El cerebro te amarga la vida a cada paso, te va poniendo pegas, te va contando cuentos, ignora qué es amor, qué son son los sentimientos se muestra muy insistente así no le hagas caso le
Ayer salí a la calle, andaba muda, tampoco percibí silencio hubiera, me puse a rebuscar, vino la duda mostrándome a la cara era tozuda queriéndome avisar yo era un cualquiera.
El mar, siempre ese mar, ¿el mar te engaña?, dechado es de belleza y de emociones, en ese inmenso mar, en su maraña la vida se sumerge a trompicones, dotado de maldad y de traiciones.
Bendita paz, bendita esa utopía, que hace al hombre un dechado de bondad. En tanto exista el hombre no habrá paz, así quiera adornar de fantasía tan triste realidad.
Debajo la pendiente está el vacío, debajo del vacío ya no hay nada, que allí no hace calor y no hace frío, ni existe la verdad ni el desvarío, ni da vergüenza estar, ni escalofrío,..
Pensar, una tarea de buen gusto, que un día no pensé y hoy me arrepiento. Si hubiera yo ocultado lo que siento me hubiera así evitado algún disgusto y algún que otro esperpento.
Por mucho que haya fuerzas contrapuestas yo sé que el mundo avanza, no puedo precisar si la tardanza pudiera ya tener las botas puestas que a tanto no me alcanza.
El que escribe, Donaciano,
como el labriego en Castilla
va esparciendo la semilla
a voleo con la mano.
Lo mismo que hace el cristiano
que a Dios no ha visto y le reza
y espera de su grandeza
que llegado el mes de abril
le riegue con aguas mil
la madre naturaleza.