Los canes van pasando por mi lado, me miran y sonríen, no quisiera pensar de mi se ríen, ¡cuidado, que nadie les desafíen! que aunque tienen trotar desenfadado...
No he sido tan salao como Sabina tampoco tan sensible que Serrat, que he sido un botarate nada más que vióse ya metido entre la harina bailando sin llevar nunca el compás.
Amándose al amor, vivir la vida, gozando del encanto de una flor, la esencia que desprende con su olor que inunda de emoción al alma henchida, matices del color.
Estos tristes rastrojos no tienen quien les quiera, se fue la primavera, murieron sus antojos, penando y andrajosos hasta la sementera, gimiendo en tensa espera, llenos serán de abrojos.