, los insectos suicidas, la desesperación
de unos seres heridos un día y otro por tu olvido?

Sur doliente, tierra viva: puedo mi cadáver pasar
por tus aguas. Beber tu cielo derramado en sollozos.
Escuchar el correr de tus lluvias mordidas por la luna.
Puedo apoyar mi espalda sobre tu muerte, y llorar,
llorar mi tristeza como un hombre, dios diario, fugitivo.

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Donaciano Bueno Diez
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Quien crea que la rima se le escurreque…
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