Triste y sola en el fondo de una armario una mota escondida y solitaria va a la espera que acabe su mal fario descontando una fecha al calendario elevando a su dios una plegaria.
El ser que habita en mi, el que es mi amigo, el mismo, el que me sigue la corriente, o me hace padecer cual penitente, algunas veces, ¡ay! me da su abrigo y hay otras que anda ausente.
Una vez hubo un Partido, fue Podemos pa' más señas, que llevaba en sus enseñas a un tal cielo prometido. Como quiera que el tendido tal promesa la anhelaba...
Pues yo salí a bailar y no sabía, después me eché a nadar, casi me ahogo, me puse allí a cantar con mi osadía, y un tonto al contemplar como sufría me dijo deja ya, no hagas el bobo.
Ya no puedo vivir ni respirar, no me sirven las letras de consuelo, la pasión ya no encuentra en mi el anhelo pues no tengo a ninguno a quien amar y en la noche me angustio y me desvelo.
De joven yo estudiaba el esperanto, ponía mi ilusión, intento vano, de hacer que todo el mundo hable en cristiano. Tan poco ello duró que el camposanto muy pronto lo arrastraba de la mano.