Un día llegará que Hacienda quiera, de la empresa he de hacer tabula rasa, pondré en un gran letrero: "se traspasa" o "se vende" por si comprar quisiera,
Aún sigue ocupando un cargo de prestigio, tiene su silla, su escudo, su estandarte, la recompensa y honor a su servicio, de Consejos, mas de mil, formando parte.
Yo, que siempre he vivido entre tinieblas, en un bosque de incertidumbres lleno en el que todo el ambiente huele a heno y el viento más audaz pone las reglas.
Si con uno basta y sobra, ¿para qué tantos idiomas? Lo cierto es que es una obra que más que comunicar lo que intenta es evitar que otros gusten lo que comas.
El que escribe, Donaciano,
como el labriego en Castilla
va esparciendo la semilla
a voleo con la mano.
Lo mismo que hace el cristiano
que a Dios no ha visto y le reza
y espera de su grandeza
que llegado el mes de abril
le riegue con aguas mil
la madre naturaleza.