Yo hablo al viento y el viento me responde, escucho que él me grita que estoy loco, me pone en un aprieto, en un sofoco, que el viento no se oculta ni se esconde, mas miro y no le veo
¿Creer algo sin verlo? Yo no creo. ¿Creer sin conocer, un disparate, especie es de una farsa o de un dislate? No piense aquí al creer que le hago un feo y aun menos le maltrate.
A gritos voy clamando en el desierto que el mundo una bazofia es pura y dura, los mismos que nos mandan son basura y hoy mismo yo a encontrarme no me acierto la noche está ya oscura.
Si ves las aptitudes te abandonan habrás de recurrir a otras virtudes sacando a relucir tus actitudes, los años, ya lo sabes, no perdonan, mas debes conocer, si te obsesionan....
Así no he de seguir, no me interesa, pues paso, me entristezco y me consumo, la vida es cigarrillo que me fumo, me acecha a cada paso y que me pesa y casi no echa humo.
Que el mundo no es mi mundo está muy claro, pues que éste lleno está de sabandijas, se meten con descaro en las rendijas dejando al que le pilla en desamparo...
El que escribe, Donaciano,
como el labriego en Castilla
va esparciendo la semilla
a voleo con la mano.
Lo mismo que hace el cristiano
que a Dios no ha visto y le reza
y espera de su grandeza
que llegado el mes de abril
le riegue con aguas mil
la madre naturaleza.