Yo siempre voy conmigo y con mi sombra y a veces, si no hay luz, sólo conmigo, y trato y de entenderme no consigo, no paro de buscar bajo la alfombra al sueño que persigo.
Yo un día comprendí que no era un niño, -tanto tiempo hace ya que no recuerdo-, jugaba a no jugar, a ser ya cuerdo, dejando y al pasado haciendo un guiño.
Este mundo es un pollo sin cabeza que sale a pasear y es desnortado, dando tumbos se va de lado en lado haciendo presunción de su torpeza igual que un jubilado.
Tengo un tiempo con forma de naranja dividido al azar sólo en tres gajos. Pasado, que me importa tres carajos, futuro que no está, que es esa franja de un ciclo tan incierto y sin atajos,
No tengo nada que hacer. Voy a pensar ¿pensar? ¿mas qué es pensar? ¿en qué ahora pienso? ¿hacerle a ese barullo aun más intenso? Mejor es que me ponga a imaginar, pensar deje en suspenso.
El que escribe, Donaciano,
como el labriego en Castilla
va esparciendo la semilla
a voleo con la mano.
Lo mismo que hace el cristiano
que a Dios no ha visto y le reza
y espera de su grandeza
que llegado el mes de abril
le riegue con aguas mil
la madre naturaleza.