Yo escribo de las cosas que me pasan, que observo, que percibo o que presiento, que añaden emoción al sentimiento, conforman la verdad con que la amasan el grito o el lamento.
Al fin, señor, al fin te has dignado escucharme. Al fin a tus oídos ha llegado mi súplica. No en balde he llorado y sufrido porque vieran acercarse ese día los ojos de mi carne.
Por qué hoy yo me pregunto, por qué tu te preguntas, si vienen todas juntas me han de tocar a mi, si nunca di motivos y hoy hieres y me apuntas con tantas marabuntas, con tanto frenesí.
Callar nunca fue fácil, la injusticia campando va a sus anchas, se nota su presencia por las canchas, allí donde produce alguna picia, o surgen avalanchas.
Razonable es decir lo que uno siente aun cuando alguien contigo no coincida, te reproche decir una parida o amenace por ser un inconsciente. o que eres un suicida.